Vida Nueva y el hombre viejo
Una de las cosas más desagradables de los (malos) políticos es su tendencia a utilizar un doble lenguaje: decir una cosa cuando en realidad quieren decir la contraria, elogiar en apariencia a quien hacen todo lo posible por destruir, prometer lo que no tienen ninguna intención de cumplir y usar palabras bonitas para enmascarar los desastres que muchas veces ellos mismos han contribuido a producir. No es extraño que la opinión de los españoles (y, en general, de todo el mundo) sobre los políticos sea pésima.
Si esta tendencia es deplorable en los políticos, que algunos eclesiásticos actúen así resulta aún más injustificable. Cuando algunos siervos de Aquel que es la Verdad utilizan un lenguaje destinado a ocultar esa Verdad, a insinuar en lugar de decir con claridad y a socavar la enseñanza de la Iglesia sin que se note demasiado, es difícil no pensar en sal que se ha vuelto sosa y que sólo sirve para tirarla y que la gente la pisotee.
Siento el tono tristón, pero no he podido evitarlo tras leer el Editorial que ha publicado la revista Vida Nueva sobre el último documento de la Conferencia Episcopal Española, la instrucción pastoral “Jesucristo, salvador del hombre y esperanza del mundo”, en la que los obispos españoles recuerdan la fe católica acerca de Cristo y rechazan los errores más extendidos en España sobre el tema.
Comienza Vida Nueva criticando el lenguaje del documento y que “se revela complejo para responder a los fines apostólicos de una instrucción”. Es comprensible que algo así se critique. La claridad siempre es deseable, aunque también es cierto que hay cuestiones complicadas que requieren explicaciones y matizaciones prolongadas, sobre todo para refutar errores sutiles e insidiosos. Basta leer a San Pablo para darse cuenta de ello. A pesar de la dificultad de algunas de las cartas paulinas, dudo que Vida Nueva se atreviera a decir que el lenguaje del Apóstol no respondía a los “fines apostólicos” de su misión, ya que no resultaba “accesible para sus destinatarios”.
En cualquier caso, la crítica de la complejidad de la instrucción por parte de la revista no es más que un precalentamiento, así que vamos a pasar a “otras preocupaciones de fondo” que el documento provoca en Vida Nueva. Aparentemente, no les gustan “los temas abordados y su perspectiva”. En un claro ejercicio de doble lenguaje, esos temas abordados no se detallan, quizá porque hacerlo sería demasiado revelador. Veamos el índice del documento: “I. Jesús, Hijo de Dios encarnado, revelador del origen y destino del ser humano. II. Jesucristo revela la verdad de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo. III. Jesucristo, Salvador universal. IV. El encuentro con Jesucristo Redentor, principio de renovación de la vida cristiana y meta del anuncio evangélico”. Dudo que se pueda reprochar a estos temas algo que no sea su carácter claramente católico, el cual, comprensiblemente, resultará demasiado poco secularizado para los defensores de un cristianismo vergonzante y rendido a las exigencias del mundo.
En ese contexto, el Editorial afirma que “echa en falta un retrato poliédrico del Redentor, por ejemplo, a la manera de Benedicto XVI en su trilogía, que expone argumentos en profundidad para un preciso conocimiento del Hijo de Dios desde una redacción accesible a todos”. Uno pensaría que es una maravilla que se cite a Benedicto XVI, hasta que se da cuenta de que esa mención es uno de los ejemplos de doble lenguaje de los que hablábamos: se menciona a Benedicto XVI única y exclusivamente para desautorizar a los obispos. El texto citado de Benedicto XVI es un texto exegético-teológico, escrito como teólogo privado y no como Papa, es decir, un texto no magisterial y que, por lo tanto, tiene otras preocupaciones, otro lenguaje y un planteamiento como algo que se propone y no que se enseña. Este enfoque, que es muy apropiado para un texto teológico, no sería apropiado en un texto magisterial… tal como claramente muestran los textos magisteriales de Benedicto XVI y sus textos como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, que son muy diferentes (y que cita repetidas veces el mismo documento episcopal criticado por la revista).
