Autobuses patéticos
Siempre he tenido simpatía por los perdedores. Mi tendencia es a ponerme de parte de los diversos legitimistas europeos, los últimos de Filipinas, el Sur en la guerra de Secesión norteamericana o los emperadores en China. Cuando leo el relato de una batalla, no puedo evitar desear irracionalmente que gane quien sé que fue derrotado. Las causas más o menos perdidas tienen un aire de romanticismo que las hace especialmente atractivas, al margen de sus otras cualidades o falta de ellas.
Creo, sin embargo, que hay que distinguir esas románticas causas perdidas de la mera estupidez. Si, como sucede en la película Los hombres que miraban fijamente a las cabras, me empeño en que puedo atravesar paredes con la fuerza de la mente y me dedico a darme cabezazos periódicamente contra ellas, no soy un romántico, sino un necio y, en casos extremos, un suicida.
El romanticismo no debe estar reñido con el sentido común. Cuando lo está, recae sobre nosotros el veredicto de la sabiduría popular sobre los Amantes de Teruel, “tonta ella y tonto él”. Del mismo modo, las camisetas y pegatinas que pueden verse en Estados Unidos y que afirman que The South will rise again (el Sur volverá a resurgir), en caso de que alguien se las tomase en serio, no resultarían amenazadoras, proféticas ni tan siquiera rencorosas, sino simplemente patéticas.
Salvando las distancias, creo que lo mismo puede decirse de los que han pagado anuncios en autobuses londinenses con eslóganes a favor de la ordenación de mujeres, para que coincidan con la visita del Papa al Reino Unido, como cuenta The Guardian. Sin duda, los autores de la idea esperan generar polémica, irritar a los obispos, poner en un compromiso al gobierno británico y darle una lección al Papa. Quizá imaginen esos autobuses como torpedos dirigidos a la línea de flotación de la doctrina católica. Sin embargo, el único efecto previsible que tendrán es despertar cierta compasión por esos irreductibles defensores de una causa totalmente perdida, desde la definición papal irreformable de que la Iglesia sólo puede ordenar a varones.
Es especialmente curioso que algo así se pida en el Reino Unido, donde la elección de mujeres como pastores y obispos anglicanos no ha hecho más que acelerar la desmembración del anglicanismo, reducir aún más sus fieles y llevar al extremo la disolución doctrinal de la Comunión Anglicana. Claro que lo mismo sucede en las congregaciones religiosas que se empeñan en defender la ordenación de mujeres y otras moderneces similares, cuya edad media es bastante cercana a la de Matusalén y cuya cifra de novicias o novicios suele parecer un número binario.
En fin, pasó el tiempo en que estas cosas debían molestarnos, ser refutadas o, simplemente, tomarse en serio. Un patético esfuerzo como éste para atraer la atención de los medios y del público simplemente despierta en nosotros una sonrisa de incredulidad y el olvido al cabo de unos segundos. No da para más.
17 comentarios
"Amamos a la Iglesia y no queremos molestar. Estamos intentando conseguir apoyos y nos gustaría tener cinco minutos con el Papa. Estamos muy preocupados por lo que está sucediendo actualmente en la Iglesia".
Siempre que sea sincero, al menos muestra una cierta humildad, cosa que es un punto a su favor.
Por eso, simplemente resulta triste que dediquen tantos esfuerzos a una causa perdida y equivocada, en lugar de a evangelizar a un mundo que se muere a chorros.
Ya sé que el Sur, en la guerra de Secesión norteamericana, citaba la Biblia (Éxodo 21:20-27; Levítico 25:44-46; y alguna más de Deuteronomio), mientras que el Norte citaba la Constitución, los derechos del hombre, los Bill of Rights.
No obstante, no pensaba que todavía pudiera encontrar a un cristiano deseando que hubiera ganado el Sur, al menos en España.
http://www.infocatolica.com/?t=autores&a=Jes%FAs+Cas%E1s+Otero
Conste que lo pregunto con genuino animo de entender, no de criticar ni de proponer postura alguna.
El Señor eligió a doce varones. Pudo haber elegido a doce mujeres, pero no lo hizo, y así se estableció el sacramento del orden sacerdotal.
