Carta descortés del Hermano Cortés al Papa
Comento hoy la carta abierta que escribe el “Hermano Cortés” al Papa Benedicto XVI. Mis comentarios, como siempre, van en rojo.
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Estimado Su Santidad:
No tengo el gusto de conocerte personalmente, [la gracia de tutear al Papa muestra la falta de la más elemental cortesía, empieza bien el Hermano Cortés] porque las veces que has venido a España (y últimamente vienes mucho a España) yo no he acudido a vitorearte [y claramente tampoco a ser confirmado en la fe, como dice el Evangelio], y cuando yo he estado en Roma nunca hemos coincidido en ninguna trattoria [sí, para coincidir con el Papa conviene acudir a las iglesias, pero claro, está el agua bendita en la puerta…]. Tal vez si algún día me llamas a declarar a Roma podamos finalmente vernos las caras.
Te escribo porque acabo de leer un libro que me ha gustado mucho, y querría recomendártelo. Ya sé que tú tienes mucho que leer y que escribir, entre encíclicas, sermones, reprimendas y condenas. Aun así creo que este te va a interesar. Verás: se titula “Curas casados. Historias de fe y ternura", y ha sido publicado directamente por MOCEOP, porque no había sitio para ellos en ninguna editorial.
Te prevengo de que no se trata del enésimo tratado sobre si mantener o no el celibato obligatorio, aunque también de eso se habla en el libro. A día de hoy todo el mundo sabe ya que la ley del celibato nada tiene que ver ni con la fe ni con el evangelio [Je, je, je. Las palabras de Jesús sobre los célibes por el Reino de los Cielos de Mt 19,12 deben ser una invención de la comunidad posterior o alguna otra pagolada por el estilo] y que es una pura cuestión de cabezonería, de rutina o de algo peor [los católicos lo llamamos Tradición de la Iglesia]. “El celibato obligatorio caerá como un fruto maduro -se dice en este libro-: la gente normal ya lo ve; falta solo que lo vea la jerarquía". [El viejo truco. “gente normal” = la que piensa como yo. “jerarquía, carcas, movimientos neoconservadores y otras alimañas” = los que creen en la doctrina de la Iglesia]
El libro tampoco es “un trabajo de investigación sociológica. Solo se ha intentado realizar un aporte de tipo testimonial". De hecho, se trata precisamente de eso: recoge las historias y los testimonios personales, personalísimos, unos más literarios, otros más descarnados, algunos objetivos y otros sumamente íntimos, de 23 varones y de algunas mujeres (sus esposas) que, en un cierto momento de sus vidas, decidieron continuar su ministerio como personas casadas, [no, digamos las cosas como son, lo que decidieron fue romper la promesa hecha solemnemente de forma pública ante Dios y ante la Iglesia y lo triste es que, en vez de reconocer humildemente su debilidad, intentan justificarlo, aunque para ello tengan que destruir la Iglesia] sin dejar por ello de sentirse curas, es decir, “animadores de la fe y de las celebraciones” [aquí muestran con toda claridad que han perdido la fe y que no saben nada del sacerdocio, que es un sacramento, un cambio en el propio ser del que se ordena y no un trabajillo como animador]. Demostrar, con los hechos, que “es posible ser cura sin ser clero” [“clero” y “clérigo” hacen referencia a aquellos cuya herencia es el Señor; en ese sentido, hacen muy bien en renunciar a ese nombre, porque su herencia ha dejado de ser el Señor].
A pesar de que se aborde el tema de los curas casados, no creas que se trata de morbosas historias de debilidad ante las urgencias de la carne.
Como dice en el epílogo José Mª Castillo (de quien sin duda has oído hablar), son historias que “muestran una fortaleza mucho mayor de lo que la gente se imagina". Y hasta lo hacen con cierto orgullo, porque, como ellos mismos afirman: “No nos causa ningún trauma sentirnos marginales, sino más bien satisfacción". Convencidos de que: “Nos incumbe como tarea pastoral acumular experiencias que muestren que el presbítero casado es una riqueza para las comunidades, para la teología y para la Iglesia en general” [Digámoslo una vez más: “presbíteros casados” son los de los ordinariatos anglicanos o los de rito oriental, los autores de este libro lo que son es personas que rompieron la palabra que dieron a Dios y a toda la Iglesia y, encima, se jactan de ello sin la menor vergüenza].
Son testimonios duros. ¿Te imaginas, Su Santidad, lo que significaba en los años setenta u ochenta, y aun en nuestros días, replantearse toda la vida a cierta edad, con lo fácil que era seguir de curas, con la vida resuelta, incluso con algún apañete sentimental? [pues sí, a todo hay quien gane y hay gente todavía más alejada de la Iglesia y de la verdad que los que han publicado este libro: aquellos que, con la misma falta de fe y el mismo desprecio del celibato continúan en el sacerdocio ocultando su situación]
[…]
La mayoría de los que en este libro cuentan su experiencia habían salido de familias humildes [supongo que en el mismo porcentaje que los demás curas, pero había que meter un toquecito de lucha de clases]. Para ellos, el seminario menor -a donde fueron conducidos muchas veces por curas recolectores de vocaciones-, pese al clima oscurantista de aquellas décadas, fue un momento de grandes alegrías y de grandes amigos. Amigos que, en algunos casos, han durado toda la vida. Espero que tú, Su Santidad, después de tantos años de Curia no hayas olvidado todavía lo que es un amigo [este comentario canallesco hace que el autor pierda cualquier posible simpatía por parte de lectores sensatos y/o con un mínimo de educación].
