Imágenes de Japón
Llevo varios días trabajando en la traducción simultánea de las noticias que vienen de Japón para un canal de televisión. Una semana contemplando las imágenes terribles de la devastación producida por el terremoto y el tsunami y del riesgo posterior de contaminación radioactiva en la central de Fukushima.
Una de las imágenes más duras era de las olas enormes del tsunami que arrasaban una población, mientras se podía ver a unas figuras minúsculas corriendo para salvarse de ellas. Las voces japonesas de los que estaban junto a la cámara (que yo escuchaba traducidas al inglés) gritaban con angustia “corred, corred, sólo un poco más", mientras se oían de fondo los gritos de varias mujeres. Las imágenes se interrumpían y no se llegaba a saber que había pasado con aquellas personas. Igual que nadie conocerá los últimos momentos de miles y miles de personas que murieron ahogadas o aplastadas.
La sensación de impotencia que producía ver las imágenes sólo se aliviaba por la posibilidad (¡bendita posibilidad!), que siempre tenemos los cristianos, de rezar por aquellas personas, cuyo nombre desconocemos. Dios sí que conoce sus nombres y no se ha olvidado de ellos, estaba junto a cada uno de ellos en su sufrimiento y escucha nuestras oraciones en su favor.
Quiera Dios que la reconstrucción del país después de esta tragedia signifique también un acercamiento de sus gentes a la fe cristiana, que da sentido al sufrimiento y a la muerte. Y que el puñado de cristianos japoneses sea un signo de esperanza para el resto de Japón. Así, un día, los japoneses podrán contemplar las imágenes terribles del desastre y descubrir que Dios pudo convertirlo, para ellos, en una ocasión de salvación y de vida eterna.
¡Virgen de la Esperanza, Nuestra Señora de Akita, Madre de Japón, Estrella de la Evangelización, Consuelo de los que sufren, ruega por los japoneses!
27 comentarios
¡Ojalá puedas descansar hoy día de San José!
Sí. Sea en la Cuaresma, en la vida cotidiana o en medio de un desastre, todos tenemos que enfrentarnos a la cuestión de para qué vivimos. Que Dios nos conceda a todos la conversión del corazón.
Precisamente veo por la televisión española que no se cansan de resaltar todo lo contrario a lo que señalas : que es la cultura japonesa (pagana, ciertamente) la que les ha permitido sobrellevar esta catástrofe de manera ejemplar.
http://www.youtube.com/watch?v=Pp2dJ3BpC-U&feature=related
De la higuera aprendamos una lección:
http://caminante-wanderer.blogspot.com/
http://www.libertaddigital.com/sociedad/un-traductor-de-tve-pero-este-a-quien-se-ha-follado-1276417628/
Les he enviado un correo, pero aún no me han contestado. Cuando sepa algo, lo pondré en estos comentarios.
Saludos.
Ricardo de la Argentina
Es cierto que la sociedad japonesa no es cristiana en su inmensa mayoría, pero no por ello debemos negarle su grandeza espiritual y su entereza moral ante el sufrimiento. Es cierto que si fueran cristianos esos rasgos se verían acrecentados, pero no debemos negar su existencia. Como todo gran país, posee una historia detrás que es fuente de su fortaleza.
Pero, vamos, no quiero hacer un debate sobre esto. Ante todo, recemos por ellos.
No necesitan de nuestro interés. Serán paganos, pero se creen dioses dentro de su soberbia histórica.
La ejemplaridad de los japoneses viene derivada de la fuerte jerarquización social y de un funcionamiento de la sociedad al estilo soviético, con alto grado de represión; formando las mentes de los niños para que asuman obligaciones sin cesar, con muy poco espacio para el ocio y la libre elección personal.
¿ Ha sido ejemplar su comportamiento en estos desgraciados momentos? Si lo ha sido es porque lo hemos mirado desde nuestra perspectiva, pero tenemos que mirarlo desde la suya, en donde eso es norma. No hay nada de ejemplar porque se ha dejado en el camino la libertad personal.
Únicamente reconocen la fuerza del poder y por eso miran por encima del hombro desde su atalaya sabiéndose un mundo aparte y cerrado, como así ha sido en toda su historia.
Un país que sigue sin sumarse a muchos convenios internacionales, como el de La Haya en materia de protección al menor y se comprueba en muchos casos flagrantes de japonesas que se han llevado a sus hijos, abandonando a su marido y privándole de contacto y relación paterno-filial. Y no hablo a consecuencia de un divorcio, sino de decisión unilateral, de un día para otro.
Por otro lado, la situación de un extranjero en Japón, deja mucho que desear. Si un extranjero hispano se casa con una japonesa (cuando no adquiere el apellido del esposo) y tiene un hijo, oficialmente ese hijo no llevará el apellido del padre, sino de la madre japonesa. Esto como un pequeño ejemplo de lo que es la situación de un extranjero en Japón, ajeno a cualquier derecho humano, siquiera el respeto de una filiación.
Y con terremoto o sin terremoto, esos casos permanecen impunes.
Se mueven en la impunidad de su legislación ,sin afectarles en su conciencia la ocurrencia de catástrofes para continuar ejerciendo su poder de tercera potencia mundial, mientras los países occidentales se pierden en diplomacias sin contundencia y admiraciones ilógicas.
