El rojo cardenalicio
Como ya sabrán los lectores, al igual que el color propio de los obispos es el morado, desde el siglo XV los cardenales se caracterizan, en la iconografía y en la práctica, por las vestiduras de color rojo o púrpura. Este color rojo no es casual. Significa su disponibilidad para dar la vida en el servicio del Papa y de la Iglesia. De hecho, así lo dicen en su juramento solemne: usque ad effusionem sanguinis, hasta el derramamiento de sangre.
Como es lógico, se trata de algo simbólico, ya que actualmente es poco probable que un cardenal tenga que sufrir persecución. Sin embargo, todavía sucede en ocasiones, en algunos países. Podemos recordar a diversos cardenales en Vietnam o China, como el Cardenal Kung, que han estado recientemente en la cárcel. También en la Antigua URSS sufrieron persecución obispos y cardenales, como el beato Stepinac, el polaco Stefan Wyszynski, el ucraniano Josyph Slipyj o el húngaro Joszef Mindszenty. O el Cardenal Kazimierz Swiatek de Bielorrusia, que todavía vive y estuvo encerrado durante años en campos de concentración. Él mismo cuenta que, durante su cautiverio, sólo podía apoyarse en la fe:
“Recibíamos 300 gramos de pan cada mañana, luego había que caminar entre siete u ocho kilómetros en la nieve para dirigirnos al lugar de trabajo. Adelante obligaban a caminar a los más débiles, que con frecuencia se quedaban en la nieve para siempre. En el campo siempre se trabajaba mucho. Sólo se podía sobrevivir con la fe. Yo tenía este privilegio, y nunca dudé de que podría salir de allí”.
Otros cardenales, en cambio, tienen que soportar tentaciones diferentes. En particular, creo yo, la tentación de mundanizarse. Por supuesto, la tentación de adaptarse a la forma de pensar del mundo es muy fuerte para todos, pero quizá especialmente para un cardenal, cuyas declaraciones y actuaciones tienen una gran resonancia en los medios de comunicación y que, en consecuencia, sufre una gran presión política y social por parte de Jefes de Estado, periodistas, políticos, otros eclesiásticos, etc. Los cardenales, a pesar de su importante misión, son humanos y, a veces, se echa algo de menos un poco más de parresía en ellos.
Pensando en todo esto, se me ha ocurrido una idea que probablemente será disparatada pero, aun así, tiene un cierto atractivo. ¿No sería posible dar un poco más de sustancia al simbolismo de las vestiduras rojas? ¿No se les podría dar un cursillo práctico a los nuevos cardenales que les ayudase a adaptarse a su nueva misión? Algo sencillito. Por ejemplo, el Papa podría realizar de forma habitual los nombramientos de cardenales in pectore y con una condición: que los nuevos cardenales marchasen durante un par de años a evangelizar en Sudán, China, Arabia Saudí, Yemen, los barrios de chabolas de Colombia o Venezuela o cualquier país del África negra que esté en ese momento en guerra. Es decir, a uno de esos lugares en los que sigue siendo posible morir violentamente por el Evangelio.
Incluso, para hacerlo más simbólico y evangélico, podría haber una pequeña ceremonia privada en la que el Papa les dijera: “Querido hermano, te vas a evangelizar a Siria. Aquí tienes un bastón, un breviario y unas sandalias. No te molestes en pasar por tu casa, que no hace falta que cojas nada. Puedes dejar aquí lo que lleves en los bolsillos. Dios proveerá. Nos vemos dentro de dos años. La bendición de Dios todopoderoso…”
Es muy probable que, si se hiciera algo así, los candidatos a esta dignidad eclesial se redujesen bastante en número. También es posible que muchos de los nuevos cardenales no volviesen con vida de sus primeros dos años de cardenalato. Eso sí, los que volviesen estarían dispuestos, sin ninguna duda, a servir al Papa y a la Iglesia usque ad effusionem sanguinis.
45 comentarios
Aun diré mas. Los cardenales pueden ir a los mas peligrosos rincones del mundo pero hoy la cristiandad está tan o mejor dicho muchísimo mas sedienta de la Palabra que todos esos "exóticos" lugares.