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A muchos de los curas de este libro, a la mayoría, les tocó luego vivir la primavera del Concilio Vaticano II. Espero que tú, Su Santidad, no hayas olvidado lo que fue aquel concilio, en el que, aunque hoy nos cueste creerlo, colaboraste activamente. Por un momento, por unos años, la buena gente nos sentimos orgullosos de nuestra madre la Iglesia que ¡por fin! recuperaba el aire de autenticidad, [claro, hombre, “sed auténticos como yo soy auténtico” dijo el Señor… ah no, dijo “sed santos como yo soy santo”] de sed de justicia [“justicia” en la Escritura significa, ante todo, “santidad”], de fraternidad universal [no, eso es de la Revolución Francesa] que le había insuflado el carpintero profeta a orillas del lago [si eso es todo lo que era Cristo, somos los más desgraciados de todos los hombres]. Y, dos mil años después, se ponía otra vez en sintonía con los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren (GS 1,1) [la Iglesia nunca ha dejado de estarlo, porque lo que soluciona esas angustias y tristezas y la base de esos gozos y esperanzas es Cristo, su Esposo y Señor].
En ese espíritu conciliar [así me gusta, mostrando que lo que defienden no es el Concilio, ni mucho menos su letra, sino ese “espíritu” que definen ellos como les da la gana], “eso de ser ‘segregados del pueblo’ nuestros protagonistas lo entendían cada vez menos” [je, je, je. Demostración de lo anterior. Dice el Concilio Vaticano II: “los Presbíteros del Nuevo Testamento en cierto modo son segregados del seno del Pueblo de Dios”. Hay que agradecerles que demuestren que odian al verdadero Concilio]. Y la mayoría sintió que debía llevar una vida como los demás hombres y mujeres a los que ellos les transmitían la buena noticia, ganándose el sustento como curas obreros [si tu vida e exactamente igual a la de los demás, ¿qué buena noticia les vas a transmitir? Para poder dar algo que los demás no tienen es necesario tener algo que los demás no tienen]. Porque “no ser un profesional de la religión, ni vivir de ella, hace que el servicio del evangelio sea más creíble, porque es gratuito” [es que los sacerdotes no son profesionales de la religión, sino consagrados a Dios y ungidos por él, pero está claro que no hay que esperar categorías cristianas en esta carta, que han sido sustituidas por ideología politica], y porque “un trabajo civil que te dé independencia y autorrealización [qué pena] social va limando y liberándote de la situación de poder y de superioridad que el estatus de cura facilita en la sociedad".
[…]
En este proceso de recuperación de los ideales evangélicos [je, je, je] y de integración en el pueblo, todos los que escriben en el libro se preguntaron, en un cierto momento, qué sentido tenía vivir en medio de la gente con el corazón obligatoriamente en cuarentena. [claramente, no han entendido nada; la consagración a Dios es dedicarse al mayor amor que hay y abrir el corazón a todos los hombres]. Quiero decir, Su Santidad, por qué el ministerio al que con tanto ardor se dedicaban debía ir indisolublemente unido a la soltería [increíble ignorancia de confundir la soltería con el celibato]. Porque, como se dice en el libro, “El celibato es un carisma, pero bien distinto del carisma del ministerio del presbiterado". Y se insiste en que “No es el carisma del celibato lo que está en discusión, sino la ley del celibato” [De eso nada. Muestran que no entienden en lo más mínimo lo que es el celibato por el Reino de los Cielos y muestran que piensan que el sacerdocio es algo así como un derecho, sin darse cuenta de que está al servicio de la Iglesia, que es quien discierne la vocación].
En algún momento, por los caminos más variados, Dios, celestina celestial, puso en el camino de todos ellos a una mujer. De repente, cuentan, “el enamoramiento dejaba de ser una traición para ser una alternativa, una maravillosa posibilidad". De esto creo que tú, Su Santidad, y tus más directos colaboradores sabéis poco [pero, ¿el Hermano Cortés lee lo que escribe? ¿Y cuando al casado se le cruza otra mujer? ¿También es esa “celestina celestial” y el enamoramiento “deja de ser una traición” convirtiéndose en una “maravillosa posibilidad”. Basura]
En general, sabéis poco y mal de las mujeres. ¡Con qué ganas esperamos algunos un tiempo en que las mujeres puedan desempeñar cualquier ministerio en nuestra Iglesia, y hasta llegar a ser Papa, una papisa a la que podamos llamar simplemente “Susan", y no Su Santidad…! [el tonteriómetro acaba de explotar] Pero me estoy desviando: volvamos al libro.
[Censurado por grosero] el encuentro con la mujer fue decisivo en sus historias: “Ahora entiendo mejor -comenta uno- por qué el amor conyugal fue siempre en la literatura bíblica imagen privilegiada del amor de Dios a su pueblo, de Cristo a su Iglesia". Y “¿En qué Dios estamos pensando cuando nos imaginamos o proponemos que amando menos a un ser humano lo amamos más a Él?” [pues igual que el casado que “amando menos” a su secretaria “ama más” a su mujer].
Está claro que “quien celebra no es el cura, sino la comunidad. En la comunidad no hay clérigos y laicos, docentes y discentes, sagrados y profanos, sino que la propia comunidad es la protagonista de su caminar” [je, je. Pues si no hay clérigos y laicos ¿qué sentido tiene un movimiento de curas casados? Me temo que, después de perder la fe, lo único que han conservado es el clericalismo]. En la mayoría de los casos, todo este proceso se hacía al margen del derecho canónico [siempre hay que mencionarlo, porque queda muy legalista], pero con la anuencia y la bendición de la comunidad cristiana de pertenencia [otro eufemismo, donde debería decir “la camarilla de amiguetes del cura”]: decidimos “vivir lo que creímos que tiene que ser, sin pedir ni esperar permisos", y sin “reducirse al estado laical", expresión que ofende también a los laicos.