También critica Vida Nueva que “en la instrucción publicada, se dibuja al Salvador por contraposición a las “desviaciones” del dogma de Cristo, a través de un repaso a las visiones erróneas ya condenadas aquí y en Roma, como el reduccionismo histórico, la cristología adopcionista y arriana…”. Observemos cómo la revista parece ser incapaz de decir “enseñanza de la Iglesia” y, cuando se refiere a ella, elige expresiones negativas, como “condenas” realizadas “aquí y en Roma”. En otro Editorial de diciembre se caía en lo mismo, esperando que el futuro documento reflejara una “Iglesia madura alejada del pensamiento único y liberada de hipotecas condenatorias del pasado”. De forma insidiosa, en vez de hablar de doctrina católica se prefiere la expresión “pensamiento único” y en lugar de referirse a los dogmas infalibles de la Iglesia y la misión del Magisterio de advertir sobre el error se habla de “hipotecas condenatorias del pasado”. Si esto no es, a la vez, pésimo periodismo y pésimo sentido católico, no sé lo que es.
El párrafo siguiente del Editorial resulta verdaderamente increíble:
“La relevancia dada a estos puntos puede dar la sensación de que el común de los cristianos vive en una amenaza constante de concepciones subjetivistas y relativistas de la fe, algo que no parece percibirse en el día a día de parroquias, comunidades y movimientos”.
¿Vida Nueva se sorprende de que los obispos den relevancia al hecho de que algunos teólogos y fieles tengan tendencias arrianas, es decir, en realidad no crean en la divinidad de Cristo? ¿A qué van a dar relevancia entonces? No sé qué pensará Vida Nueva de San Juan y la relevancia que daba insistentemente a ese mismo tema: Todo aquel que confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios (1Jn 4,15) pero ¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Ese es el anticristo, el que niega al Padre y al Hijo. Todo aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. (1Jn 2,22-23). ¿Será que el Discípulo Amado estaba atado por las “hipotecas condenatorias del pasado” y vivía inmerso en el “pensamiento único”?
Por otra parte, la afirmación de Vida Nueva resulta especialmente asombrosa después de haberse quejado dos párrafos más arriba de que la instrucción no invitaba a “encontrar una semblanza de Jesucristo”. Digo yo (y diría cualquiera no contagiado por el virus del doble lenguaje) que una semblanza de Jesucristo, para no ser incompleta, tendrá que incluir el pequeño detalle de que se trata de Dios encarnado y, a semejanza de San Juan, deberá advertir a cualquiera que lo niegue (aunque sea un teólogo) que la triste verdad es que no conoce ni al Padre ni al Hijo.
En cuanto al resto del párrafo, es inevitable pensar que o bien el autor no ha visitado en su vida una parroquia o bien está completamente ciego (y, como dice el Evangelio, ya sabemos lo que pasa cuando un ciego guía a otro ciego), porque si hay un hecho objetivo evidente es que los católicos españoles tienden a las “concepciones subjetivistas y relativistas de la fe”. Basta hablar dos minutos con prácticamente cualquier católico a la salida de Misa, para darse cuenta de que una gran mayoría tiene opiniones casi indistinguibles de las del Mundo relativista: votan a partidos abortistas, apoyan los experimentos contrarios a la ley natural, consideran a Cristo como un mero profeta o revolucionario, reducen el cristianismo a ser buena persona, están contentos de ser católicos siempre que no les toquen el bolsillo y piensan que todas las religiones son igualmente verdaderas.
Curiosamente, aquí ya no se cita a Benedicto XVI, que dedicó en buena parte su pontificado a luchar contra el relativismo, ni mucho menos a San Juan Pablo II, que combatió el subjetivismo en la encíclica Veritatis Splendor. ¿Será que la cita anterior de Benedicto sólo era una excusa?
