Bien por Protestante Digital y por Pablo de Felipe
Quizá los lectores recuerden que, en este blog, se criticó con merecida dureza la intención de César Vidal de republicar su serie de artículos anticatólicos en Protestante Digital. Una vez que dichos artículos habían sido rebatidos hasta la saciedad públicamente, volverlos a publicar sin corregirlos sólo podía rebajar el prestigio que pudiera tener ese portal digital. También he criticado en alguna ocasión que el protestantismo de Protestante Digital a menudo parezca consistir más en anticatolicismo que en otra cosa.
Hoy, en cambio, quiero felicitar a Protestante Digital por la valentía que ha tenido uno de sus articulistas en salir al paso de las falacias de César Vidal. Pablo de Felipe, bioquímico y profesor en un seminario protestante, critica la postura de César Vidal en el artículo de este último relacionado con la ciencia, afirmando que le produjo “una sensación agridulce”. Con gran sensatez, reconoce que “identificar a la ciencia sólo con el protestantismo, y al catolicismo sólo con el oscurantismo y la persecución de la ciencia […] es falso”.
En dos artículos, titulados Buscando la huella protestante en la ciencia y En busca del origen de la ciencia, este bioquímico señala razonablemente que resulta “un claro abuso triunfalista” la afirmación vidaliana de que, tras la reforma protestante del siglo XVI, la ciencia se convirtió en casi un monopolio protestante durante los tres siguientes siglos. Para De Felipe, César Vidal ha realizado “una cuidadosa selección de personajes: se han buscado los científicos protestantes más relevantes y, del lado católico, sólo aquellos que hayan tenido algún conflicto con la iglesia católica como institución. Ha sido esa “comparación” sesgada lo que, más que otra cosa, me ha disgustado del artículo”.
Además de esa tendenciosa selección de datos, en el artículo de Vidal “lo más grave es la falta de reconocimiento hacia los numerosos científicos católicos, que brillaron a la par que sus colegas protestantes”. A continuación, Pablo de Felipe incluye una lista de diecinueve líneas de algunos grandes científicos católicos (de entre los muchísimos más que podría haber citado). También rechaza la caricaturización de la Iglesia Católica como la gran enemiga de la ciencia.
Un punto que me ha parecido especialmente interesante es su advertencia de que la apología anticatólica (y antiprotestante) barata y tendenciosa suele ser aprovechada por los enemigos del cristianismo, que usan sus afirmaciones maliciosas como datos “reconocidos por los propios cristianos”, para desprestigiar la fe cristiana.
No sólo estoy de acuerdo con Pablo de Felipe en señalar este peligro, sino que, en mi opinión, nada habría más alejado de la doctrina católica que considerar que los protestantes o los países protestantes todo lo hacen mal y son fuente de todos los pecados y vicios (como afirma a grandes rasgos Vidal sobre los católicos y sus países). Como seres humanos de buena voluntad, como hijos de Dios bautizados, como lectores de la Escritura que oran y se esfuerzan en cumplir la ley de Dios, los protestantes reciben multitud de bendiciones naturales y sobrenaturales de Dios, que dan fruto abundante en muchos campos. Por supuesto, no tienen la plenitud de la Revelación y de la vida de la gracia, que sólo se encuentra en la Iglesia Católica, y por lo tanto sufren bajo el peso de diversos errores y carencias. Pero fijarse únicamente en esos errores y carencias, negando u olvidando las cosas buenas (¡y católicas!) que mantienen, sería una grave injusticia.
El autor de los artículos, por desgracia, no se ve libre del todo de prejuicios anticatólicos, especialmente en lo referente a temas más alejados de su especialidad. Cuando habla de los “delirios de grandeza imperial” de España y Portugal, es difícil no ver en ello un resentimiento hacia un pasado de grandeza (real y en absoluto “delirante”) que estuvo intrínsecamente unido al catolicismo de las dos naciones. Comparte también con Vidal la disparatada idea de que el catolicismo despreciaba el trabajo manual hasta que el protestantismo “descubrió” la doctrina bíblica de la bondad del mismo. Resulta curioso que hable del logro protestante de aplicar esa y otras doctrinas “del “libro de la Revelación” (la Biblia) al “libro de la naturaleza””, cuando es por todos conocido que el católico Galileo usó precisamente esa metáfora de los dos libros en los que escribe Dios, el de las Escrituras y el de la Naturaleza. Por otro lado, su creencia ingenua en la ausencia en los países protestantes de una “una institución represora organizada, como la Inquisición” (cuando en realidad debería decir que no había una institución separada de ese tipo, porque los propios Estados protestantes in toto constituían la inquisición protestante, al haber fusionado el ámbito religioso con el civil) y en la inexistencia de censura protestante sólo se puede explicar por beber de las mismas fuentes de agua poco clara en las que bebe el propio Vidal.
En cualquier caso, quiero descubrirme ante la sensatez fundamental y el respeto por la verdad de Pablo de Felipe. Los que seguimos a Aquel que dijo “Yo soy la Verdad” tenemos que tener un respeto exquisito por la verdad y esforzarnos en todo momento en no manipularla al servicio de nuestros intereses o prejuicios. Así lo ha hecho D. Pablo en este artículo y Cristo, sin duda, se lo premiará algún día.
24 comentarios
Los prejuicios y las informaciones sesgadas crean estereotipos que nos separan más aún.
¡BBien por pablo de Felipe!
De todas formas, yo, tal como L. Fernando hace, le deseo que no tenga desazón familiar, estén bajo control o no, de las que no hace falta divulgar.
Pretende defender la idea de que gracias a la tolerancia del protestantismo (y a pesar de los prejuicios de la Iglesia Católica) la ciencia ha avanzado, pero al mismo tiempo él se alista en el bando de los ultraprotestantes que niegan la teoría de la evolución y pisotean todos los descubrimientos científicos en ese sentido.
Lo que le hubiera gustado que Darwin fuera católico...
http://www.thinkingchristian.net/posts/2011/03/book-review-the-genesis-of-science/
Pues precisamente estoy escribiendo un capítulo sobre este tema.No tenía en principio intención de hacerlo, ya que consideraba que las patrañas sobre las vacunas y los pararrayos eran más importantes. Pero refutada estas y otras leyendas, y como una y otra vez, reaparece la polemica sobre la Ciencia española me veo obligado a escribir otro capítulo. La más reiterativa de las mentiras de la leyenda negra es que el catolicismo impulsó el (inexistente)atraso cientifico español.César Vidal afirma falsamente que Felipe II fue oscurantista. Nada más falso: "Imaginemos una corte cuyo rey, quizás empujado por su afán coleccionista, hacía, entre otras cosas, que diferentes personas se encargaran de comprar textos en Italia; una corte en la que los inventores debían de dejar una copia de sus inventos en el Alcázar o en el Escorial; donde alquimistas escudriñaban libros y realizaban sus experimentos en dependencias oficiales; donde había incluso una casa de destilación y una Academia de Matemáticas y Cosmografía.” Tomado de http://blogs.ua.es/ingenierosenlacorte/2010/12/20/felipe-ii-principe-renacentista/
Así, el hombre bueno saca cosas buenas del tesoro que tiene en su corazón, mientras que el malo, de su fondo malo, saca cosas malas. La boca habla de lo que está lleno el corazón. Lc 6, 45.
DTB :)
Y Pablo de Felipe, lleve cuidado que César ya se cargó a Pío Moa, y a Luis Fernando por este mismo tema... ojo con su puesto en protestante digital!
¿Plenitud de la revelación y de la vida de la gracia, así en exclusiva? ¿Con vuestra Historia?
Bruno, esto no hay por donde cogerlo. Echo en falta más autocrítica y "humildad teológica" en alguien que defiende a una institución con tanto de que arrepentirse y pot lo que llorar.
Los miembros de la Iglesia somos pecadores, como lo eran los Apóstoles del mismo Cristo. ¿O no tenía Pedro cosas de las que arrepentirse y por las que llorar? Pero, por voluntad de Dios, fueron ellos los encargados de transmitir al mundo entero la plenitud de la Revelación y de la vida de la gracia... y lo mismo ha seguido haciendo la Iglesia desde entonces, durante dos milenios.
Saludos.
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