Ya ves, Su Santidad: muchos hombres, con sus mujeres, que se colocaron voluntariamente en el margen. Se convirtieron en hombres (y mujeres) de avanzadilla, de frontera. Pero, fíjate, en ningún momento rompieron con la Iglesia [si el sacrilegio, la herejía, la contumacia en la desobediencia y, generalmente, la excomunión no son romper con la Iglesia no sé lo que son].
[…]
El libro es eso: la narración de 23 historias de coherencia y coraje, de fe y ternura, en boca de sus protagonistas. Más un prólogo y un epílogo sobre el MOCEOP (que “dejó de ser un movimiento meramente reivindicativo para ser un movimiento de renovación eclesial” y cuyo tino fue “saber remover un puntal que tambaleaba toda la estructura (…) No tanto el celibato como condición, cuanto el clericalismo mismo” [por eso crearon un movimiento cuya única definición es, precisamente, el clericalismo de sus miembros, que lo mantienen después de haber perdido todo lo demás].
[…]
“La concepción del cura como funcionario de la Iglesia debe pasar a mejor vida” [cierto, aunque me temo que estos curas casados son el mejor ejemplo de esa concepción], dice uno; porque “tengo mis serias dudas -añade otro- de que la parroquia, o al menos la mayoría de ellas, sean hoy lugar de evangelización” [cierto, por desgracia, aunque es triste que la solución que proponen sea dejar que el mundo nos evangelice con su ideología en lugar de evangelizar].
[…]
Nada más, Su Santidad. Yo creo que, si lees este libro, no te vas a arrepentir. Y quizás su lectura te dé un empujoncito y te anime a decir en algún momento (quizás en el avión, ante los periodistas, donde ya has dicho alguna que otra barbaridad) una frasecita que deje abierto el futuro para un urgente replanteamiento del ministerio sacerdotal. Tal vez estos curas no lo necesiten; pero la Iglesia sí lo necesita. Y yo creo que debes hacerlo.
[…]
Ya vas teniendo tus añitos, Su Santidad, y a los ancianos se les permite decir las verdades con descaro ("parresía", lo llamaban tus predecesores). También la mayor parte de los que participan en este libro tienen ya sus años ("Me siento padre y abuelo -dice uno de ellos- y veo a Dios Padre mucho mejor que antes"; uno ya falleció, otro lucha ahora mismo contra un cáncer, la gran mayoría están jubilados… Pero no han perdido ni un gramo de esperanza. “Rozando la tercera edad, nosotros seguimos” [pues sí, así es, siguen anclados en lo que fue “moderno” hace cincuenta años, sin darse cuenta de que era una moda que pasó, como todas las modas y de que se han convertido en lo que tanto criticaban: en reliquias de un pasado oscurantista].
[Borramos los insultos directos al Papa]
Si otro mundo es posible, como creemos firmemente, también es posible otra Iglesia [en esto estamos de acuerdo, es posible otra iglesia (con minúscula claro, porque será de mentirijillas); de hecho, hay muchas ya, se llaman luteranos, calvinistas, adventistas, mormones, episcopalianos… y algunas de ellas serían perfectas para este caso, porque no piden creer en nada].
Un abrazo, Santidad (o “Santi", si lo prefieres). [Cuando se unen la falta de juicio, con la suficiencia y el mal gusto, los resultados son evidentes]
79 comentarios
Su carta al Papa, que obviamente el Santo Padre no va a leer porque no está para perder el tiempo con estas cosas, es una muestra más de en qué se ha convertido ese señor. Es un amargado y resentido que además no puede disimular su aversión hacia el catolicismo.
Alguna de sus viñetas ha llegado claramente al grado de la blasfemia. La mayoría son un canto a la más absoluta falta de fe católica de su autor.
Y pocas cosas hay tan patéticas en este mundo como un sacerdote que ha perdido la fe y que además se dedica a airear su situación por todas partes.
Eso sí, tiene un grupo de seguidores, gente que igualmente no sabe lo que es tener fe católica, que le aplauden sus gracias. Y es que, técnicamente hablando, es bueno. Sabe transmitir su mensaje. Lástima que el mismo sea la corona de flores secas que adornan su alma muerta.
Macho, no pierdas el tiempo con esto, hay todavía muchos Padres de la Iglesia, doctores y mártires por leer.
http://www.hechosquedanesperanza.com/index.php?option=com_content&view=article&id=95&Itemid=72
Aunque estoy de acuerdo con Luis I. en que algo de masoquista debes de tener (bueno, y con el resto de lo que señala), no puedo negar que la cartita tiene su toque cómico, esperpéntico y estrafalario, como por ejemplo "una papisa a la que podamos llamar simplemente “Susan", y no Su Santidad". ¡En fin, de todo tiene que existir!.
Un cordial saludo.
Puesto que el tal Cortés no está dispuesto a callarse o a marcharse de una Iglesia qu tanto le asquea, su obispo o su superior religioso debería ayudarle con un empujoncito y pnerle en la calle. Siempre lo podría acoger Juan José Tamayo en su cátedra para vigilar los exámenes.
Los comentarios de Bruno vienen muy al caso de las lamentables tonterías que ha soltado el tal Cortés: esperpento, puro esperpento de principio a fin.
Son libres de sopesar si ímporta más su vocación, u otras cosas, digamos, más terrenales. Y obrar en consecuencia.
Lo que no se puede pretender es imponer puntos de vista muy particulares, en una casa con 2000 años de tradición; de verdad que no entiendo que a alguien consagrado a Dios, le importe tanto el asunto de la jod...da, dicho sea con perdón.
El recurso de escribirle a una personalidad destacada es patético. En mi país, un poetastro le escribió una carta a Verlaine, y después se jactaba de que "mantenía correspondencia con Verlaine"
Bueno Ana no se enfade, es cuestión de opiniones, a usted le parecen "lamentables tonterías y puro esperpento" lo que ha escrito el hermano Cortés y a mucha gente les parece esperpéntica, anacrónica y sin sentido la creencia en lo que dice la Biblia y en los dogmas de la Iglesia, es así.