A continuación, Vida Nueva cita a otro Papa, esta vez el actual, pero de nuevo de forma maliciosa: “como apunta el Papa, urge ‘guardarnos de una teología que se agota en la disputa académica o que contempla la humanidad desde un castillo de cristal’”. Esta cita sólo se usa para beneficiarse del prestigio papal sin tener en cuenta en lo más mínimo lo que dice el Papa. Si analizamos la cita, veremos inmediatamente que, si hay alguien que contempla la humanidad “desde un castillo de cristal”, es el autor del Editorial de Vida Nueva. ¿Qué otra persona afirmaría sin ruborizarse que el subjetivismo y el relativismo son desconocidos entre los católicos españoles? Es difícil imaginarse alguien que viva más lejos de la realidad. También conviene señalar que, una vez más, Vida Nueva es incapaz de hablar positivamente de la enseñanza de la Iglesia que nos ofrecen los obispos y la asimila a la mera “disputa académica” de la que hablaba el Papa, como si el hecho de que Cristo es Dios, la única Verdad y la Luz del mundo fuera una mera cuestión para los estudiosos. A otro perro con ese hueso.
Asimismo, el Editorial critica las menciones de algunos de los errores cristológicos más extendidos en España, junto con algunos teólogos que los han difundido, como Queiruga. Según Vida Nueva, estas menciones no van “en la línea de Francisco” de promover “el diálogo constructivo, respetuoso y paciente con los autores”.
El diálogo, como tantas veces señaló Benedicto XVI, sólo es posible sobre el fundamento de la Verdad. No existe otro cimiento para un diálogo fructífero. Por lo tanto, el diálogo entre católicos forzosamente implica aceptar la enseñanza de la fe católica, que está encomendada de modo especial a los obispos. Recordar esa enseñanza como presupuesto insustituible (junto con el rechazo de los errores contrarios y sus defensores) no sólo no impide el diálogo, sino que es necesario para hacerlo posible. Tampoco aquí, sin embargo, se cita a Benedicto XVI, quizá porque varias de esas “menciones” de teólogos equivocados criticadas por Vida Nueva (como Roger Haight y Jacques Dupuis) corresponden a citas del cardenal Joseph Ratzinger como Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
No podía faltar, por supuesto, una apelación demagógica a los pobres: “esta actitud defensiva dista también del tono de la actual hoja de ruta del Episcopado Iglesia, servidora de los pobres”. Cualquier católico sabe que una parte fundamental del servicio a los pobres al que están llamados los obispos consiste en defender a esos pobres fieles de los lobos que amenazan el rebaño y que los extravían lejos de la fe de la Iglesia. En cualquier caso, la finalidad de esta frase parece residir en la introducción de la palabra “tono”, que es una de las preferidas del doble lenguaje, porque resulta ideal para insinuar en la penumbra, sin descender nunca al campo de los argumentos y de la verdad. La luz brilló en la tiniebla y los hombres prefirieron las tinieblas a la luz.
El párrafo siguiente es, cuando menos, sorprendente:
“Nadie cuestiona la necesidad de alertar de los peligros y reivindicar la unidad y la integridad de la fe, como se hace al abordar la virginidad de María o la Resurrección. Es más, resulta indiscutible esta misión de los obispos y de Doctrina de la Fe, como un delicado, difícil y poco grato servicio al Pueblo de Dios”.
Después de leer los textos precedentes, habrá que decir más bien que nadie cuestiona esa necesidad… excepto este mismo Editorial y los anteriores sobre el mismo tema de Vida Nueva, que han criticado las “condenas”, las “hipotecas condenatorias del pasado”, el “pensamiento único” contrario a una “Iglesia madura”, la “actitud defensiva” de la doctrina de la Iglesia y en general los temas del documento episcopal (que son los fundamentales de la enseñanza católica), a la vez que elogian incesantemente a los teólogos corregidos por ese Magisterio de los obispos, como Queiruga o Pagola (de hecho, la propia revista sugiere como lecturas relacionadas con el Editorial un artículo de cada uno de esos teólogos). Es difícil interpretar este párrafo como algo que no sea un pobre intento de dar una de cal y otra de arena, para mantener una apariencia de moderación que, sin embargo, es refutada por los hechos. Obras son amores y no buenas razones.