El problema surge al pensar que por ser ministro ordenado se tiene una dignidad superior, y eso coloca a las mujeres en una situación inferior. Nada más falso; la dignidad sacerdotal no es nada comparado con la dignidad de ser hijos de Dios, que es lo que somos todos los cristianos, mujeres, varones, niños, ancianos, el Papa y el último niño bautizado ayer.
Buen Domingo Xacobeo a todos.
¿qué quieres decir con esto?
"La materia del sacramento es un varón, de la misma manera que no se pueden consagrar magdalenas, porque la materia del sacramento es pan ácimo y vino de uva".
La materia del sacramento es Dios hecho ser humano para mostrarnos el camino. Que adoptara la forma de varón pudiera estar supeditado a su mayor efectividad en la sociedad de la época, o pudiera deberse a algún designio divino que no alcanzamos a entender. Pero yo creo que hemos de relacionarnos con nuestro Creador como seres humanos, al margen de nuestra estatura, color de pelo, sexo o talentos específicos.
De todos modos, no veo tampoco el interés especial de la mujer por ordenarse sacerdote, no creo que la mujer pierda nada por no hacerlo.
Los sacramentos constan de cuatro elementos básicos para ser válidos, a saber:
Materia: es la realidad sensible o el gesto que se emplea cuando se administra el sacramento, y que se percibe a través de los sentidos. Por ejemplo el agua en el Bautismo, el pan y el vino en la Eucaristía, o la imposición de manos en la Confirmación o el Orden. Esa cosa sensible y unida a la forma es “signo” de otra cosa, la “gracia”.
Forma: son las palabras que se pronuncian, guardan una relación con la materia y ambas le dan sentido completo a la acción que allí se está llevando a cabo. Por ejemplo en el Bautismo: “Yo te bautizo en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo”, dichas mientras se derrama el agua sobre el bautizado.
Ministro: es la persona que administra el sacramento, que fundamentalmente es Jesucristo, pero para dispensar la gracia se sirve de personas, ordinariamente aquellos que han recibido el Orden Sacerdotal, en grado de Presbítero u Obispo, a excepción del Matrimonio, en que los ministros son los propios contrayentes.
Sujeto: es la persona que recibe el sacramento, y que lo quiere hacer libremente, en pleno uso de su razón, para alcanzar las gracias de Dios en orden a su santificación y salvación eterna.
Yo me he equivocado antes al indicar que el varón es la materia del sacramento del Orden; no es correcto, es el sujeto, no la materia. La materia es la imposición de manos por parte del obispo.
"Sólo el varón (vir) bautizado recibe válidamente la sagrada ordenación" (CIC, can 1024). El Señor Jesús eligió a hombres (viri) para formar el colegio de los doce apóstoles (cf Mc 3,14-19; Lc 6,12-16), y los apóstoles hicieron lo mismo cuando eligieron a sus colaboradores (1 Tm 3,1-13; 2 Tm 1,6; Tt 1,5-9) que les sucederían en su tarea (S.Clemente Romano Cor, 42,4; 44,3). El colegio de los obispos, con quienes los presbíteros están unidos en el sacerdocio, hace presente y actualiza hasta el retorno de Cristo el colegio de los Doce. La Iglesia se reconoce vinculada por esta decisión del Señor. Esta es la razón por la que las mujeres no reciben la ordenación (cf Juan Pablo II, MD 26-27; CDF decl. "Inter insigniores": AAs 69 [1977] 98-116). CIC 1577.
Nadie tiene derecho a recibir el sacramento del Orden. En efecto, nadie se arroga para sí mismo este oficio. Al sacramento se es llamado por Dios (cf Hb 5,4). Quien cree reconocer las señales de la llamada de Dios al ministerio ordenado, debe someter humildemente su deseo a la autoridad de la Iglesia a la que corresponde la responsabilidad y el derecho de llamar a recibir este sacramento. Como toda gracia, el sacramento sólo puede ser recibido como un don inmerecido. CIC 1578.
La Iglesia, en su calidad de custodia de estos medios de salvación que son los sacramentos, no puede variar su esencia misma, solamente puede cambiar el rito (cf Ef 5, 26; Hch 6, 6; St 5, 14). Si se ordenasen mujeres, se estaría cambiando la esencia misma del sacramento. Eso es lo que quise decir antes con lo de consagrar magdalenas.
Dejar un comentario