Y que, si el señor Cortés es todavía clérigo (o algo que se le parezca), pues que su Obispo haga algo. Por lo menos converse con él para ayudarlo a razonar. Por lo más, que lo invite amablemente a ser coherente y dejar el ministerio. Seguro que eso lo alivia a él y al resto de la Iglesia (al menos).
Queréis volver al oscurantismo, al geocentrismo, al derecho de pernada, al mito.
Sin estos santos de dios, que vivifican la iglesia, padeciendo sus martirios de incomprensiones y marginación de aquéllos que temen abandonar sus seguridades estáticas e inmovilistas, la teología se limitaría a repetir hasta la nausea los bizantinismos de un Aquino o un san Agustín.
Por suerte, estas vanguardias, que tanto sufren a mano de la burocracia de la curia, cuentan con notables apoyos entre los padres obispos.
Sóis otra iglesia, una iglesia muerta como un cadáver momificado. La iglesia verdadera está en otro lado, con las prostitutas y los pecadores, y con los marginados (como el Hno. Cortés). No tenéis caridad verdadera ni solidaridad. Sóis temerosos burgueses, cómodos en vuestros tesoros y grandes catedrales, construidas para imponer temor al pueblo e ilusiones de liberación en otra vida. Una religión oficialista que no sabe de lo experiencial, ni de las necesidades del pueblo de dios.
Gracias a dios existen hombres providenciales como el Hermano Cortés. Y, gracias a dios, os estáis extinguiendo. Cualquiera de vuestros "movimientos", verdaderos opios del pueblo, con vuestras espiritualidades individualistas, manejadas como grandes corporaciones empresariales, con ingentes recursos de quienes prefieren mantener al pueblo con los ojos puestos en otra vida mientras se los esclaviza con el capitalismo salvaje; digo, cualquiera de esos "movimientos" vuestros, cuyos aparentes éxitos tanto festejáis, no alcanzan a tener la cantidad de hermanos que tenemos en una sola de nuestras provincias (eso sin contar terciarios, comunidades de base, grupos de jóvenes, grupos justicia y paz, grupos de divorciados, los grupos mal llamados misioneros, etc.).
Seguid festejando en la cubierta del Titanic. Esta iglesia, vuestra iglesia, cerrada y excluyente, se hunde, mientras pretendéis quemar en la hoguera a quienes realmente hacen teología transgrediendo los límites de estructuras perimidas.
Ala, a seguir bailando mientras el Titanic-iglesia se hunde.
Es verdad que el tema del celibato es una cuestión abierta, que no pertenece al núcleo de doctrina, pero ello no quiere decir que podamos hacer lo que nos venga en gana con esta realidad milenaria, que lo es por algo. No soy nadie para opinar sobre estas cuestiones, pero no parece recomendable deshacernos de un tesoro espiritual de primer orden como es el celibato. Siento que no hemos alcanzado la madurez espiritual para dejar la puerta abierta en este aspecto, pues aunque es seguro que existieran sacerdotes ejemplares casados, también lo es que sería una fuente muy sencilla de corrupción no ya moral, sino de la disposición de servicio que todo sacerdote debe a su comunidad. Ser célibe por la gracia de Dios es uno de esos dones más evidentes del Altísimo a sus criaturas. Conozco algún caso que, poseyéndolo, no parece ser consciente de la enorme gracia concedida, pues no siente el menor esfuerzo en mantener su celibato; pero esa vivencia de casi segunda naturaleza no debe hacernos olvidar que es un tesoro que debemos preservar. Desde luego siento que ahora no estamos maduros para semejante decisión; sería una vía más para la degradación de la vida eclesial. Dios quiera que un día la comunidad de fieles, clérigos y laicos, alcancemos ese grado de profundidad y crecimiento espiritual para considerar irrelevante esta cuestión.
Te he felicitado y no me pesa volver a hacerlo por ese estilo, muy original tuyo, de las glosas en la era del ciber-espacio.
Lo que nuestros queridos monjes y frailes de la Edad Media hacían con sus herramientas, tú lo haces con las tuyas. Siempre que lo veas oportuno, por favor, cultiva este estilo. Ayuda a desenmascarar farsantes, como este tal Cortés, que quieren pasar por "buenazos" pero cuya retórica fácil se quiebra cuando no se le da respiro a la acumulación de sandeces. ESO es lo que logra tu estilo: no dejar acumular excrecencia verbal.
Adelante, hermano.
Sin embargo, quiero hacerte partìcipe de un grave problema que ha surgido en mi investigación teológica antropocentrica: eso que tú dices de que "La iglesia verdadera está en otro lado, con las prostitutas y los pecadores, y con los marginados (como el Hno. Cortés)". Es decir, que los pecadores y prostitutas serían los buenos, y los marginados estarían en el centro. Ahora bien, ¿qué hacemos con los castos, los justos y los obedientes? Ningun problema, podemos decir que son fariseos y están marginados de la Iglesia. Pero entonces, al ser malos y marginados, están con la Iglesia verdadera, en su mismo centro y los pecadores y prostitutas son los que están en otro lado, pues son buenos y están en el centro. Y así. Se parece al baile de las sillas.
Hasta el momento, no se le halla una solución científica al tema. Lo trato en mi folleto "Fair is foul and foul is fair: una teoría de los buenos", Edit. Aleister Crowley, Isla de Corfú, 1968. Prólogo del cardenal Martini.
Yo sí creo que deben comentarse estas barbaridades, pues en caso contrario muchas personas quedarían inermes antes ellas, por lo que le doy mi más sincera enhorabuena.