El último párrafo pone el broche final al relativismo y subjetivismo del que Vida Nueva se ha constituido en abanderada:
“Pero cabe preguntarse si no ha sido esta una ocasión perdida para […] responder a la pregunta fundamental para cualquier católico, que no aparece en esta instrucción sobre Jesucristo: ‘Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?’”.
Como ya mostramos en un artículo anterior, ese pasaje evangélico enseña de forma clara y directa que la respuesta adecuada a esa pregunta es la fe de la Iglesia proclamada por Pedro y no las opiniones personales de cada uno (que, según el Evangelio, son las que se equivocan: unos dicen que Elías, otros que Juan Bautista, otros Jeremías o unos de los profetas…). Por lo tanto, los obispos, al recordar la fe de la Iglesia sobre Jesucristo lo que han hecho es precisamente poner en práctica lo que pide ese texto del Evangelio. En cambio, Vida Nueva, con su crítica de esa enseñanza eclesial de los obispos, se pone de lleno en el campo de los que prefieren su propia opinión, sus ideas preconcebidas, “su” verdad relativista, que acaba en el Jesús de Queiruga, en el Jesús de Pagola, el Jesús de Haight, el Jesús de Dupuis y un largo etcétera, todos ellos ajenos al verdadero Cristo, proclamado por la Iglesia.
Vida Nueva pretende dar la imagen de revista moderada, si bien resulta bastante claro que esa moderación, en realidad, consiste en utilizar un doble lenguaje que le permita dejar de lado todo lo que le resulte incómodo o pasado de moda en la enseñanza de la Iglesia y el magisterio de los obispos, pero sin perder su estatus eclesial. La equidistancia de la que hace gala parece, más bien, una equidistancia imposible entre la verdad y el error, la doctrina católica y el relativismo, la luz y las tinieblas, el Mundo y el Reino de Dios.
En eso precisamente radica su (modesto) éxito, ya que esa equidistancia coquetea con los errores del momento y halaga los oídos de quienes caen en ellos y no soportan la verdad. En ese sentido, me temo que el doble lenguaje llega al propio título de la revista, porque, en vez de proclamar la vida nueva que nos ha traído Cristo, se afana en repetir las cansadas ocurrencias del hombre viejo, que piensa como el Mundo, actúa como el Mundo y, como ese mismo Mundo, se muere por falta de Cristo.
46 comentarios
Y que eche en falta "un retrato poliédrico del Redentor"
Y "el diálogo constructivo,respetuoso y paciente" con promulgadores de herejías.
Y que sí, pero a veces no; pero entendiendo lo que hay que entender; y que me vengo arriba con lo que tú sabes. Pero hay que ser guay; a ver si lo conseguimos y nos perdonan la vida.
¡Esto es claridad, leñe!
¿Vita nova aut mors antiqua?
Con el producto nacional, me basta y me sobra, gracias. Ya nos enviaron ustedes a Sor Lucía Caram.
Para ciertos discursos, la claridad es como el ajo para los vampiros. Pueden aconsejarla a los demás, pero no probarla.
Gracias.
Gracias por el comentario. Tienes toda la razón.
Yo me refería a la frase evangélica si un ciego guía a otro ciego, los dos caerán en el hoyo (que más que metafórica tiene un sentido espiritual muy claro). Sin embargo, al introducir torpemente "de nacimiento", pareció que la referencia fuera al milagro que realizó Jesús haciendo barro en el suelo y poniéndoselo en los ojos al ciego.
Reformulo para que quede claro.
