Una nueva Agustina de Aragón
Los lectores hispanoamericanos quizá no sepan quién fue Agustina de Aragón, subteniente de Artillería. Allá por el siglo XIX, en uno de los asedios de Zaragoza por las tropas de Napoleón en la guerra de la independencia española, las cosas se pusieron muy feas. Habían caído muertos o heridos todos los defensores de una de las puertas de la ciudad, la del Portillo. Ya estaban las tropas francesas entrando por ella para conquistar la ciudad cuando Agustina, que cuidaba a los heridos junto con otras mujeres, se lanzó a la defensa y consiguió disparar un cañón, prácticamente a bocajarro, sobre los franceses, que se batieron en retirada. Así dio tiempo a que llegaran nuevos defensores y se salvó la ciudad. El General Palafox, admirado, la nombró artillero y, a lo largo de la guerra, ascendió a sargento y a subteniente.
¿Por qué cuento esto? Porque el otro día vi a una nueva Agustina de Aragón, en una exposición sobre el Románico catalán a la que fui. Una exposición preciosa, por cierto, con multitud de frescos, tallas de madera, orfebrería y otras maravillas románicas. Un verdadero tesoro de la fe de nuestros padres, procedente en origen de iglesias de Cataluña (aunque ahora muchas de estas imágenes estén en museos, por desgracia).
La gente, como suele pasar en estos sitios, hablaba bajito y, a menudo, con aires intelectuales. En general, los comentarios eran de tipo artístico y las explicaciones de la exposición eran asépticas, por no decir agnósticas. Hasta que llegó una madre con sus hijos que me dejó asombrado. Sin el más mínimo respeto humano, se colocó ante dos imágenes de Cristo crucificado y, en voz perfectamente audible para todos los que estábamos en la misma sala, se puso a darles una catequesis usando las imágenes.
Fue una catequesis estupenda. Uno de los dos crucifijos era típicamente románico y les explicó a sus hijos (y demás oyentes) que, en el Románico, se representaba a Cristo como un Rey a pesar de estar crucificado, porque triunfó de la muerte y reina en la Cruz como desde un trono. El otro Cristo era de un estilo más gótico y, con él, les habló del sufrimiento de Cristo por nuestros pecados, para salvarnos a todos. Luego pasó a otras imágenes y les habló de la Virgen, San Juan… en cada sitio les explicaba lo que veían y les daba una pequeña catequesis.
Me encantó verlo y, sobre todo, escucharlo (como mucha otra gente que fingía no hacer caso pero tenía la oreja puesta). En una generación de católicos que no saben transmitir la fe a sus hijos porque se avergüenzan de ella, en medio de innumerables católicos acomplejados que apenas se atreven a decir en el trabajo que fueron el domingo a Misa, ante una tendencia generalizada a aguar la fe y a camuflarse como uno más en el mundo, en un momento en que parece que la Iglesia es derrotada y que las tropas del secularismo, del laicismo y del agnosticismo avanzan imparables, ella dio un paso adelante y, ante todos los presentes, confesó su fe. ¿Cuántos valientes no se habrían puesto blancos ante la mera idea de hacer algo así? Como dice el Señor en la Escritura: “Busqué un hombre que se mantuviera firme en la brecha y no lo encontré". Pero encontró a una mujer, fuerte con Dios.
Como Agustina de Aragón. O, mejor, como Judit contra Holofernes, como Esther ante Asuero, como Débora con Barak, como las mujeres y, sobre todo, la Mujer en aquella tarde en el Calvario, como Santa Teresa de Jesús en la reforma del Carmelo, como Santa Catalina de Siena y sus cartas al Papa, como Santa Juana de Arco y los ejércitos de Francia, como Santa Ángela de la Cruz ante un mundo comodón, como Santa Maravillas de Jesús, Santa Teresa de Lisieux, Santa Rosa de Lima…
¿Sexo débil? ¡Ja!
