San Pío X y el modernismo de hoy
Por fin se ha publicado el libro San Pío X. El Papa Sarto, un papa santo, una vida de este Papa muy sencilla y fácil de leer, escrita por F.A. Forbes. Estos días, releyéndola, he estado pensando en las intuiciones teológicas de este gran Papa y en el valor que pueden tener para nosotros hoy. A mí me asombra la clarividencia que tuvo al señalar los grandes peligros de la nueva herejía que surgió en su tiempo y que denominó “modernismo”.
Digo que me asombra porque San Pío X no fue un gran teólogo. Era de familia humilde y tuvo que depender de la caridad de otros para estudiar en el seminario. Disfrutó enormemente de su labor como cura rural y, durante toda su vida, el trato directo con los fieles siguió siendo esencial para él, incluso como Patriarca de Venecia o posteriormente como Papa. Estudió la Teología con ahínco, ciertamente, pero nunca se dedicó a ella, sino que sus cargos siempre fueron pastorales. Fue un Papa misericordioso y “con olor a oveja”, como diría el Papa Francisco.
A pesar de no ser un gran teólogo o quizá precisamente por ello, supo reconocer el potencial destructivo que tenía el modernismo, al que denominó “conjunto de todas las herejías”. Los modernistas se burlaban de aquel santo Papa, diciendo que no era más que un simple cura de aldea, pero supo diagnosticar certeramente los errores de sus argumentos. Con ello, demostró que la fe no es cuestión de expertos, de modas ni de progresos y que el Espíritu Santo no abandona a su Iglesia.
Si repasamos los errores modernistas que condenó San Pío X, veremos que, desgraciadamente, siguen muy presentes entre nosotros. Los modernistas despreciaban la Tradición, considerando que el progreso teológico o científico era lo que llevaba gradual y necesariamente hacia la verdad, mediante la evolución del significado de los dogmas. Asimismo, exigían la democratización de la Iglesia, la abolición del celibato sacerdotal y la separación entre la vida cívica de las personas y su cristianismo, que correspondía al ámbito privado y no público. Es decir, exactamente lo que vemos hoy en día en multitud de autores, clérigos, grupos y portales que no se llaman a sí mismos modernistas, pero sí progresistas.
En lo referente a la Escritura, los modernistas popularizaron la idea de que gran parte de los Evangelios eran invenciones, relatos no históricos o simple reflejo de la experiencia de la primera comunidad, especialmente el cuarto evangelio, que según ellos no relataba hechos históricos, sino que era una meditación teológica. Y, por supuesto, las extendidísimas ideas de que Cristo no tenía muy claro que él era Dios y ni siquiera el Mesías, o que la Resurrección fue algo meramente espiritual y no histórico, de manera que Cristo, más que resucitar, “sigue vivo” en Dios o en el recuerdo de sus discípulos. Es inmediatamente evidente que todas estas cosas y otras similares se encuentran en las páginas de autores como Pagola, Queiruga o Pikaza y, desgraciadamente, en la mente de la mayoría de sus lectores, tanto sacerdotes como monjas o seglares. El otro día, hablábamos precisamente de estos temas en el blog.
También en tiempos de San Pío X comenzaban ya los modernistas a negar doctrinas que les parecían “demasiado católicas” como la muerte expiatoria de Cristo. A la vez, defendían que el sacerdocio era un invento de la Iglesia y no una institución de Cristo o incluso que Jesús no había querido fundar una Iglesia. De nuevo, podemos encontrar las mismas afirmaciones en cualquier libro de los citados, en cualquier blog de curas casados,
En moral, el Papa condenó la idea de los modernistas de que la Iglesia tenía que abandonar la moral tradicional, porque esa moral no podía “conciliarse con el progreso moderno”, y de que, para que el catolicismo se conciliara con la ciencia, debía transformarse en un “cristianismo no dogmático, es decir, en protestantismo amplio y liberal”. Es difícil no reconocer la misma tendencia en tantos que piden que reforme la moral católica para adaptarla a los gustos y “necesidades” de los hombres de hoy, que buscan introducir de alguna forma el divorcio, que hacen la vista gorda ante la anticoncepción, que manifiestan que el aborto es una cuestión personal o que defienden sin rubor que lo verdaderamente importante es el dinero y que las empresas deben regirse únicamente por criterios económicos y no morales (así es, modernistas los hay de todos los pelajes políticos).