Lo trato en mi folleto "Hacia una Iglesia sin Vanguardia", Edit. Engels, Tréveris, 1968
Yo tengo un método, y es el siguiente: no leer basura. El igorarla mata. Amén.
Estamos, pues, en el año 45 DC. La mayoría de mi obra se publicó en el año 3 DC.
¿Quién diría en serio ese manojo de tópicos gastados e insotenibles ?
Ahora bien, como conversación entre personajes es buenísima.
Pasionario, siga, porfa, es usted muy ingenioso, aunque costará que supere a Higinio, nos estamos partiendo de risa con la coversación Pasionario / Higinio, ja ja ja
¿Hay alguna forma de acceder a las obras completas de Higinio Fernández? ¿O al menos, a los geniales atisbos que ha ido dejando en estos hilos de comentarios? Yo intento coleccionarlos, pero me debo haber perdido muchos.
Cada mes toda mi obra es reelaborada y reescrita, por lo que es proteica y cambiante como el Libro de Arena de Borges.
Higinio jamás se baña dos veces en el mismo río...
Es más, lo que acabo de escribir aquí debería aggiornarse, pero lo voy a editar brevitatis causa.
Hace poco, firmé un convenio con mi editor suizo, por el cual mis libros se publicaran anilladas, con las páginas removibles. Cada mes se actualizará con mi nuevo Pensamiento. Lo mismo hago con mis Cuadernos de Liturgia. Se tira la página y se pone la nueva.
Es un cierto ejercicio de ingenio: se cogen repertorios de tópicos en bruto, se entretejen conforme a unas claves dadas y sale un discurso ideológicamente identificable.
Es un divertimento retórico que a veces usamos en clase de Lengua; es regocijante, divertido y revelador. Docere delectandi, enseñar a los chavales a descubrir las falacias, las trampas lingüísticas, los ganchos ideológicos encubiertos, el trabajo de mensaje implícto con que se fabrica la retórica política o la arenga de masas o la propaganda o la publicidad...
Sin duda Pasionario es un colega que ha elaborado en un santiamén ese comentario acudiendo a uno de esos repertorios.
Es muy simpático de su parte, ¿no crees?
a mucha gente les parece esperpéntica, anacrónica y sin sentido la creencia en lo que dice la Biblia y en los dogmas de la Iglesia
LF:
Vale, pero lo que no tiene sentido es que esa gente pretenda ser católica. Lo mismo ocurre con el Hno Cortés. De católico no tiene nada. Que abandone la Iglesia de forma pública. O que le hagan abandonarla. Podemos sobrevivir sin él.
Es decir, si para ti somos eso, sé consecuente y niégate a participar de la misma mesa eucarística que nosotros.
De todas maneras, te comunico una noticia que a ti te parecerá horrorosa y a nosotros feliz. El futuro de la Iglesia no está en los que aplauden al Hno Cortés. Ellos, entre los que te encuentras, no son capaces de producir vocaciones al sacerdocio. Son sólo amargura y resentimiento. Los sacerdotes de las próximas décadas saldrán de nuestros hijos, de nuestra educación en la fe de la Iglesia. Vosotros sois ya la polilla que ha mutado para sobrevivir entre la naftalina del progresismo eclesial. Pero sois historia. La biología os pondrá en el lugar que merecéis.
Quiera Dios que algunos os arrepintáis y os convirtáis a la fe católico antes de pasar a mejor vida.
Ha sido dibujada por alguien que finge no saber dibujar hasta en el más mínimo detalle. Hay una parodia de la rudimentariedad y del primitivismo -incluso con una sutilísima alusión a cierto problema de motricidad fina- que desconcierta por su ironía. La sabia mezcolanza de colores fuera de gama dan la errónea sensación de que el dibujante se halla perdido como vaca en la neblina, como un buzo al que le han sacado la escafandra hace diez minutos y no lo ha advertido... Una masterpiece, un cappolavoro.
En fin, hay que ser eximio en el arte de dibujar para dibujar como quien no tiene la más pálida idea de dibujo.
Es algo análogo a lo que hago yo en mi campo. Lo explico en mi folleto, "Antiteología, o la ciencia de no creer en Dios", Editorial Apófasis, Abadía de Telemnos, 1968
La teología es cosa seria, no para aficionados como vosotros. No se hace teología más que caminando por la corniza de la herejía. Y no se hace más teología si no está al servicio del pueblo de dios.
Que no tenemos vocaciones, pues si así fuera (cosa que no), no nos molesta. Vosotros sois los que necesitáis de números, porcentajes de crecimiento, gráficos empresariales, etc.
Pero el hecho es que nuestras comunidades de base crecen, nuestra obra solidaria también, nuestra presentación del evangelio adaptada a esta época y sujeta a las necesidades del pueblo de dios. En cambio, sóis vosotros los que nos proporcionáis "vocaciones" (como decís en vuestra lengua arcaica). Cuando los laicos asumáis vuestro verdadero papel de sacerdotes, se comprenderá realmente que sólo hay una diferencia de grado con nosotros los clérigos. No os dejéis rebajar por esa ideología clerical que quiere haceros creer que sois menos, que el chamán que hace unos pasos mágicos secretos en misa. La misa es tan sólo una comida del pueblo de dios y el cura cumple una función que, cuando la teología progrese lo suficiente, va a poder ser cumplida por cualquier cristiano.
Mientras tanto, os perdéis lo fértil de la obra de los verdaderos teólogos de nuestro tiempo, aferrados como estáis a vuestras seguridades, de espiritualidad individualista y supersticiosa. Buscando la condena y la marginación de quienes introducen un poco de aire en una iglesia que tiene demasiado olor a encierro.
La iglesia que se extingue es la vuestra, lo repito; la iglesia cerrada en la penumbra del gótico o el barroco, la iglesia excluyente y del miedo al infierno, la iglesia que desconoce el drama de la mujer que aborta, del homosexual, del divorciado, del pobre, del preso, etc. La iglesia nueva es la que se abre a todas las gentes y muy especialmente a quienes más sufren, a los miserables y marginados a causa de su situación social, de género, de raza o de religión; donde no se condena a nadie, puesto que dios es amor y absoluta misericordia; donde no hay lugar para los fundamentalismos y se comprende a quienes rezan a dios a su manera (o que aún sin creer en dios, viven en forma coherente y comprometida, mejor que muchos que van a misa todos los domingos y confiesan "pensamientos impuros" al tiempo que ni siquiera miran a quien le pide limosna en la puerta). Bah, la que se extingue es vuestra iglesia farisaica y atrasada, belicosa y cruel, inquisitorial y censora, la que no ha aprendido nada de las otras religiones verdaderas, de Buda, de Mahoma, de Dr. Martin Luther King, del Mahatma Ghandi, encerrados como estáis en repeticiones de "dogmas" y la "letra de la ley" - todo fuera del contexto histórico y el análisis crítico de la ciencia teológica seria.
Es más lindo creerse parte de una élite selecta, "gracias Dios por no ser como..." ¿Pero dónde está la solidaridad? ¿Dónde está el compromiso con la humanidad y con el planeta? ¿Qué cristianismo es ése que no se preocupa por los sin techo, los inmigrantes, etc.? ¿Qué cristianismo es ése que, cuando parece ocuparse, en realidad busca clandestinamente hacer proselitismo y no los respeta en sus justas creencias, ya sean musulmanes, ateo, evangélicos, etc?
No os confundáis, pena dáis. No es vuestra culpa sino del temor que os infundieron curas y obispos burgueses, que no quieren laicos que piensen por sí mismos, sino esclavos que, temerosos del infierno, los sirvan. Lástima dáis los autores de articulillos como éste, que no hacéis más que confirmar en la ignorancia a cristianos que piden a gritos su liberación.
Discrepo, hermano, aquì te has aburguesado.
Hay que saltar de la cornisa.
Tal vez su iglesia del rencor tenga más fieles, pero la Iglesia de Cristo no necesita más que aquellos a los que Dios llama.
El Señor le conceda paz y descanso a su corazón. Lo necesita de verdad.
Cuando leo "la teología es algo serio, no para aficcionados como vosotros" o "la misa no es mas que una comida del pueblo de Dios" y algún disparate más, digo: seguro que es un cómico imitando y burlándose de los progresistas.Pero cuando leo "La iglesia nueva es la que se abre y especialmente a los que más sufren", pienso que realmente, eso no es imposible que lo diga un cura de los de la teología de la liberación ya que lo puede decir hasta el propio Papa. El discurso del Hermano Pasionario,ya sea en serio o en broma, resulta esperpéntico, mezcla todo e imagino que busca provocar reacciones adversas, algunas hilarantes.
Una vez más, Higinio, fabuloso, le reprocha su parcial aburguesamiento invitándole directamente, (con mucho amor cristiano, claro), a saltar de la cornisa, en un hermoso acto fraterno y revolucionario, ja, ja
Un cordial saludo.
Lo de Cortés me indigna. Si es cura o religioso sólo cabe amonestarle y pedirle pública retractación. En otro caso su obispo o superior tiene que echarle e impedir que siga esparciendo veneno en nombre de la Iglesia. Por amor a los sencillos y a su fe, escarnecida por este individuo, a quien Dios conceda la gracia de la conversión antes de la muerte. Y que tenga en cuenta su Obispo que Dios le pedirá también cuentas a él si no lo pone de patitas en la calle.
PAX CHRISTI,
Éste ha sido uno de los posts más interesantes y divertidos de los últimos días.
(25 de Marzo, fiesta de la Anunciación de María y Jornada por la Vida)
Crónicas frente al abortorio.
Hacía un frío que pelaba. El viento se encallejonaba y no nos daba tregua. Cuando llegué al abortorio acababan de marcharse dos de los asistentes al testimonio y quedamos tres, aguantando las pancartas como podíamos.
”No lo abortes, por favor. Es tu hijo y no tiene culpa de nada. Si quieres ayuda, ven y habla con nosotros.”
MA había recuperado el ánimo. Recordaba lo abatida que la vi un par de semanas atrás, después de discutir con uno de los policías que acudieron cuando nos denunciaron desde el abortorio. Se sentía mal por esa discusión, por haber caído en una provocación buscada por los profesionales de la matanza en serie de esos pequeños humanos incapaces de defender sus cuerpecillos en el templo de la vida, en la barriga de sus madres. Vinieron un coche “Z”, un furgón policial y seis agentes. Nosotros éramos cuatro y un Rosario.
La vida es triste, muy triste. Dentro se mata y fuera se defiende la vida de los pequeños prójimos “sin nombre”... y las autoridades ya no protegen a los más débiles, sino a los más fuertes... Dios mío, ¿hasta cuándo estaremos soportando esta iniquidad anunciada que está dejando nuestros corazones resecos y yermos, vacíos de amor y rebosantes de egoísmo?
”...y por haberse multiplicado la iniquidad, se enfriará la caridad de la mayor parte.” Mt 24,12.
A mi llegada, iniciamos un nuevo Rosario. Nunca había visto tal afluencia de mujeres al herodiato. La mayoría venían acompañadas de amigas, novios o familiares. Algunas llevaban incluso bebés y niños de corta edad en sus cochecitos. Me llamaba la atención la presencia de abuelas, y algún que otro abuelo, acompañando a hijas o nietas al aborto... ¿Cómo han podido cambiar tanto en tan poco tiempo?