Y con tsunami o sin tsunami permanece la impunidad.
Es una cultura pagana, con las glorias y lacras del paganismo, agravadas éstas últimas por la modernidad post cristiana. Es decir, paganismo más herejía. Matanza de ballenas más centrales nuclerares. Estratificación social salvaje más aborto. No es extraño que sus frutos sean abominables.
Al menos no les da vergüenza decir que rezan.
Lo del minuto de silencio, a secas, siempre me ha parecido absurdo.
Y aprovechando el momento (que no hay que descartar ninguno), me permito hablar de aquello que no se ve del iceberg japonés. Cual témpano de hielo hacia sus semejantes, por muchas oraciones que comente Bruno.
Hablo con conocimiento de causa, conociendo in situ el terreno y a través de hispanos que también lo conocen y hablo en cualquier momento; con la naturaleza desatada en un terremoto o sin ella. Siempre es buen momento para sacar a la luz imágenes verdaderas, aunque no gusten ni sigan la tendencia superficial imperante. Aunque también, podemos seguir con los lugares comunes sobre Japón, los samuráis, los karaokes, los kimonos….y también las imágenes idílicas, que son las que suelen acompañar - no sé muy bien por qué- a este país.
A mí también me parece absurdo lo del minuto de silencio a secas. Pero nada más normal para gente de tradición sintoísta –además de budista- que pedir por algo al dios correspondiente, ya sea el de las montañas, las rocas o las aspiradoras; y englobar eso como una oración.
Y los complejos, que están bien fijados en el imaginario colectivo nipón. A tal punto que ¡pobre del que se salga del guión y no “rece”!. Así, les tenemos a todos sumados a la “oración” en una muestra de civilización civilizada metatradicional quasi perfecta.
No hay vergüenza porque de una u otra manera sigue funcionando la regla antigua de la educación en Japón que dice “Deru kui wa, utareru”, el clavo (estudiante, alumno, hijo) que sobresale (que se sale de la norma fijada) hay que remacharlo (machacarlo, impidiendo que destaque). Mientras seamos iguales, no hay vergüenzas.
Los japoneses son seres humanos como todos nosotros, si les pinchas les duele, como a nosotros. No son diferentes. Por ellos también murió y resucitó Jesucristo.
Un saludo muy cordial.
Pues, tras estar entre ellos viéndoles, puedo decir que no hay dos iguales. Ni tienen todos los ojos ovalados, ni la nariz chata. Todos son diferentes. Igual que nosotros, que somos diferentes… ¡Qué maravilla! ¡Somos iguales unos y otros: diferentes! Y, ¡qué pertinente decirlo!
Pero yo no quisiera perder tiempo diciendo perogrulladas como que somos iguales, que somos humanos, que si nos pinchan nos duele.
Hablaba porque conozco bien al país y a la gente. Y aquí arrastramos siempre estereotipos en general simpáticos, derivados de la distancia que nos separa y del desconocimiento. Hasta la próxima catástrofe o el próximo prodigio económico o tecnológico nadie volverá a hablar de Japón… Solamente intentaba dar a conocer ciertas claves… ¡Qué le vamos a hacer!
Bueno, entonces supongo que al ser tan iguales, esas imágenes de civismo, paciencia en las colas, ausencia de vandalismo tras el terremoto están a nuestro alcance también, lo que pasa es que no queremos ser tan ejemplares; eso se lo reservamos a ellos, ¿no?. Así seguimos con los estereotipos. Nada de reflejos reales y verdaderos. Sigamos en el territorio seguro de las imágenes preconcebidas
Y ahora que hemos quedado tan bien informados, ¿qué propones que hagamos con los japoneses? ¿Les dejamos por imposibles? ¿Nos alegramos de su desgracia porque se lo han merecido? ¿Sirve de algo rezar por ellos? ¿Hay que anunciarles a Jesucristo o eso no va con su cultura? ¿Tienen salvación o están ya condenados?
luis se refería a Lc 13, 1-9. ¿Te dice algo esta cita o te parece también de perogrullo?
Un saludo muy cordial.
Ya he tenido noticias de ellos. Están todos bien. Acogieron en su casa a dos familias desplazadas de las zonas afectadas durante unos días y ahora están de camino a España.
Piden, como es lógico, muchas oraciones por Japón.
Gracias por tu interés. Saludos.
Cada uno sabrá lo que tiene que hacer y hasta dónde quiere saber, que los hay que tienen suficiente enseguida.
Nosotros tenemos la suerte de tener la oración que siempre sirve. Pero, en cualquier caso, nos conviene ir sin anteojeras de ningún tipo.
Si quiere le presento a un montón de ciudadanos extranjeros que han tenido relación con Japón y japoneses y han salido muy mal parados de tal contacto. Entre otras cosas quedarse sin sus hijos, porque las madres japonesas se los han llevado, protegidas por una infame legislación desconocida por los occidentales. Infórmese, ya que no me cree.
A Dios rogando y con el mazo dando. No es una cita bíblica pero viene a colación.
Saludos más cordiales todavía.
quisas le hemos fallado a Dios, y el Señor esta muy resentido,pues busquemps a Dios de corazon haver si es que el Señor tiene misericordia de nosotros, porque deque vive vive, Jesus es la imagen del Dios imbicible, el primogenito de toda la creacion
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