Por supuesto, uno de los principales dogmas modernistas era que los católicos no tenían por qué aceptar internamente la doctrina de la Iglesia. Con una frase especialmente acertada, el Papa describía la actitud de los modernistas (de ayer y de hoy) ante la corrección por parte de la Iglesia: “Finalmente, ¡cosa que pone horror a todos los buenos!, si la Iglesia condena a alguno de ellos, no sólo se aúnan para alabarle en público y por todos medios, sino que llegan a tributarle casi la veneración de mártir de la verdad”. Son líneas que podrían haberse escrito ayer. Sobrino, Queiruga, Boff, Pikaza, Pagola, Küng y tantos otros siguen dando conferencias, cursos y charlas en parroquias, colegios y universidades católicas, sus libros se venden en librerías católicas y son leídos por infinidad de sacerdotes y religiosos.
Con esa intuición teológica que mencionaba al principio, el Papa dio exactamente en el clavo al señalar que todas estas desviaciones se debían a una mentalidad que tenía “por maestra y guía a una filosofía que reconoce su origen en la negación de Dios” y a que los modernistas se habían puesto “a sí mismos como norma de criterio”. El relativismo subjetivista moderno y la asunción acrítica de los maestros de la sospecha, como Freud, Marx, Nietzsche y sus epígonos, han dado a luz un falso cristianismo modernista, muy débil en cuanto a fundamentos pero con un fuerte odio contra todo lo que huela al auténtico cristianismo.
Al igual que sucedió con la crisis arriana en el siglo IV, la condena por parte de la Iglesia contuvo un tiempo la herejía, pero luego ésta resurgió con nuevas fuerzas y, aparentemente, se extendió victoriosa por el orbe cristiano. Es muy posible que, una vez más, para erradicarla hagan falta siglos. No debemos engañarnos. Seguimos en plena crisis modernista y cuanto antes nos convenzamos de ello, mejor. Como el arrianismo, el modernismo ataca a la raíz misma de la fe católica y no puede coexistir con ésta, pues son absolutamente opuestos.
En ese sentido, creo que es providencial que la Editorial Vita Brevis haya editado este librito con ocasión del centenario de la muerte de San Pío X. Es bueno que todos conozcamos la vida de San Pío X, para que este magnífico Papa nos guíe e interceda por nosotros en los tiempos de lucha que se avecinan y que llevan cien años preparándose. Lo vamos a necesitar.
46 comentarios
Por eso haces bien Bruno en destacar la vigencia de esa plaga llamada modernismo en nuestro tiempo. Lo curioso es que al modernismo no se le dedique una sola palabra en el Concilio Vaticano II ni en el Catecismo de la Iglesia Católica, siendo -en palabras de San Pío X- la "suma de todas las herejías", y teniendo en cuenta que su difusión,realidad y efectos terribles contra la fe en nuestros días en infinitamente mayor que a inicios del siglo XX. Y es curioso que Pablo VI eliminase el "juramento antimodernista" como si ese veneno se hubiera diluido en nuestro tiempo. Si es (y era) tan grave ¿por qué ese silencio?
Su gravedad no deja lugar a dudas. Dominique Bourmaud describe el modernismo como una corriente ideológica que supone una devastación del pensamiento racional, ya que propugna una filosofía sin ser, una revelación sin fundamento histórico y una teología inmanentista, esto es, sin Dios. El modernismo, por tanto, no destruye sólo la fe, sino el mismo pensamiento racional.
Es imposible, en definitiva, no sentir una deuda de inmensa gratitud con este Papa. Y sinceramente creo que urge resucitar la "Pascendi".
San Pío de Pietrelcina lloró su muerte. Decía que era la viva imagen de Cristo en la tierra.
En su día, un día más, se me dijo que el Hombre es el mayor generador de energía que puede existir. Y que cuando éste pecaba contra Dios, generaba tanta energía que ésta se condensaba en el cosmos en forma de carbono puro masa estelar; sea, diamante.
Y de aquí la gran barrera que a modo de frontera imposible de franquear, tanto para los vivientes de otro lado como así para los mórbidos de este lado. Y que cuando un pecador de sus pecados se arrepentía, la masa estelar que él había creado desaparecía; se desintegraba; lo que desde el otro de la frontera con grande alegría se veía.