Dos palabras, dos mentiras, ni es vida ni es nueva, es apostasía casposa con sandalias, de los 60.
No pieso perder ni un segundo de los que me quedan mirando eso. Bastante bien lo retratas ya.
La reconozco, lo otro es el relativismo, totalitario, fanático, buenista, que inunda todo.Lo mismo a todos los integrantes del Blog, le pido perdón al Dr Forment, porque no puedo leer en la computadora, sus articulos son para que los impriman justamente hombres de la Iglesia.Y al Padre Iraburu, la Seguridad del Divino Magisterio.
Que Dios te bendiga y lo haga con la Iglesia.Saludos a todos los miembros de la página, he de estudiar, apareceré de vez en cuando!!!
La Responsabilidad de los obispos empemzando por el Papa, es muy grande se la Verán con Dios de terrible Majestad!!!No Jesusito.
Me quiero morir en la Verdad, sin verdad el amor al prójimo, el bien comun es un cuento de Mafalda-
He leído siete u ocho veces este párrafo:
“Nadie cuestiona la necesidad de alertar de los peligros y reivindicar la unidad y la integridad de la fe, como se hace al abordar la virginidad de María o la Resurrección. Es más, resulta indiscutible esta misión de los obispos y de Doctrina de la Fe, como un delicado, difícil y poco grato servicio al Pueblo de Dios”.
O no soy capaz de interpretarlo correctamente o está diciendo que alertar de los peligros y reivindicar la integridad de la doctrina es un servicio poco grato.
De todas formas hay motivos para la esperanza. En todo el editorial no han utilizado ni una sola vez la palabra "transversalidad". Y eso de agradecer.
La excusa del "tono" ya cansa. A ver si de una buena vez nos fijamos más en lo que se dice que en el supuesto "tono" con que se lo dice. Dos más dos es cuatro, en cualquier tono que se diga.
Muy bueno. Nunca se me había ocurrido interpretar ese texto así, pero es muy apropiado. De alguna forma, el afán de novedades es primo hermano del ateísmo y la increencia, porque desprecia la Revelación e intenta crear otra a su medida.
Te sientes interpelado y contestas, y si tu respuesta es la de Pedro, ya sabes por qué eres católico.
Si se contesta lo mismo con matices que a otros pueden parecer heterodoxos (puede que lo sean o puede que no), pues eso es problema de cada cual, siempre y cuando no se quiera vender como teología oficial católica lo que no lo es. Cada cual que se reconozca o no como cristiano y católico en la respuesta que da. Y eso es todo.
Paz y bien.
"En todo el editorial no han utilizado ni una sola vez la palabra "transversalidad". Y eso de agradecer".
Je, je. Las cosas podrían estar aún peor.
No me resisto sin embargo a comentar que a los judaizantes les parecía que el heterodoxo amante de novedades era Pablo. Por eso mismo yo no voy a juzgar heterodoxias ajenas, ellos sabrán lo que contestan a la pregunta de Jesús ¿quién soy yo? y a mí no me consta en la mayor parte de los sujetos acusados de supuestas heterodoxias que contesten nada distinto a Pedro.
Pero para aclarar las cosas agradezco a la Iglesia que exponga la doctrina cristológica y ojalá se trabajara para simplificar y hacer llegar la esencia del contenido del texto a todos -no será tan difícil ni tan técnico, digo yo.
Nadie.
Nadie puede afirmar eso.
El relativismo y el subjetivismo están por todas partes.
Gracias a Dios.
Porque el mundo es relativo y las persona somos sujetos y no objetos.
Por eso soy relativista y subjetivo.
Y ciertamente me parece mejor que ser rigorista y fanático
"El mundo es relativo"
Hasta donde puedo ver, eso no significa nada. Ya sé que el hombre moderno (Homo progressisticus, Comt.) ha abandonado los argumentos racionales como vestigios obsoletos de un pasado religioso felizmente superado y prefiere comunicarse por medio de palabras talismán y otros gruñidos metalógicos, pero si quiere que le entendamos tendrá que abajarse al nivel de este blog vetusto y carpetovetónico.
"Por eso soy [...] subjetivo"
De nuevo, confieso mi impotencia ante una sabiduría tan elevada que, en la práctica, resulta indistinguible de balbuceos inarticulados. Quizá pueda iluminarnos sobre lo que quiere decir.
El relativismo y la subjetividad vienen disfrazados de flexibilidad y misericordia pero en esencia no son más que el culto al yo; por eso el sentido común es percibido por sus defensores casi como una afrenta personal.
Los relativistas parecen decir que respetan tus ideas tanto como las suyas, pero lo que en realidad sostienen es que tienes que respetar sus postulados sin solicitar explicación alguna.
Buena frase.
Supongo que "el mundo es relativo" intentaba expresar la idea de que la realidad se comprende de forma relativa, en relación, teniendo en cuenta en cada caso determinados contextos y perspectivas.
Pero lo cierto es que la realidad sólo es relativamente relativa, pues 2+2 serán 4 en base 10 y serán 10 en base 4, pero nunca al revés. La realidad es la que es, y lo que expresamos sobre esa realidad puede ser verdadero o falso. La forma de explicar la realidad es la que puede variar, pero no de cualquier manera, sino de acuerdo con parámetros absolutos que condicionan su aparente relatividad.
Lo que sí es cierto es que algunos creen que tener en cuenta el contexto, la perspectiva, la base desde la que se opera es "relativismo" y si alguien dice que 2+2 = 10 le acusan de relativismo sin fijarse en que opera en base 4, y por tanto lo que dice es absolutamente cierto, en ese contexto.
Todo es absolutamente "relativo" y relativamente "absoluto" desde nuestra situación concreta, porque no podemos abarcarlo todo ni situarnos simultáneamente en toda clase de contextos y perspectivas.
Y lo mismo ocurre con el subjetivismo: es cierto que somos sujetos y nos enfrentamos a la realidad desde nuestra peculiaridad subjetiva, pero la contrastamos con otras circunstancias diferentes de nuestra propia subjetividad, y sobre todo, con la comprensión de la realidad de otros sujetos. De este modo podemos comprender "objetivamente" la realidad y comprobar si esa comprensión funciona en el mundo exterior y no sólo en el interior.
No sé si se entenderá lo que quiero decir, pero a mí me ha servido para aclararme por qué no es relativismo todo lo que lo parece.
En cuanto a respetar a las personas, discutir las ideas de otro no implica menos respeto a la persona, sino más respeto a la verdad y por tanto también a todas las personas a las que se cree en disposición de buscarla.
Parece que expresar de forma sencilla las cosas causa tribulación en mentes tan complejas como la suya.
Que el mundo es subjetivo lo explicaba Max Planck así; "Considero a la materia como derivada de la conciencia. No logramos ponernos detrás de la conciencia. Todo lo que hablamos, todo lo que consideramos como existente, postula la conciencia. "
Es decir que la materia en realidad no forma parte de la realidad. Es decir que la realidad no existe y que el observador interfiere en lo observado o como decía Demócrito: nada es todo fluye.
Y respecto a que somos subjetivos es que no existen las verdades objetivas o como decía mi abuela todo depende del crsital que uno pone ante los ojos.
Roblete
Se equivoca en una cosa, yo no disfrazo mi subjetivismo y ralativismo de nada. Afirmo que lo soy.....y que su rigorismo y verdad me trae sin cuidado
El problema, me temo, no está en la sencillez, sino en las contradicciones intrínsecas.
Por ejemplo, decir que "la materia no forma parte de la realidad" y que "el observador interfiere en lo observado" son afirmaciones contradictorias. Si la materia no es real, no se puede observar ni interferir en ella.
Decir que "no existen verdades objetivas" es exactamente lo mismo que decir que no existen verdades. Y, si no existen verdades, esa frase tampoco es verdadera. Luego todo lo que dice carece de sentido.