El padre de una hija menor de edad, (menor para todo tipo de decisiones legales, excepto para abortar a su hijo), esperaba fuera la terminación del sacrificio de su hija convertida en una ofrenda más a la sexualidad embrutecedora y machista. La madre estaba dentro con ella y él allí, esperando, trajeado como para una ceremonia. Fue un acto familiar de una familia unida... aunque cuando se alejaban los tres juntos, nadie echaba de menos al que ya faltaba para siempre.
Como hacía frío, las mujeres salían sólo a ratos a fumar un cigarrillo y charlar, esperando su turno. Alguna preguntó a otra que salía si le había dolido mucho... pero al abortado nadie le pregunta... Pasa de la vida a la muerte sin que nadie le conozca, sin que nadie se interese por él. Con una muerte peor que si fuera una alimaña, sus despojos acaban en la basura. Cuando lleguen al seno de Dios, ¿comprenderán la realidad de lo que les han hecho? ¿Y cómo nos ven a todos nosotros? ¿Se puede estar en el Cielo y gozar de la Eternidad, sabiendo lo que te han hecho y quién te lo ha hecho?
Salió una mujer musulmana, tambaleándose ligeramente por las molestias del aborto recién practicado. Su pareja, de aspecto también magrebí, había estado fuera esperándola y hablando por su móvil una larga conversación en árabe... También entre musulmanes hay contradicciones... Abortó, pero con el pañuelo cubriendo su cabello. Ambos se marcharon a lomos de una moto de buena apariencia.
Me acuerdo de mi parroquia y de mi párroco... ¿Por qué nunca pedimos públicamente por estos prójimos sin nombre? Recuerdo las preces diarias de siempre: por los parados, por los enfermos, por la paz... Ninguna petición que mantenga vivo en nosotros el recuerdo de todos los diminutos masacrados de cada día... Si son 115000 al año, cada día se exterminan vidas equivalentes a un instituto de secundaria... Y no pasa nada... Ni siquiera dentro de la Iglesia... Todos nos hemos olvidado de ellos. El horror y la masacre están delante de nosotros a diario y nosotros vamos a lo nuestro, a nuestros quehaceres cotidianos, a nuestras cosas, todo sigue igual, como si no pasara nada, porque nada pasa... El aborto ha ganado y lo ha hecho por goleada....
Dos mujeres se aproximan. Ya estuvieron antes y vieron que tenían que esperar su turno. Parecían venir de un centro comercial cercano. Del otro lado, otras dos bajando la calle... Dirigimos nuestras miradas hacia ellas y luego a nosotros mismos. El rostro de L reflejó repentinamente cierto alivio y me dijo: “pobrecillas, tan afectados estamos que cada mujer que pasa por la calle, nos parece que ya es culpable de querer un aborto. Simplemente, ahí vienen dos jóvenes normales y sencillas.”... La realidad fue que sencillamente entraron en el abortorio con toda normalidad. Sentí un escalofrío imaginando la sociedad que vivirán nuestros hijos.
Vimos salir dos mujeres asiáticas y otras rumanas. Pensé: Pobres, éstas vienen a hacer los trabajos que nosotros no queremos, a cuidar de nuestros mayores, enfermos o dementes, venticuatro horas al día, y nuestra sociedad del bienestar les propone matar a sus hijos...
Hacía ya rato que sólo quedábamos L y yo y el frío nos calaba. Normalmente esperamos hasta la última mujer que entra antes de irnos, pero esa tarde no pudo ser. No paraban de llegar y se hacía tarde, así que nos despedimos y nos fuimos.
Mientras me alejaba, me venían recuerdos de mi reciente viaje a Polonia. Sobre la entrada del mayor campo de concentración y exterminio nazi, Auschwitz, un lema sarcástico: “Arbeit macht frei”, El trabajo libera. Sobre nuestro país, convertido en un inmenso Auschwitz, el brutal lema de la última conquista social: El aborto libre.
Yo también soy un feto.
Winston Smith.
Percival te agradezco que me consideres buena compañía, yo también me divierto mucho con vuestras ocurrencias; pero recuerda que yo solamente estoy de visita, de paso, vengo a veros porque me resulta curiosa vuestra forma de ver, entender e interpretar las cosas, aunque no resulta tan gracioso cuando quereis interferir en la vida de los demás con la excusa de salvarles o cualquier otra cosa.
Pero poco a poco vuestra familia, como os gusta llamaros, se va reduciendo y acabará diluida y olvidada.
http://gradllon.wordpress.com/2011/03/05/carta-abierta-de-un-pre-seminarista-a-jos-luis-corts/
El de Harry Potter, pues Zerolo con menos años, total, mismo perro, casi el mismo collar.
El hermano Cortés tb me resula muy familiar.
Me da que esta viña en vez de buen fruto, los da ya con el sello de caducado, antes de ponerlos en la cesta.
VUestra religión, es la vulgaridad, y la repetición sin tregua de gansadas;hala a escribir panfletillos comicos como los del Pasionator.Te ries un ratejo.
Haber hasta cuando en lugar de perder el tiempo con "cartitas y comentaritos en color rojo" transcriben los apotegmas de los Padres del Desierto, ó la Filocalia, y no tarugadas que nada edifican y solamente ocupan espacio en páginas católicas...
Por otro lado, yo creo que sería muy conveniente saber el parecer de un Presbítero casado, me refiero a los Ortodoxos católicos ó no católicos, pues ellos han defendido esa tradición que la misma Iglesia de Roma ha tenido que aceptar cuando ellos se han unido con Ella.
Y aclaro que NO son sacerdotes de 2a clase, sino tan santos y sacerdotes como cualquier otro.
SI AL CELIBATO Y SÍ A LA IGLESIA DE ORIENTE QUE PERMITE SU PRESBITERIO CASADO.