Y no obstante, entendiendo así aquello de que había más alegría en el cielo cuando un pecador se arrepentía que cuando un justo perseveraba. Pregunté:
¿Bueno y porqué desde esta parte de la frontera no se puede ver cuando una de estas masas estelares se desintegra?
-Pues porque tanto más cercana es la masa estelar al centro del universo; y aquí la Vía Láctea donde tú estás; tanto más antigua en el tiempo es el pecado cometido. Y de aquí que los pecados de los hombres de este tiempo, se acumulan en la parte más lejana de esta frontera, es decir más cerca del Espacio de donde los ángeles moran.
Y hay pecados de los de la Cuarta y Quinta generación que son anteriores al Pecado Original en el planeta Tierra.
La terapia empleada, falible.
Así estamos.
Completamente de acuerdo.
A mi entender, la crisis de la sociedad actual y también de la Iglesia es una crisis de falta de realidad. Lo política o eclesialmente correcto sustituye a la realidad y todo el mundo hace como si lo creyera, hasta que de hecho muchos se lo creen. Pero, como dices, los hechos son tozudos y negar la realidad lleva inevitablemente a darse un cabezazo tras otro contra la pared.
¿Cuántos cabezazos harán falta para que despertemos?
Todas las terapias humanas son falibles. Pero, en cualquier caso, más vale una terapia falible que la ausencia de terapia, que es lo que parece haber sustituido a aquella.
Precisamente, el problema de la Fraternidad es no hacer bastante caso a San Pío X:
“No permitáis que vosotros mismos seáis engañados por las taimadas declaraciones de aquellos que persistentemente claman que desean estar con la Iglesia, amar a la Iglesia, luchar para que la gente no salga de ella… sino juzgarlo por sus obras. Si ellos desprecian a los pastores de la Iglesia e incluso el Papa, si intentan por todos los medios evadir su autoridad para eludir sus directivas y juicios… entonces, ¿de qué Iglesia hablan esos hombres? Ciertamente no de la establecida sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, con Jesucristo mismo como la piedra angular”.
San Pío X, discurso del 10 de mayo de 1909
Así de sencillo. Implica una crisis de identidad de lo católico en materia de fe, y una crisis de fortaleza en materia moral.
"Bruno, no es muy justo citar ese texto..."
Bueno, en su tiempo también existían esos obispos, aunque tenían más miedo de actuar así públicamente, como el arzobispo de Albi o el obispo de Tarantaise.
Dicho eso, sin duda la situación en la Iglesia es diferente y eso hay que tenerlo en cuenta, pero no se puede negar que lo esencial de lo que señalaba San Pío X sigue siendo válido, porque es válido en todas las épocas. La orden de un prelado que sea inmoral no obliga en conciencia, pero eso no es una patente de corso para no obedecer en nada a los prelados que a uno no le gustan, sustrayéndose a la autoridad de la Iglesia.
Quiero añadir, porque es de justicia, que la responsabilidad de los que causan los escándalos es mucho mayor que la de aquellos que, escandalizados, toman caminos erróneos.
"En realidad, el modernismo es la herejía más lógica..."
Sí, lo que hace el modernismo es llevar a extremo una tendencia, presente en todas las herejías, a adaptarse cada vez más al pensamiento de la época.
Hace poco, leí un texto muy bueno en que S. León lo señalaba con respecto al maniqueísmo:
"Quod in paganis profanum , quod in judaeis carnalibus coecum quod in secretis magicae artis illicitum, quod denique in omnibus haeresibus sacrilegum atque blasphemum est, hoc in istos, quasi in sentinam quamdam cum omnium sordium concretione confluxit".
El modernismo es más difícil, hoy día, de diagnosticar, porque está como oculto por la cobertura espiritualista del posmodernismo.
Podría decirse que el posmodernismo es modernismo codificado en pensamiento newager. (El católico newager por excelencia es Paulo Coelho. )
Lo cierto es que la teología modernista se haya escondida en la miniteología centrocomercialista de hoy. Curioso es comprobar que las librerías católicas han adoptado esta forma, y venden también libros de autoayuda, orientalismos, etc., sin que falten Pagola, Castillo y secuaces. Un católico newager de hoy, adepto a masajes reiki, compra un libro de Pagola y otro de Bucay y se queda tan pancho. Para él es lo mismo.