Propongo que todos vayamos, por ejemplo, a esa barriada marginal, a ese foco conflictivo, a ese guetto mahometano que tenemos en todas y cada una de nuestras ciudades, POR DESGRACIA.
Hay que predicar con el ejemplo y todos estamos llamados a dar la vida por Cristo.
La Iglesia de Cristo necesita una fuertísima conversión. Recemos por ello con intensidad.
"Propongo que todos vayamos, por ejemplo, a esa barriada marginal, a ese foco conflictivo, a ese guetto mahometano que tenemos en todas y cada una de nuestras ciudades"
Je, je. He estado a punto de escribir algo así, pero estaba seguro de que algún lector lo diría por mí. En efecto, todo esto lo he dicho de los cardenales por ser unos de los ministros más visibles de la Iglesia, es decir, por ser un signo para todos nosotros (y porque el hecho de ser cardenales les impone una obligación especial en este sentido).
No hay que olvidar que los cardenales deberían ser un signo o un ejemplo a imitar precisamente porque, como dices, la predicación valiente del Evangelio nos corresponde a todos, especialmente donde más difícil resulte.
Conozco algún grupo que hace cosas como las que sugieres o como lo que dice el artículo, pero, sin duda, es algo que todos los católicos tendremos que hacer, antes o después.
Saludos.
No tenía ni idea. De hecho, tampoco ahora no consigo encontrar información sobre ello en Internet. ¿Puedes dar algún enlace en que lo cuenten?
En cualquier caso, me alegro mucho de oírlo.
Llama la atención que sea el único cardenal mártir de la Historia (que yo sepa). Una razón más para un periodo "de prácticas" para los nuevos cardenales, evangelizando en lugares arriesgados. :)
Aunque hay que reconocer, como decía en el artículo, que ha habido bastantes cardenales confesores de la fe.
"han sufrido, en general, a manos de la propia Iglesia"
Je, je. Creo que eso se puede decir de todos los santos. Quien más daño te puede hacer es siempre quien más cerca está de ti.
Igual que en un asesinato los primeros sospechosos son los parientes más cercanos, en el sufrimiento de un santo los primeros sospechosos son otros católicos, en general de su misma familia, orden o diócesis.
Sí, por una pelotera con el Papa por la condena de la Action Française, aquella extraña mezcla de legitimismo y orleanismo o de catolicismo y agnosticismo.
Aunque sus intenciones fueran buenas, no me terminan de convencer esos gestos que buscan presionar a la Iglesia.
Saludos.
Quizá no me he expresado bien. La demostración de que no estaba apegado al cardenalato le honra y es, sin duda, un punto a su favor. Tampoco me meto en si tenía o no tenía razón en su disputa con el Papa (recuerdo que Belloc, por ejemplo, tenía un gran afecto por la Action Française, al igual que Mauriac o Bernanos).
Lo que no me gusta es ese tipo de gesto público que, desde fuera, parece un intento de presionar al Papa o un enfado un poco infantil.
Por supuesto, siempre cabe en estos temas que hubiera otras razones ocultas que explicaran su acción.
Un saludo.
Estoy de acuerdo. Es algo que todo sacerdote debería leer (y a los que no lo somos también nos viene muy bien).
Me impresionó leer, hace tiempo, que R. H. Benson opinaba que la vida del Cura de Ars era la que más se había parecido a la de Cristo de todos los santos de la Iglesia.
Un siglo antes que Billot, el Cardenal Odescalchi, Vicario de Roma, renunció al cardenalato para ingresar en la Compañía de Jesús.
Por cierto, acabo de leer el anuncio público que hizo el Papa Pío XI de la renuncia de Billot y era muy elogioso. Hablaba de "los motivos, tan elevados y tan espirituales, y en circunstancias tan graves", así que es muy posible que tuviera razones más profundas que un simple enfado.