17 comentarios
http://www.exposicionesmapfrearte.com/romanico/
una cosa parecida me pasó cuando fui con mis hijos a visitar una exposición de iconos ortodoxos rusos, en el Centro Cultural Bancaja, de Valencia, este invierno pasado.
http://obrasocial.bancaja.es/cultura/exposiciones/exposicionesficha.aspx?id=347
Los niños preguntaban, y yo les iba explicando los diferentes iconos. Claro, cada icono es una catequesis. Poco a poco se fueron agregando otros visitantes...Incluso los vigilantes de la exposición...
Especialmente impresionante fue la contemplación del Icono del descenso de Jesus a los Infiernos (la Anastasis)
Un abrazo, y gracias por tu comentario.
La Paz.
Muchísimas gracias por el enlace; no me pienso perder la exposición (que por lo que he leído está hasta el 15 de mayo).
Y también de agradecer lo que nos has contado sobre esa señora; muy valiente por su parte, todo un ejemplo en un momento no solo en que los católicos parece que nos tenemos que esconder, sino que además lo políticamente correcto es reinventar la historia, el arte, etc...como si nada hubiera tenido que ver la religión o en caso de tenerla, hubiera sido de manera negativa.
Un cordial saludo.
Después de leer lo que cuenta José Manuel Genovés sobre la exposición de iconos, ¿no sería posible crear alguna sección en donde nos podamos informar sobre este tipo de eventos para, en caso de interés, poder visitar dichas exposiciones?. Es más, para no cargaros de trabajo, todos podríamos colaborar informando por correo a Info de exposiciones y demás que tengan lugar en nuestros sitios habituales de residencia.
Un cordial saludo.
Buena idea. Se la paso al Consejo de Redacción para ver si se puede poner en práctica. Mientras tanto, se puede avisar de cosas así en los comentarios.
en http://www.hoyesarte.com/exposiciones/4/8685-valencia-acoge-los-mejores-iconos-del-museo-rublev-de-moscu.html
he leído que la exposición de iconos se puede ver hasta marzo en el Centro Cultural Bancaja de Alicante.
Un saludo.
La Paz.
Gracias por contar tu experiencia.
Sí, hay que aprovechar las catequesis del arte cristiano, que se nos dan hechas. Nosotros utilizamos una pintura de la exposición sobre el martirio de San Esteban para hablar de eso a nuestros hijos (uno de los cuales se llama Esteban) y se les quedó bastante grabado. Todos los días pedimos con ellos la intercesión de San Esteban (y del santo de cada miembro de la familia), pero yo creo que no eran para ellos algo concreto hasta que no tuvieron esta imagen a la que poder asociarlo.
Una cosilla sin importancia: has puesto Anástasis, que significa resurrección, en vez de Katábasis, que significa descenso (a los infiernos), aunque es cierto que en los iconos orientales a menudo se representan como una sola cosa.
Saludos
Muchas gracias por la información y por el link.
Un cordial saludo.
Ahora entiendo que cuando el PSOE, IU, ERC hablan en contra de la religión, se dirigen es a ese público, que les compra todo lo anticatólico, que por lo que veo no es para nada pequeño.
Sin embargo, que unos quieran callarnos no significa que lo hagamos. Y creo que la forma en que la señora que comentas lo hizo es hacerlo con inteligencia.
¿Se podría crear una sección en infocatólica para dar una pequeña catequesis con esas bellas obras? Una explicación de la obra y una pequeña catequesis, aunque sea una mensual. Me parecería súper interesante.
Saludos y un abrazo.
Santa Isabel la Católica, la que seguimos esperando.
Cuando se contempla arte religioso, un agnóstico lo hará desde el estricto punto de vista artístico formal y técnico. Un creyente podrá valorar ese aspecto, y también reflexionar sobre el significado trascendente que el artista ha querido imprimir en la obra. Su apreciación será doblemente profunda que la del agnóstico.
No hay leyes que nos prohiban evangelizar. Nadie nos impide proclamar la palabra de Dios. No hay ningún impedimento o ley que no nos deje, en nuestro paseo por el museo del Prado, arrodillarnos ante uno de los muchos crucifijos expuestos, o rezar un Rosario ante la Inmaculada de Murillo (aunque estén desacralizadas).
Simplemente, nos avergonzamos de nuestra fe, y nos da una enorme pereza predicar. No porque nos persigan, sino por falta de convicción o por miedo a que se rían de nosotros. El principal problema de la Iglesia en España no está en los que nos quieren hacer callar desde fuera, sino que está dentro.