Los errores modernistas perviven, ciertamente, envueltos en una cobertura minimalista que despista de su peligrosidad.
El antropocentrismo, por ejemplo, se ha diluido en un vago yocentrismo, o mejor, autocentrismo. El zen, introducido en parroquias, ha sido el aliado posmoderno del pirronismo modernista. El racionalismo ha mutado en deconstrucción, y al auge de los sentimientos ha seguido la primacía de las sombras del inconsciente. Por eso el católico newager adora las psicologías transaccionales y las euforias del buenismo moralista.
En fin, tema complejo que da para muchos posts.
Gracias, y un abrazo en Cristo, con su Madre Inmaculada.
¡Muchas gracias por este post, Bruno!
Cito de su catecismo:
129. El Protestantismo o religión reformada, como orgullosamente la llaman sus fundadores, es el compendio de todas las herejías que hubo antes de él, que ha habido después y que pueden aún nacer pira ruina de las almas.
128. Entre otras, han sido tristemente famosas las herejías de Sabelio, que impugnó el dogma de la Santísima Trinidad; de Manes, que negó la Unidad de Dios y admitió en el hombre dos almas; de Arrio, que no quiso reconocer la divinidad de nuestro Señor Jesucristo; de Nestorio, que rehusó a la Santísima Virgen la excelsa dignidad de Madre de Dios y distinguió en Jesucristo dos personas; de Eutiques, que en Jesucristo no admitió más que una naturaleza; de Macedonio, que combatió la divinidad del Espíritu Santo; de Pelagio que atacó el dogma del pecado original y de la necesidad de la gracia; de los Iconoclastas, que rechazaron el culto de las Sagradas Imágenes y de las Reliquias de los Santos; de Berengario, que se opuso a la presencia real de nuestro Señor Jesucristo en el Santísimo Sacramento; de Juan Hus, que negó el primado de San Pedro y del Romano Pontífice, y finalmente la gran herejía del Protestantismo (siglo XVI), forjada y propagada principalmente por Lutero y Calvino. Estos novadores, con rechazar la Tradición divina, reduciendo toda la revelación a la Sagrada Escritura, y con sustraer la misma Sagrada Escritura al legítimo magisterio de la Iglesia para entregarla insensatamente á la libre interpretación del espíritu privado, demolieron todos los fundamentos de la fe, expusieron los Libros Santos a las profanaciones de la presunción y de la ignorancia y abrieron la puerta a todos los errores.
Parece mentira que sigamos tropezando con las mismas piedras una y otra vez.
Je, je. Yo he dado argumentos. Usted insultos.
Como contra los insultos no se puede responder más que con bendiciones (por cierto, que Dios le bendiga), responderé al único amago de argumento que ha ofrecido. Por supuesto que el texto no se refiere a la Fraternidad, porque la fraternidad no existía en 1909, pero eso no impide que el principio enunciado por San Pío X pueda aplicarse, de forma inmediata y evidente, a la SSPX, cuyos miembros, en su relación con la Iglesia jerárquica, "intentan por todos los medios evadir su autoridad para eludir sus directivas y juicios". En la Fraternidad podrán hablar de fines buenos y justificaciones si quieren, pero que evaden la autoridad del Papa y los obispos para eludir sus directivas y juicios es evidente. Contra facta non valent argumenta.
Saludos.
Sí, el protestantismo es la raíz del modernismo.
Es más, el modernismo es el protestantismo liberal en versión "católica".
En estos momentos era necesario que el remanente fiel se acogotara al ver el abismo delante de las narices para así comprender que tenían que dar la voz de alarma. Y la están dando. Del resto, se encargará el Señor.
Opino que estamos rodeados por todas partes de modernismo, como el General Custer y su 7º de Caballería fueron rodeados por los indios por los cuatro puntos cardinales en Litlle Big Horn. Si es preciso moriremos con las botas puestas.
Gracias por su artículo.
Yo no puedo decirlo mejor, y tomo sus palabras, y se ve la mano del Paráclito desde 1909 con el modernismo y que hace lo que puede con los mimbres que tiene en 2014:
“No permitáis que vosotros mismos seáis engañados por... aquellos que persistentemente claman que desean estar con la Iglesia… sino juzgarlos por sus obras. Si ellos desprecian a los pastores de la Iglesia e incluso al Papa… entonces, ¿de qué Iglesia hablan esos hombres? Ciertamente no de la establecida sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, con Jesucristo mismo como la piedra angular”.
