Un libro de aventuras

Es difícil resistirse a un libro que comienza con una frase como esta: “para enamorar a mi mujer, me la llevé al Barrio Chino".

José Manuel Genovés ha publicado en la editorial Vita Brevis un librito llamado “Milagros de andar por casa”. 130 páginas a través de las cuales conocemos con insólito detalle el recorrido del autor, su mujer y sus “nueve hijos aquí, tres en el cielo y uno acogido", con multitud de vivencias tanto de su familia como de sus más próximos, docenas de situaciones tan sorprendentes como reales, con un sólo eje: la acción de la Providencia divina en todos los actos, desde los más cotidianos hasta los más extraordinarios, desde los momentos sublimes hasta los ridículos, pasando por los gozos y el sufrimiento. Desde una niña diagnosticada de “riesgo de síndrome de Down” en el vientre de su madre, a la cual se recomendó “interrumpir", y que hoy asistía desde la primera fila con sus traviesos ojos de salud rebosante, hasta la amargura de unos votos religiosos que no se pudieron renovar.

La presentación del libro ha tenido lugar en la sede que la Universidad CEU Cardenal Herrera (donde el autor es profesor) tiene en el palacio Colomina de Valencia. Como introductor, el director de cine Juan Manuel Cotelo, que ha evidenciado sus dotes de lo que los anglosajones llaman showman, y entre bromas y veras ha dicho textualmente: “este libro me ha entusiasmado, y si no dijera nada más, ya habría dicho todo". Pero ha dicho más. Ha hablado del modo en que el relato captura la verdadera presencia de Dios en la vida diaria de una familia de un modo tan sencillo como profundo; y ha descrito al texto como “un auténtico libro de aventuras”, puesto que en él no hay artificio hollywoodiense, sino autenticidad plena.

A continuación, el autor ha enumerado una larga serie de agradecimientos, comenzando por su mujer ("por eso el libro comienza con la historia de un noviazgo y termina con una carta de amor") y tantísima gente que le ha ayudado en su vida, desde sus padres hasta sus amigos, logrando que su familia pudiera salir adelante. Y sobre todo, como era lógico, al protagonista de la obra, que no es otro que Dios, del cual ha recibido los regalos de sus hijos (de los que tanto, ha afirmado, ha aprendido). Ha dado gracias por la posibilidad que tiene de vivir su fe tanto en el trabajo como en su casa, y revelado que el fin último del libro es dar gloria a Dios. “Si los lectores dan gloria a Dios al terminar el libro, este habrá cumplido su misión; sino, he fracasado".

Para finalizar, monseñor Carlos Osoro ha agradecido al autor su testimonio, porque, ha afirmado, “ha realizado un auténtico tratado de eclesiología familiar“, añadiendo que las cosas más importantes que ha aprendido sobre la fe no las ha aprendido en las facultades donde ha sido alumno o profesor, sino en el seno de su familia.

En resumen, un libro que es una vivencia vital, que es un testimonio, que es una aventura, y que es, en resumen, una apología cristiana del día a día.

[Reseña escrita por un amable lector del blog]

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Artículo en El Levante sobre el libro, escrito por Paco Cerdá: