Los comunistas chinos tienen razón
No me interpreten mal. No soy un topo del PC chino en InfoCatólica, ni estoy de acuerdo con todo lo que dicen. De hecho, no estoy de acuerdo con casi nada de lo que dicen. Sin embargo, como recordaba Santo Tomás, toda verdad, la diga quien la diga, proviene del Espíritu Santo. Por lo tanto, es un deber de todo cristiano reconocer las verdades que pueda haber en lo que digan sus adversarios, aunque sean del Partido Comunista chino. En este caso, además, multitud de medios de comunicación de todo el mundo parecen partir de la premisa de que lo que digan los malvados comunistas tiene que ser una barbaridad, aunque sea correcto, y lo que hagan los pobres tibetanos tiene que ser correcto, aunque sea una barbaridad.
Me refiero a unos acontecimientos recientes en los que una monja tibetana (budista, por supuesto) de veinte años de edad se prendió fuego hasta morir, para protestar públicamente por la ocupación china de Tíbet y el exilio del Dalai Lama. Gesto que ha sido recogido en términos elogiosos por la prensa. Ante esto, el Partido Comunista Chino, a través del portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ha afirmado: “Creemos que animar este comportamiento a costa de vidas humanas es inmoral”.
Como es lógico, entiendo perfectamente la angustia de los tibetanos, que quieren recuperar su independencia y no saben cómo hacerlo, ni encuentran formas de luchar contra la opresión que sufren. Nada de lo anterior, sin embargo, excusa el suicidio. Porque eso es lo que es: un suicidio. Resulta curioso que los medios de comunicación eviten esa palabra y hablen de “autoinmolarse”, “quemarse a lo bonzo”, otros eufemismos similares o incluso de “martirio", pero la realidad es la que es y se trata de suicidios.
Sé que es una causa perdida intentar convencer de esto a una época de moralidad difusa y más bien sentimentaloide, pero nuestro deber es recordarlo. No importa lo bueno que sea el fin: si el medio es malo, la acción es moralmente mala. Y si el medio es gravemente malo, como sucede con el suicidio, la acción es gravemente inmoral. Aunque sea el PC chino quien lo diga y aunque lo diga con aviesas intenciones políticas, tiene razón: el suicidio es gravemente inmoral y los ideales políticos no lo hacen aceptable.
Por lo visto, se trata del noveno caso de este tipo en lo que va de año y en aquella zona del mundo. Varios de los suicidas eran monjes budistas. Stephanie Bridgen, la directora de Free Tibet (Liberar al Tíbet) ha afirmado que “hay más personas deseando entregar su vida, determinados a conseguir la atención mundial contra las violaciones brutales y persistentes que sufren los tibetanos bajo la ocupación china". Una vez más, se deforma el lenguaje: esas personas no “entregan su vida”, lo que hacen es quitarse la vida, suicidarse. Además, lo hacen públicamente y buscando convertirse en ejemplo y paradigma moral para los que lo ven, lo cual hace más grave aún su acción, por muy buenas que sean sus intenciones.
Arriesgar la propia vida por un ideal no sólo es adecuado, sino una acción noble y meritoria. Preferir la muerte antes que renunciar a la verdad es signo de auténtica firmeza en las propias convicciones y un respeto por la verdad que engrandecen a quienes los manifiestan. Si la verdad que uno valora más que la propia vida es, además, la Verdad de la fe en Cristo, entonces su martirio es quizá el ejemplo más admirable que puede darnos un ser humano. Nada de eso, sin embargo, es lo que sucede en estos casos, por muy buena intención que haya. Por favor, no mezclemos churras con merinas ni suicidios con martirios. No son, ni mucho menos, lo mismo.
21 comentarios
Seguid concentrados en vuestro ombligo.
Pero si ni Bruno ni nadie niega que lo hagan por una causa, de hecho por una causa justa.
Pero no es lo mismo luchar y arriesgar la vida por una causa hasta dejarte matar por ella (como Cristo, que predicó el amor de Dios Padre en Jerusalén hasta que lo mataron), que directamente quitarse la vida uno mismo.
Es la diferencia entre arriesgarse y suicidarse. Arriesgar la vida por una causa demuestra valentía. Quitársela uno mismo, con todos los respetos, muestra unas ideas completamente equivocadas sobre cómo luchar por lo que uno quiere. Equivocadas por lo inmoral del suicidio, y porque cualquier otro medio de lucha, aunque más difícil, será mucho más efectivo en realidad.
Pero el motivo de fondo es moralísimo, y un indicio de la desesperación de muchos ante las cegueras y sorderas del régimen: Ya no encuentran qué hacer para que los chinos entiendan un reclamo justo.
Con lo cual aparece en toda su verdad lo que comenta Norberto: el PCCh es uno de los ápices de la inmoralidad internacional.
El hecho que uno no comprenda la causa y las graves angustias que llevan a una persona a cometer cierto acto, no da razón para decir que el acto es justo o injusto, pues cada uno será juzgado individualmente y no como colectivo. Desde la perspectiva de cada quién, arriesgar la vida por una causa puede ser justo, si no mira otra opción. Acá en mi país, salir a la calle cada día a ganarse el pan es un riesgo permanente a la vida, y no por eso nos estamos suicidando colectivamente: simplemente creemos que no tenemos otra opción. Cuando el Señor juzgue a cada uno de estos "suicidas", al igual que a cada una de las quince personas que mueren cada día en mi ciudad por un celular, considerará si su causa era justa: no nos corresponde a nosotros juzgarlos.
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-El fin se justifica en sus medios, en tanto y cuánto; y cómo el fin está justificado.
-El amor de Dios hacia su Creación, que fuera el fin en el salvar a la humanidad viva; Se justificó en el martirio, como medio, de sacrificar a su Hijo.
- Y si como está escrito que Jesús el Cristo vino al Mundo para destruir el Mundo.¿Se puede morir o matar por perpetuar este Mundo?
- Y si no se puede morir o matar por perpetuar lo que Dios debe dividir y destruir: Destruir este Mundo, que es morir y matar, ¿no será contribuir a la obra de Dios?
-No puede haber fin honesto que se pueda alcanzar con medios deshonestos.
Por favor, no mezclemos churras con merinas ni suicidios con martirios. No son, ni mucho menos, lo mismo
-Sí, no confundir lo que es la muerte de este mundo, que Satanás trajo, con la vida del otro que Jesús trajo. Aunque para alcanzar la vida del otro haya que dividir, sea matar, a todo lo que de este mundo es integridad como oscuridad y muerte, que en obligada coexistencia temporal está tragándose a la luz y la vida del mismo.
El suicidio no resuelve nada; la muerte de Kolbe salvó a un oficial polaco; la muerte de Jesús nos salvó a todos.
El PCCh (no "los chinos"), pobrecillos, que se afanan tanto por humanizar y moralizar a este mundo perverso...
Cristo no se suicidó, lo mataron. Que Dios supiera lo que iba a pasar, no anulaba la libertad de sus asesinos, para cometar tal acto.
Un mártir no busca la muerte, lo matan a pesar suyo, y por un acto de injusticia, un suicido, uno busca la muerte y se mata a si mismo.
Una cosa es que no entiendas una forma de actuar, y otra muy distinta que consideres que Dios actúa por capricho, en esto denotas tu ignorancia y mala fe.
Para contribuir un poco al debate, nada como la lectura patrística del Oficio del lunes pasado, cuyo autor es nada menos que San Ignacio de Antioquía. Por favor, leed atentamente lo que tiene que decir uno de los grandes mártires de la Iglesia, y de cómo lo dice:
http://www.eltestigofiel.com/oracion/hora.php?sf=1318802400&idd=370&hora=2&paso=5
Un saludo muy cordial.
No puede homologarse al suicidio con actos en los cuales el objeto no es suicidarse, sino buscar un bien apreciable poniendo en riesgo la vida, aun con casi certeza de perderla. En estos casos, no se busca como objeto morir, aún cuando la muerte sea efecto colateral de la accion desplegada. El soldado que arrostra una accion extremadamente riesgosa no busca su muerte, aunque la contempla como un efecto doble de su hazaña. Es parecido a la legítima defensa, donde no se busca matar, sino repeler una agresión., aunque se mate.
En el caso de la monja, no hay doble efecto. El objeto del acto es matarse, como "medio" para lograr ciertos fines. En realidad, se parece al terrorismo, sólo que no se mata a un tercero sino a uno mismo. Pues esp no lo justifica, somos tan dueños de nuestra vida como de los demás.
No entro a analizar la faz subjetiva del acto suicida, que puede atenuar la responsabilifad moral bien sea por ignorancia invencible de esta ley moral (aunque señalo que la ignorancia de una inclinacion natural primaria difícilmente puede ser invencible) bien sea por enajenacion mental de la victima, lavado de cerebro sectario, emocion violenta, etcetera.
Ni siquiera para ilustrarnos que hay que hacer caso de la verdad, la diga quien la diga. Muy desafortunado.
Ahora viene la monja laica iluminada del socialismo mental y mariachis marianichis Mariano-complejines y deciden que ofrecen ellos a todo su redil a la bestia etarra... O sea, que se suicidan y suicidan, le quitan la vida, la unidad a España para calmar a la fiera.
No importa que lo supiera. También lo sabe cualquier condenado a muerte.
Y sí, sin mérito nuestro, ese Jesús nos ha amado y elegido. Como a ti. Pero tú no te dejas.
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