San Pío X, discurso del 10 de mayo de 1909
Seguimos en plena crisis modernista y cuanto antes nos convenzamos de ello, mejor.
Rezamos pocos, y los pocos, poco.
Omnes cum Petro ad Iesum per Mariam.
In Domino.
Luis Fernando, los menos avezados podrían deducir de tus palabras que la Iglesia condena el molinismo cuando no es así. Lo que condena es la consideración del molinismo como herejía.
Luis Fernando:
Yo no he dicho que el molinismo sea una herejía. He dicho que sus consecuencias han sido y son nefastas. Y también pienso que habría sido altamente recomendable haber desaconsejado, como poco, su difusión.
Pero herejía, aunque se aleja de la enseñanza de San Agustín y Santo Tomás -como reconoció el propio Molina-, no es. Al menos todavía.
¿Qué debemos hacer?
O ¿Quién puede o debe hacer algo al respecto?
¿Cómo es posible dejar a tantas ovejas sin un "verdadero" pastor?
¿Qué argumentos tiene la iglesia para dejar que muchos sean llevados bajo engaño en 'masa' como por el flautista de Hamelin directo a la perdición?
Rezar ya lo sé, y no es poco, pero ¿habrá algo más que nos corresponda hacer y que no estamos haciendo como Iglesia que somos?
"¿Qué argumentos tiene la iglesia para dejar que muchos sean llevados bajo engaño..."
La Iglesia no es un ente abstracto. Nosotros somos la Iglesia. Lo que nos toca, como siempre, a los miembros de la Iglesia es no dejar que los hombres sean engañados y predicar a tiempo y a destiempo. Ay de mí si no anunciare el Evangelio.
Y, como usted dice, ay de mí si no rezare.
Saludos.
No es el objeto de este post criticar a la SSPX, así que le responderé pero no seguiré hablando del tema.
Si Mons. Fellay se reúne con el Vaticano para negociar de vez en cuando es, precisamente, porque se encuentra en situación de desobediencia. De otro modo, uno no "negocia" con el Papa, sino que obedece al Papa. Como decía antes, la SSPX tiene argumentos para justificar esa desobediencia (que a mí me parecen claramente insuficientes), pero lo que nadie niega, ni siquiera la propia SSPX que yo sepa, es que de hecho desobedecen.
Un saludo.
Dice:
"Para mayor claridad en materia tan compleja, preciso es advertir ante todo que cada modernista presenta y reúne en sí mismo variedad de personajes, mezclando, por decirlo así, al filósofo, al creyente, al apologista, al reformador; personajes todos que conviene distinguir singularmente si se quiere conocer a fondo su sistema y penetrar en los principios y consecuencias de sus doctrinas.
4. Comencemos ya por el filósofo. Los modernistas establecen, como base de su filosofía religiosa, la doctrina comúnmente llamada agnosticismo. La razón humana, encerrada rigurosamente en el círculo de los fenómenos, es decir, de las cosas que aparecen, y tales ni más ni menos como aparecen, no posee facultad ni derecho de franquear los límites de aquéllas. Por lo tanto, es incapaz de elevarse hasta Dios, ni aun para conocer su existencia, de algún modo, por medio de las criaturas: tal es su doctrina. De donde infieren dos cosas: que Dios no puede ser objeto directo de la ciencia; y, por lo que a la historia pertenece, que Dios de ningún modo puede ser sujeto de la historia.
Después de esto, ¿que será de la teología natural, de los motivos de credibilidad, de la revelación externa? No es difícil comprenderlo. Suprimen pura y simplemente todo esto para reservarlo al intelectualismo, sistema que, según ellos, excita compasiva sonrisa y está sepultado hace largo tiempo."
¡¡ Qué clara que la tenía San Pío X !!
Saliudos cordiales
A la luz de la cual quisiera aportar dos reflexiones y una conclusión:
Una, que me parece que el agnosticismo filosófico es un pecado contra el Espíritu Santo. De esos que no se perdonan. Porque pretende borrar la mera posibilidad del conocimiento la realidad de Dios, con lo cual se convierte a la Revelación en papel mojado, a la Tradición y a la Moral en inercia consetudinaria ("conservadurismo"), y a la mismísima Religión en producto de desecho. Si esto no es pecar contra el mismísimo espíritu de Dios, no sé qué pueda ser entonces.