Haber hasta cuando en lugar de perder el tiempo con "cartitas y comentaritos en color rojo" transcriben los apotegmas de los Padres del Desierto, ó la Filocalia, y no tarugadas que nada edifican y solamente ocupan espacio en páginas católicas...
Por otro lado, yo creo que sería muy conveniente saber el parecer de un Presbítero casado, me refiero a los Ortodoxos católicos ó no católicos, pues ellos han defendido esa tradición que la misma Iglesia de Roma ha tenido que aceptar cuando ellos se han unido con Ella.
Y aclaro que NO son sacerdotes de 2a clase, sino tan santos y sacerdotes como cualquier otro.
SI AL CELIBATO Y SÍ A LA IGLESIA DE ORIENTE QUE PERMITE SU PRESBITERIO CASADO.
AMDG
También se puede ser casado o viudo. Pero no vale divorciarse o enviudar a la fuerza... sin que haya un fracaso personal y una traición a la vocación.
Lo siento: mi herencia es el Señor y soy una señora, ¡el Señor es también herencia para todos, no solo para los clérigos! ¿Desde cuando Dios es solo para los curas y las monjas? Dios es de todos y eso es lo que vino Jesús a contarnos.
Es un poco más profundo que eso. Un seglar tiene al Señor como herencia, ciertamente, pero también tiene (según los casos) la herencia que le dejaron sus padres, el negocio familiar, las tierras de sus antepasados, la herencia económica que va a dejar a sus propios hijos, el trabajo con el que sostiene su casa y a su prole, etc. Un clérigo (o un religioso) dejan, a grandes rasgos, todo eso para que el Señor sea su única heredad. Por lo tanto, todos podemos decir que el Señor es nuestra herencia, pero los clérigos y religiosos lo pueden decir de forma especial y eminente, por su consagración especial a Dios.
Esta distinción viene del tiempo de las tribus de Israel. El Señor repartió la tierra prometida entre todas ellas, excepto la tribu de Leví. Los levitas, dedicados al templo y al culto, no tenían la herencia material de una porción de la tierra prometida, porque su única herencia era el Señor. Por eso dice el Salmo "el Señor es el lote de mi heredad y mi copa".
Saludos.
Estoy de acuerdo en que se le ve quemado, que hay actitudes que con los años le han vuelto más ácido.
Pero Cortés y yo compartimos muchas ideas sobre cómo debería ser la Iglesia. Más cercana al Evangelio en muchos aspectos. Puede equivocarse como nos podemos equivocar los demás, y expresarlo libremente, igual que los demás.
Que él, tantos otros,(yo), imaginemos algunos cambios en esta Iglesia, porque entendemos que debería ser de otra forma, no me parece siempre fruto de la quemazón, la mala educación, la desinformación,... hay teólogos dentro de la Iglesia con opiniones muy distintas sobre muchos temas. Y yo no tengo edad suficiente para estar quemado.
Muchos Papas han quitado cosas que otros han puesto y permanecían durante años (tradición?).
Dios nos ha dado su Palabra, una cabeza para pensar y una boca para hablar. Ya cada uno echará cuentas con Él.
Creo que mejor leen más el evangelio a ver si se contagian de algo pues parecen inquisidores de la época de la cristiandad.
Además el es respetuoso, dice su santidad... no veo el porque de tu escandalo farisaico!!!!
http://www.moceop.net/andres/N_125/th_125.pdf
jajajajajajajajajajaja eres la imagen de la Iglesia que queremos acabar... oiste "la imagen de la Iglesia" no la Iglesia... para que no me lo escribas con rojo!!!!
Vamos mal con gente pensando asi!!!!
Es curioso que quien no aporta nada y quien se limita al pataleo eres tú. Yo he dado un montón de argumentos en el texto y tu no has contestado a ninguno, te limitas a reírte y a insultar. Con ello demuestras que las barbaridades de Cortés son indefendibles.
Saludos.
En eso estamos de acuerdo, las barbaridades y los malos juicios no pueden ser defendidos!!!
Y deja la mojigatería...jajajajaja
Como puedes ver arriba a la derecha, soy Bachiller en Teología, además de Licenciado en Física.
Observo que sigues sin dar el más mínimo argumento.
Saludos.
1. Eunuco por el reino de los cielos
2.No y amén
por la teóloga: Uta Ranke-heinemann
3. Jesucristo liberador
4. La fe en Jesucristo
por Joh Sobrino
5. El mundo de Jesús y los evangelios
por Beuce malina
6. Jesús aproximación histórica
por José Antonio Pagola (si Pagola, otro condenado a la hoguera de la Santa Inquisición) jajajajajaja
7. Evangelios Mateo, Marcos, Lucas y Juan cualquier versión, te recomiendo Biblia de Jerusalen
8. Concilio Vaticano II, en especial Gaudem et spes
y hablamos de teología.... TRENTO YA NO SIRVE, POR FAVOR DEJA DE LEERLO... estamos en 2013...
Gracias!!!
Gracias por definirte con tus comentarios. Muestras con claridad que:
a) No sabes nada de teología católica
b) No eres católico
No sabes nada de teología católica porque el Concilio Vaticano II dice exactamente lo contrario que esas cosas que tanto te gustan que dicen Sobrino, Uta Ranke-Heinemann, Pagola, etc. En vez de mencionar tanto el Vaticano II, prueba a leerlo y te sorprenderás bastante.
No eres católico porque quien dice que un Concilio infalible de la Iglesia, que definió un montón de dogmas de fe, "ya no sirve" no es católico.
Además, es gracioso que sigues sin dar ningún argumento. Lo siento, pero las risitas, los insultos y el aire totalmente inmerecido de superioridad que te das cuentan como características de troll, no de comentarista serio. Si sigues así, borraré tus comentarios.
Saludos.
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