Buena cuestión. Creo que hay que distinguir dos cosas:
- ¿Es la capa magna apropiada para esta época? Yo opino que no. En una época en la que las autoridades civiles visten de forma muy simple, resulta ostentosa y fuera de lugar. En consecuencia, creo que debería suprimirse.
- ¿Son contrarias a la voluntad de Cristo, en general, las vestiduras ricas para la liturgia, el traje oficial de ciertos cargos de la Iglesia, etc.? Creo que no. Nuestra idea sobre Cristo suele venir, por desgracia, de las películas, pero si nos fijamos en lo que sabemos de verdad, recordaremos que Jesús llevaba una túnica probablemente bastante cara, ya que era sin costuras, de una sola pieza (por eso no la cortaron los soldados, sino que la echaron a suertes). Esta túnica especial tenía un valor simbólico, ya que era un signo de que Jesucristo era el verdadero Sumo Sacerdote. Lo mismo podemos decir del episodio del perfume carísimo de nardos con que la mujer ungió a Jesús, a pesar de las protestas de Judas o de las vestiduras sacerdotales en el Antiguo Testamento.
Las vestiduras litúrgicas o sacerdotales se utilizan para el culto a Dios y tienen un componente simbólico muy importante. Por eso no pueden cambiarse por un mono de obrero, por ejemplo. Los seres humanos somos cuerpo y alma y, como tales, expresamos lo que somos en cosas externas y materiales, como nuestra ropa.
Por lo tanto, esas ropas no especiales no sirven como ostentación o lujo, sino como reserva de lo mejor que tenemos para el culto a Dios o como símbolo de lo que representan (a Cristo, a la Iglesia, etc.). En otras épocas, esto lo tenían muy claro. Por ejemplo, el Cardenal Cisneros, como cardenal y príncipe de la Iglesia iba vestido de púrpura, pero para no olvidar la pobreza llevaba debajo su tosco sayal de franciscano.
Saludos.
El discurso cubriría las formas.
Respecto al Cura de Ars, leí por vez primera su biografía hace ya bastantes años y ahora la he retomado. Desde luego que se pareció a Cristo, Nuestro Señor; y sobre todo, creo que entendió perfectamente la gran inquietud del Corazón de Jesucristo (a saber, la salvación de las almas); peleó a favor de esa intención con un tesón y una constancia como no he hallado en otros santos (sin menoscabo de la santidad de éstos). Durante toda su vida sacerdotal hizo penitencias increíbles: Apenas comía (y lo hacía de pie), apenas dormía, se pasaba quince horas en el confesonario, aguantaba el acoso de las multitudes, era muy fiel a la oración, se flagelaba regularmente... Y todo, no por masoquismo, sino para convertir a los pecadores y con una humildad increíble. No me extraña que el demonio le odiase y acosase como lo hizo. Sólo las penitencias de San Pedro de Alcántara me han impresionado tanto como las de este santo sacerdote.
Ya lo dijo un monje cartujo: Que los de su congregación no eran dignos de besar las huellas de las pisadas del Cura de Ars. No me extraña que lo dijera...
el abandono de Midszenty no fue como el de otros santos. Fue la negación pública y pertinaz de su sufrimiento por parte del Santo Padre en nombre de la Ostpolitik... y luego el vergonzoso pedido de renuncia como primado de Hungría.
Si fuera Dante, me animaría a decir en qué círculo del [auto-censurado] se encuentra Pablo VI.
Te ha salido un post más propio de REDES CRISTIANAS que de INFOCATOLICA, ¿Te has golpeado la cabeza?:).
De hecho hubiera sido interesante que hubieras publicado este mismo post en REDES CRISTIANAS o RELIGION DIGITAL con seudónimo y ver si algún blogger de aquí te critica como suelen hacer con Boff y otros.
Respecto al significado de la púrpura, hombre creo que el sentido primero, antes que el martirio, es que los papas y cardenales como gobernantes terrenales de Roma adoptaron el color de los emperadores y senadores. De hecho hasta pío V que quiso seguir vestido de blanco porque era dominico, los sumos pontífices vestían de púrpura.