Por eso, hacer algo tan normal como catequizar a nuestros hijos en público nos parezca digno de una nueva Agustina de Aragón. ¿Qué dirían nuestro antepasados si levantaran la cabeza?
Pero respecto al inevitable tono victimista y de ciudad sitiada del post de Bruno ("... en un momento en que parece que la Iglesia es derrotada y las tropas del laicismo, secularismo y agnosticismo avanzan..."), os invito auna reflexión que igual es buena para todos.
No creo que los católicos se hayan vuelto acomplejados, sino comodones. La mayoría de los españoles se sigue confesando católico, pero de esos católicos que consideran al cura un funcionario, y lleva a los niños a bautizar con la misma resignación con la que lo ha inscrito en el registro civil. Y de la misma forma en lugar de enseñar a sus hijos la fe católica lo entregará en manos del sistema estatal/religioso.
No es cierto que se haya dejado de educar a los hijos en la fe católica, lo que pasa es que los padres han delegado en los profes de religión. De esa religión católica que pese a todas las quejas de acoso del gobierno masón y luciferino de ZP se sigue enseñando en las escuelas públicas, con profesores elegidos a dedo por los obispos y pagados con los impuestos de todos.
Se ha convertido una catequesis sobre la fe en una clase sobre una asignatura (que encima es una "maría" que no cuenta a la hora de la calificación global), y como comprendereis un niño no valora ni retiene lo mismo lo que te enseña tu madre que lo que te va a preguntar el padre Povedilla en el examen.
Si todo lo que deberían aprender los hijos sobre religión lo hicieran de parte de sus padres en su hogar, o en la parroquia,( o en un museo de la mano de sus progenitores), se verían las diferencias.
¿Acabar con la clase de religión y que los niños aprendar la fe de sus padres en casa o en la parroquia, sería un ataque laicista, o una solución que dejaría contentos a todos y además lograría una nueva generación de cristianos auténticos?.
Para el que le queden dudas, un servidor tuvo religión en el bachillerato...
La educación pública puede enseñar aquellos aspectos de la religión que formen parte de nuestra cultura, pero no le veo mucho sentido a financiar la enseñanza de una determinada religón.
A San Agustín y Sto. Tomás se les puede estudiar dentro de la materia de filosofía, las catedrales góticas se enseñan en Hª del arte, etc. Sin que por ello tengamos además que inculcarles a los niños que el condón agrava el problema del SIDA, por ejemplo. O dependiendo del profesor de turno, que los animales no evolucionan o que la Tierra es inmóvil. Esto último ha dejado de ser una exageración y es un peligro muy real para los cerebros de los infantes. Y desde luego con el dinero de nuestros impuestos, no.
En Ceuta y Melilla donde hay mayoría de estudiantes muuslmanes tienen profesores de religión islámica y también se els paga con dinero público, y dentro de unas décadas puede pasar lo mismo en muchas ciudades españolas.
Sin embargo el sr. César Vidal escribió hace varios años en EL MUNDO un artículo llamado "los imanes págueselos ud.", contra la contratación de profesores de religión islámica. Pues oiga, no es así. O todos o ninguno, si los padre católicos tiene derecho a que el estado les pague la educación de sus hijos en la doctrina de una religón, pues los demás también. Y yo creo que mejor ninguno, y el que quiera que en la escuela les enseñen a sus hijos su religión, pues para eso está la educación privada. Lleven a sus hijos a los colegios de curas, o a las madrasas o las sinagogas.
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Es que lo agrava (hasta llegar a un nivel de saturación del "mercado"), está ahora demostrado por un estudio que acaba de publicar la Universidad de Harvard.
Lo puedes leer en muchos sitios, excepto en los medios de la Secta donde lo silencian.
En cualquier caso a los niños en cuestiones morales no se tiene derecho a enseñarles nada que no quieran sus padres.
Los niños no son juguetes de los progres ni propiedad de ellos. Esto es difícil de meterlo en las molleras de los socialistas empeñados en asfixiar a toda la sociedad con su maldita ideología.
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