Cuando recibas la comunión
Ahora que todo el mundo está hablando de la última encíclica, sobre la cual ya diremos algo otro día si Dios quiere, voy a aprovechar para traer al blog un fragmento de otra encíclica de hace sesenta y cinco años. Se me ocurren pocas costumbres más perniciosas que leer sólo el último libro que se ha publicado, la última encíclica, lo último que se ha dicho sobre una cuestión… como si la verdad tuviese fecha de caducidad y lo que se dice hoy anulase por sistema lo que se dijo ayer. Gracias a Dios, la Iglesia pone a nuestra disposición la maravillosa arca de la Tradición, de la que podemos sacar tanto lo antiguo como lo nuevo, para alimentar nuestra vida cristiana.
En la encíclica Mediator Dei, del papa Pío XII, he encontrado una cita maravillosa de San Juan Crisóstomo (alias Juanito Pico de Oro), un Padre de la Iglesia del siglo IV y Doctor de la Iglesia. Es simplemente, una pequeña oración para rezar cuando se recibe la comunión, de modo que despertemos del sopor de la rutina y nos demos cuenta de lo increíble que es lo que estamos haciendo. Merece la pena aprenderla de memoria:
«Cuando te presenten el Cuerpo de Cristo, di en tu interior: Por este Cuerpo ya no soy tierra y ceniza, no soy ya esclavo, sino libre; por él espero el cielo y creo que recibiré los bienes que están allí preparados, la vida inmortal, la suerte de los ángeles, el trato con Cristo; la muerte no poseyó este Cuerpo, atravesado por los clavos, lacerado por los azotes; … éste es el mismo Cuerpo que fue atormentado, atravesado por la lanza, el que abrió al mundo las fuentes de la salvación, una de sangre y otra de agua…; nos dio este cuerpo para que lo poseyésemos y lo comiésemos, como fruto de su intenso amor»
San Juan Crisóstomo, Homilía sobre la Primera Carta a los Corintios
15 comentarios
Soy fan del Crisóstomo pero no conocía ese texto. ¡Gracias, Bruno!
¡Eso no quiere decir que no haya "libros jóvenes" que se han de leer y que, aquí sí,tienen más cuerpo que los vinos jóvenes!
La cosa más importante que descubrí y de lo que con Crisóstomo caigo ahora en la cuenta es el que en la primera misa a la que asistí con los padres de la Fraternidad Sacerdotal San Pedro, fue -precisamente- el que mi cuerpo y alma durante todo el tiempo que permanecí ahí rezaba esa oración en lo más profundo.
Esa forma del rito ayuda a comprender estos grandes misterios; éstos están íntima y profundamente entrelazados con cada pequeño detalle de la liturgia.
-Caridad, sí, por ver comprender, -y agradecer- hasta cuando este Calvario del cuerpo de Jesús en el mundo, se ha de prolongar
Gracias por traerlo al blog Bruno.
Buenas y productivas vacaciones.
Y ayer fui a visitar a un amigo y vi que la tenía en la pantalla de su computadora porque la estaba leyendo. Tampoco la conocía.
Supongo que habrá algo providencial en todo esto, igual que algo demoníaco en que practicamente nadie la conozca.
La Sagrada Comunión nos esforzamos en recibirla con la mayor dignidad, debemos ser uno en Cristo Jesús y para gloria de Dios.
saludos
Ana
QUE DIOS NUESTRO SEÑOR LOS BENDIGA A USTEDES Y A SUS FAMILIARES. YO TAMBIÉN SOY DE PUEBLA, PUEBLA, MÉXICO
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