Que ya se sabe que en la Iglesia los asuntos terrenales y espirituales suelen ir de la mano.
Sin embargo, su verdadero origen está en el color propio de los senadores romanos, ya que los cardenales vienen a ser como los senadores del Papa. El púrpura, es además, el color propio de los papas, heredados de los emperadores romanos. De hecho, durante los funerales del Papa, se usan ornamentos color púrpura.
A mí no me parece disparatada tu idea. ¿Qué puede tener de disparatado que unos sacerdotes, enviados por el Papa, se marchen a evangelizar a esos países? Dos años me parecen pocos. Mejor, el doble… o el triple.
Te muestras muy pesimista, o muy conocedor de los actuales aspirantes a ser purpurados, cuando vaticinas que muchos de estos clérigos rechazarían la petición papal. ¿No deben ser todos los católicos mártires? No hay nada mejor que dar la vida por Jesús.
Saludos.
Lejos de mí defender el clericalismo, pero entiendo que la Action Française se condenó precisamente por esa unión de catolicismo y agnosticismo, que tendía a considerar el cristianismo como un aspecto puramenete social o cultural.
Es interesante el tema de si son preferibles gobernantes que abiertamente confiesan que son ateos o incluso que odian el cristianismo o aquellos que fingen ser cristianos por motivos políticos.
Para ellos, como personas y de cara a su salvación eterna, sin duda es preferible lo primero. Pero para nosotros es más difícil decirlo. A mí me caen más simpáticos los primeros y las cosas con ellos están más claras, pero hay que reconocer que muchas veces se pueden conseguir cosas buenas de los segundos, aunque sea por razones electorales e interesadas. La hipocresía es el homenaje que el vicio rinde a la virtud y las leyes menos malas pueden ser el homenaje que los políticos hipócritas rinden a los católicos.
Sí, lo que sucede es que hay tipos diferentes de persecución y unas son más sutiles que otras. Cuando la persecución dice "o apostatas o te pego un tiro", las cosas están bastante claras, pero cuando dice "si defiendes con claridad la doctrina de la Iglesia, diremos que eres un retrógrado, que no entiendes la tolerancia y que te falta misericordia" es fácil engañarse a uno mismo para caer en la tentación.
El sufrimiento de sacerdotes y religiosos a manos de sus superiores (sean provinciales, obispos o el propio Papa) tampoco es algo poco común, por desgracia: Santa Teresa de Lisieux, San Pío de la Pietrelcina, San Juan de la Cruz, Santa Juana de Arco, Santa Mary MacKillop (la nueva santa australiana)...
Todo sirve para el bien de los que aman a Dios. Incluso las puñaladas traperas de los que deben actuar en nombre de Cristo.
Dudo mucho que lo que se le hizo al Card. Mindszenty fuera acertado o siquiera útil, como muestran las décadas posteriores. En cualquier caso, como le decía al Coronel Kurtz, Dios se vale de estas cosas para acercarnos más a él.
Aquí en España, "convalidar" significa dar por válida una asignatura o una carrera que se ha estudiado en otra universidad o en otro lugar. Si tú tienes un título de ingeniero obtenido en Colombia, por ejemplo, para poder ejercer como ingeniero en España necesitas que se convalide oficialmente tu título. Por eso decía que a los cardenales que ya habían sufrido persecución, no tendrían que ir esos dos años a evangelizar en lugares peligrosos, porque se suponía que ya lo habían hecho antes.
Saludos.
O si se le ocurriera recordar a sus fieles que toda autoridad legítima proviene de Dios, y que las autoridades españolas actuales, antiteas y anticrísticas, no tienen ninguna legitimidad.
O si se le ocurriera señalar claramente que la tan cacareada primavera del Concilio se ha convertido en un crudo invierno del que no vemos el fin.
O tuviera, como el card. Cisneros, que reformar Órdenes religiosas enteras, y tuviera que aconsejarles volver a sus antiguos espíritu, Reglas y Constituciones, etc...