Por supuesto, la misma frase de "la realidad no existe" es como una bomba nuclear suicida de los argumentos: algo tan absurdo y contradictorio consigo mismo que por sí solo invalida cualquier otra cosa que se diga. La realidad es lo que existe. Decir que la realidad no existe es como decir que lo que existe no existe. ¿Y qué significa eso? Nada en absoluto. Mero ruido.
Eso sí, le reconozco un gran mérito a su comentario. En unas pocas líneas, ha plasmado de forma magistral el legado de la posmodernidad: gruñidos de desesperación y el eco de monstruos en la oscuridad.
Un saludo.
Con qué arte le han dado, o por mejor decir, ¡ Con qué arte le han tumbado!
Me parece un tema importante y me gustaría saber si estoy equivocada en qué es, desde el punto de vista de unos y de otros, porque intento comprender lo que dice la gente y en qué pueden tener razón o no cada cual incluyéndome yo misma.
Confieso que a veces más que entrar para ver el artículo, entro para ver tus respuestas a los protestantes (en su sentido auténtico de protestar) del pensamiento. "Eco de monstruos en la oscuridad" es algo que dejo anotado en la libreta. Por lo demás, siempre un gusto leerte.
Algunos apuntes:
"la idea de que la realidad se comprende de forma relativa, en relación"
Eso es una tautología. Comprender algo, por definición, es relacionarse de una forma específica con ese algo. Nadie pone eso en duda ni nada tiene eso que ver con el relativismo, que es algo completamente diferente, que afirma o bien la relatividad de la verdad misma (relativismo teórico) o la imposibilidad de llegar a una verdad que no sea "relativa" (relativismo práctico).
"2+2 serán 4 en base 10 y serán 10 en base 4, pero nunca al revés"
Tampoco esto tiene que ver con el relativismo ni con lo que se discutia, porque se refiere a la forma de expresar algo, que es necesariamente convencional. Igual que perro en inglés se dice "dog" y no "perro". Eso se refiere al significante y no al significado, que es a lo que se refiere el relativismo.
"Todo es absolutamente "relativo" y relativamente "absoluto" desde nuestra situación concreta"
Eso no significa nada. Es como decir que algo es grandemente pequeño o pequeñamente grande. Los conceptos contradictorios no pueden usarse juntos en un argumento racional, sólo son útiles como metáfora u oxímoron literario.
"porque no podemos abarcarlo todo ni situarnos simultáneamente en toda clase de contextos y perspectivas."
Eso es una muestra de nuestra limitación creatural, no tiene que ver con la relatividad de la verdad.
Lo mismo con lo del subjetivismo. Que comprender algo es relacionarse con algo y que los seres humanos somos sujetos es cierto, pero también es una obviedad. No hay nadie que lo niegue, de modo que no añade a una discusión sobre el relativismo, porque todo el mundo está de acuerdo con eso. Es decir, lo que se discute es algo diferente.
Saludos.
Pues lo cierto es que yo he intentado acercar posturas a partir de algunas obviedades que a veces no son tan obvias.
Por ejemplo, me preguntaba si la frase de Javier Ejías sobre el mundo relativo no quería decir en el fondo que nuestra forma de conocer la realidad no se identifica con la realidad misma.
Me gustaría también conocer la opinión de Javier sobre mi "tautología" puesto que era un intento de comprender lo que él quería decir.
De acuerdo en que la parte de mi frase que señalas es una tautología, pero creo que si no la cortamos ahí, queda claro que me refiero a la "obviedad" completa: "Supongo que "el mundo es relativo" intentaba expresar la idea de que la realidad se comprende de forma relativa, en relación, teniendo en cuenta en cada caso determinados contextos y perspectivas."
Me alegra saber que estás de acuerdo con esto, aunque sea obvio, pero a mí me parece que es la razón por la que Javier afirma que no se puede eliminar la subjetividad y que siempre será un conocimiento relativo.