Otra, que una cosa es que haya existido un tal Kant que vomitó esas blasfemias ilustradas ( junto a una constelación de precursores y de seguidores), y otra cosa muy diferente es que esas ideas hayan prendido en una sociedad cristiana. Como evidentemente han prendido. Porque Kant podía haberse muerto junto con sus blasfemias y la sociedad seguir siendo cristiana. Pero vemos que sus ideas han sido adoptadas por laicos y por consagrados. Y ahí es donde nace el Modernismo-Progresismo: en la popularización de ideas que permiten liberarse del 'lastre' de la Religión. Porque de no haber nacido Kant, hubiesen adoptado otro cuerpo de pensamiento equivalente que les justificase incumplir los Mandamientos de la Ley de Dios. Que los hay sobreabundantes en la oferta de la moderna "Filosofía". Como por ejemplo el Materialismo Dialéctico o Marxismo, otra vuelta de tuerca de la blasfemia kantiana. El cual se coló en las parroquias, no desde la biblioteca por haberse leído al indigesto Marx, sino porque fueron inoculados desde la "pastoral" por consagrados idignos de su ministerio.
A lo que quiero llegar es que "la culpa" del Modernismo no la tuvieron Kant & Cía, sino que hay una culpa propia en quienes andan por ahí a la búsqueda de doctrinas que les permitan apostatar en cámara lenta y al mismo tiempo, no ser condenados religiosa, política o socialmente.
Como conclusión, entiendo que se ha llegado a un punto de no retorno, humanamente hablando. ¿Cómo se puede dialogar con quienes llegan a sostener que Dios sólo existe en tu imaginación? ¿Qué clase de apostolado puedes hacer con quienes siguen el agnosticismo filosófico no porque lo crean verdadero, sino sólo porque les sirve, utilitariamente, para "liberarse de las ataduras de la Religión", que es en definitiva lo que buscan?
Como bien acaba de decirlo LF con su habitual contundencia en el comentario a otro artículo y referido a otra circunstancia: "Todavía no es suficiente. Tiene que llenarse la copa. Una vez llena, Dios tomará la palabra. Ya queda menos. Mientras tanto, velemos, recemos, ayunemos, santifiquemos nuestras almas."
----
Buena síntesis Bruno. Lo mismo cuando dices que el Modernismo ha devenido Progresismo.
Mi obispo, al sumir, se definió a sí mismo como "progresista".
También ésa es una buena síntesis. Porque efectivamente, lo es.
Hubiese sido impensable que en tiempos de San pío X un obispo se definiera modernista. De lo que se deduce que el Modernismo no es 100% igual al Progresismo en todos sus aspectos. Quizás sea acertado afirmar que el Progresismo es un Modernismo "que ha salido del armario".
-------
(Leer correctamente que lo que debe ser inmoral es la orden puntual para poder desobedecerla).
Yo he insistido mucho en que deberían hacerse por parte del Papa clarificaciones claras en documentos de trascendecia mayor sobre los párrafos confusos del CVII. (Más allá de las que en verdad existen en varios documentos de la CDF, pero como escondidas esas clarificaciones).
Ahora bien, no estaría de más que la FSSPX también hiciera pública una serie de clarificaciones, en formato de proposiciones, de qué sí obedecen/o acatan doctrinalmente y qué no.
Igual nos harían un favor a todos, para saber de qué lado de la espada de dos filos se sitúan algunos.
Feliz Navidad a toda infocatólica.
1. "En la Escritura, los modernistas popularizaron la idea de que los Evangelios eran invenciones, relatos no históricos o la experiencia de la primera comunidad, que no relataban hechos históricos, sino que son una meditación teológica. Y que Cristo no tenía muy claro que era Dios ni el Mesías; que la Resurrección fue algo meramente espiritual y no histórico: Cristo, más que resucitar, “sigue vivo” en Dios o en el recuerdo de sus discípulos."
2. "Se pide la reforma de la moral católica para adaptarla a los hombres de hoy, que buscan introducir el divorcio y la anticoncepción, que el aborto es una cuestión personal o que defienden que lo importante es el dinero y que las empresas deben regirse únicamente por criterios económicos y no morales."