Si algo caracteriza al mundo eclesial actual, es que la iglesia se muere sin que nadie tenga la valentía de señalar CLARAMENTE sus causas, en vez de ello, utilizan una double-speak simili-soviética, para no decir lo que salta a los ojos. Por miedo al martirio, cruento o no.
Tomen ejemplo de estos obispos: http://uogcc.org.ua/en/ Greco-católicos ucranianos, que después de sufrir las persecuciones comunistas, sufren las de los modernistas.
Je, je. No sé nada en particular sobre los nuevos cardenales. Es un comentario general, basado en el "lack of backbone", como dicen los ingleses, que uno puede ver en algunos eclesiásticos. Y basado también en lo que veo en mi mismo y a mi alrededor, como algo habitual en los católicos del primer mundo: nuestro aburguesamiento es terrible.
Saludos.
Sobre el Cardenal Mindszenty, los comunistas no sólo le torturaron psicológicamente, sino también físicamente. Y el hecho de que la Santa Sede le hiciese renunciar al Primado de Hungría y le ordenara callarse le supuso un dolor muy grande; de ahí que su obediencia fuera tan meritoria. Me encantaría verle algún día en los altares, si Dios quiere.
Que yo sepa, ese grupo está excomulgado después de que sus dirigentes hayan sido, supuestamente, ordenados como obispos en secreto, no se sabe por quién. Y afirman que obedecen al Papa, pero sin reconocer la legitimidad de ninguna orden que venga de Roma.
No parecen muy recomendables.
Saludos.
Supongo que te refieres al PP. Yo no, mi comentario era mucho más general. Desde FErnando el Católico (en realidad, desde siempre), en la Historia de España hemos tenido multitud de gobernantes cuyo respeto externo por el cristianismo no se correspondía con su forma real de pensar. Pero hemos aprovechado ese respeto externo en la medida de lo posible.
Estoy de acuerdo en que, en este momento en que la hipocresía ha llegado a ser monumental y a la vez sirve en la práctica para mantener barbaridades inconcebibles como el aborto, lo mejor es volver la espalda a los hipócritas y buscar a gente que defienda sinceramente el bien, pero ésa no es necesariamente la respuesta a la cuestión general.
Saludos.
No seamos racionalistas. Los símbolos no son algo estático o inmutable en lo que lo único importante sea un significado claro, definido y con derechos de prioridad temporal. El simbolismo, como característica de la actividad humana, es algo mucho más rico. Todos los símbolos van adquiriendo nuevos sentidos, matices y niveles de significación con el tiempo.
Por supuesto, el rojo cardenalicio recuerda el púrpura senatorial e imperial, pero en la Iglesia el rojo siempre ha estado relacionado ante todo con el martirio. Lo recordó Benedicto XVI en el último consistorio: "Hermanos, entrando a formar parte del colegio cardenalicio, el Señor os pide y os confía el servicio del amor, amor por Dios, amor por su Iglesia, amor por los hermanos, con una dedicación máxima e incondicional hasta la efusión de la propia sangre, como recita la fórmula de la imposición de la birreta y como muestra el color de los hábitos que os habéis puesto".
Es decir, en la Iglesia el púrpura puede recordar a las vestiduras reales o senatoriales, pero siempre a través de las vestiduras del Ecce Homo.
Saludos.
"Te ha salido un post más propio de REDES CRISTIANAS que de INFOCATOLICA, ¿Te has golpeado la cabeza?"
Je, je. Me ha hecho mucha gracia el comentario.
El problema de Redes Cristianas o RD no es que critiquen con mucha fuerza o de forma muy radical. Muchos santos lo han hecho. Sería difícil, por ejemplo, igualar las terribles palabras de San Basilio a los que despreciaban a los pobres. El problema de esas páginas es que rechazan lo que un católico no puede rechazar: la doctrina y la moral de la Iglesia.
Creo que los demás blogueros de este portal saben distinguir ambas cosas.
En cuanto a lo del color rojo, me remito a lo que he dicho a Hermenegildo en el comentario anterior (creo, por cierto, que quieres decir Inocencio V, aunque San Pío V también era dominico).
Saludos.
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