Cuando en realidad la conclusión debía ser que si tenemos en cuenta los diferentes contextos y las diferentes perspectivas logramos superar la subjetividad y la aparente relatividad.
Lo de 2+2 = 10 sólo quería ser un ejemplo de cómo no tener en cuenta el lenguaje de nuestro interlocutor nos puede llevar a una conclusión errónea, pero que existan diferentes lenguajes no significa que la realidad sea relativa sino que nos podemos referir a ella de distintos modos, según la "convención" dice Bruno. OK. Pero es frecuente que "absolutistas" y "relativistas" discutan sin tener en cuenta esta "convencionalidad".
Por otra parte no creo que significado y significante se puedan separar ni entre sí ni del sistema lingüístico al que pertenecen. En el caso de perro y dog se corresponden con un mismo concepto, pero en otros casos faltan los conceptos en una de las lenguas -hay alguna tribu sin conceptos matemáticos que no tienen un número ocho que se corresponda al eight o al 8, por ejemplo.
La cuestión es que por ejemplo en el último comentario de Javier, lo que dice Max Plank se entiende y creo que es cierto, pero no en el sentido que le da Javier en la última parte de su comentario.
Creo que pueden existir puentes y me gustaría ver voluntad de entendernos.
Despedida cordial
Olvidaba decir que esa es la razón por la que en mi oxímoron las palabras "relativo" y "absoluto" están entrecomilladas.
Pero Javier tiene ahora la pelota en su tejado y él verá si a él tampoco le interesa tender puentes o si está dispuesto a aproximarse a su relatividad desde otro punto de vista diferente y sacar conclusiones diferentes.
Según ella su error mayor había sido abandonar a su marido por un señor muy pinturero que la engañaba con todas y del que no se pudo desprender nunca porque dependía de su dinero para vivir ella y sus hijos. Hasta aquí se entiende. Seguía diciendo que, si volviera a nacer, sería puta ya que de esa manera sacaría dinero a los hombres y si te he visto no me acuerdo.
¿Realmente se necesita llegar a los setenta años para tan peregrina conclusión?
Pero eso es lo que a ella le dictaba la experiencia, según su propio saber y entender.
Yo, ya con dieciséis años, entendí que la experiencia no lleva necesariamente a la sabiduría, pero es posible que esté equivocada y la señora fuera sabia, subjetivamente hablando.
Pero me temo que me veo en la necesidad de aclararle -y con esto doy por terminado el tema por mi parte- que aunque estoy muy de acuerdo con usted en que si eliminamos la objetividad pasarían todas esas cosas, lo que no entiendo es por qué me lo dice a mí, puesto que en ningún momento me he mostrado partidaria de eliminar la objetividad.
Esto es lo que quería dejar claro, pues como se dirige a mí, tal vez alguien pueda pensar que tiene algo que ver con lo que yo he dicho. Reléanlo por favor, pues si bien estoy de acuerdo con Bruno en que lo que he dicho son verdades obvias, y también estoy de acuerdo en que para nada estaba defendiendo el relativismo, creo que sí tenía bastante que ver con el tema.
Lo que intentaba defender era precisamente la búsqueda de la verdad objetiva, en tanto en cuanto podemos conocerla, partiendo de la subjetividad y las circunstancias concretas de cada cual para superarlas.
Lamento si no se me ha entendido apropiadamente, pero yo no he dicho jamás que se elimine la objetividad ni sé de dónde puede haber salido esa idea.
Sólo termino recordando que mi nick no dice que mi verdad me hará libre sino que "La verdad nos hará libres" Y es una frase que evidentemente no es mía, y en la que creo firmemente por venir de quien viene.
Paz y bien y despedida cordial.
El resto eran obviedades que no siempre se tienen en cuenta y precisamente por eso con frecuencia se producen malentendidos.
Un saludo cordial y hasta otra.
Laudetur Iesus Christus.
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