La realidad de la Iglesia que veo en Barcelona:
1. La herejía del negacionismo-revisionismo bíblico-evangélica: "popularizaron la idea de que los Evangelios eran invenciones". Se niega la inerrancia bíblica y se revisa su historicidad. Por ejemplo: la multiplicación de los panes y los peces es, históricamente, la distribución de la comida entre todos a través de la solidaridad de los miles de reunidos, porque científicamente, es imposible que la materia pueda ser multiplicada ni por un hombre ni de la nada; los exorcismos serían terapias aplicadas a estados alterados de la conciencia, los diablos serían sólo personificaciones del mal, y el infierno sólo es la purificación de las almas de los malvados a través del fuego del amor de Dios para que accedan al cielo.
Ésta es la herejía capital y global: negar la historicidad e inerrancia bíblica (P. Iraburu, "Los evangelios son verdaderos e históricos"); afecta incluso a universidades católicas pontificias.
Es la más destructiva de todas, porque negada la verdad del suelo bíblico-evangélico, se destruye toda la interpretación edificada sobre la misma: tradición, magisterio pontificio y conciliar, patrística, doctores, místicos, teólogos relevantes, revelaciones aprobadas, liturgia, moral, sacramentos, celebraciones, devociones...
2. Relativismo e idolatría. Por derivación lógica del negacionismo-relativismo, nacen cuatro herejías diferenciales:
a) Nueva Era (idolatría): se sustituye la destruida transcendencia católica por la idolatría de las nuevas y antiguas espiritualidades, religiones, creencias y pseudociencias: yoga, zen, tantra, qi-jong, eneagrama, fuerzas, energías...
b) Relativismo (moral católica): la plenificación de la autonomía de los laicos implica que tienen derecho a decidir moralmente todo lo que consideren lícito en conciencia libre según las circunstancias.
c) Progresismo (relativismo político): se adoptan como moralmente lícitas las leyes políticas de la cultura de la muerte y del relativismo moral: aborto, congelación de embriones, eutanasia, ideología de género, anticoncepcionismo...
d) Activismo (político-social, liberacionismo): sólo salvan las obras de justicia social realizada a los cristos crucificados de los pobres, marginados, excluidos y oprimidos.
e) Rito libre (relativismo litúrgico): todos los ritos y celebraciones, sacramentales o no, litúrgicas o paralitúrgicas, se desarrollan bajo el principio de libertad de forma y contenido. El laico tiene el derecho a la libre participación en las celebraciones, incluso coconsagrando con el ministro oficiante las sagradas formas.
Me parece que este mal cada vez está más extendido, lo que configura una herejía y cisma de facto masivo y continuo.
"El caso de Miguel Rosendo podría echar por tierra esta teoría eclesial, porque, de hecho, desde su aprobación ha venido funcionando como una secta, con evidente culto a la personalidad y un manejo opaco del dinero y, lo que es peor, de las conciencias de los fieles y de las consagradas miguelianas..."
Esta es una noticia de El Mundo referida al caso del escándalo de los miguelianos. Junto a ellos, está el caso de los abusos, que parece haber remitido.
Mi queja estriba que, aparentemente, el Vaticano sólo reacciona rápidamente ante el mal que tiene la característica de "escándalo mediático": abusos sexuales sobre menores y sobre mayores sujetos a una dependencia psicológica.
Pero existen muchas herejías que carecen de esta tipología de "escándalo mediático", ante las cuales, el Vaticano y los mismos obispos no actúan con rapidez.
Lamentablemente podemos constatar que el Vaticano tiene reflejos rápidos para condenar los pecados que (todavía) escandalizan al mundo, peculado y abusos sexuales básicamente.
Últimamente vemos que también condena lo que el mundo no entiende o rechaza, como la Misa Tradicional, aunque lo hace de manera "discreta", tal como sucedió con los Franciscanos de la Inmaculada. (Claro que abiertamente no podría.)
En cambio lo que al mundo no le va ni le viene, como por ejemplo la condena de las herejías que pululan como hongos después de la lluvia, pues al Vaticano pareciera que tampoco.
Recemos, que Dios proveerá.
Me he tomado la molestia pese a ser consciente de que muy probablemente este comentario no sea publicado.
Dejar un comentario