Santas varices
Este domingo a media tarde, caminaba por la acera con los niños hacia nuestro coche aparcado, cuando vi que iba por delante de nosotros una monja anciana. Entre que yo llevaba un carrito de niño y que la acera era estrecha, no era posible adelantar, así que fuimos un buen trecho detrás de ella.
Caminaba muy despacio, con las piernas hinchadas y llenas de varices. Apenas podía avanzar lentamente y renqueando un poco, apoyándose siempre en un bastón. Mientras la miraba caminar, sentí por un momento el impulso de tirarme al suelo y besar esos pies cansados y doloridos. No lo hice, como es lógico. Por vergüenza y porque el resultado más probable habría sido que la monja me golpease con el bastón y llamase a la policía. Además, fui consciente de que no era digno de hacerlo.
Por influencia de Hollywood, tendemos a pensar que la gente importante tiene que ser guapa, sana y físicamente perfecta. Mis propios hijos, adoctrinados por los dibujos animados, identifican a los “guapos” con los “buenos” y a los “feos” con los “malos”. Pero no es verdad. Santa Teresa recuerda que los primeros frailes carmelitas descalzos, incluyendo a San Juan de la Cruz, tenían “el aliento fétido por los ayunos”. El Beato Junípero Serra tuvo durante años una herida abierta en un pie que no le impidió recorrer miles de kilómetros andando. Los santos, normalmente, han llevado en su cuerpo las señales de las diversas cruces que han ido sufriendo, como las llevaba esta monja. Y, como Cristo, cuando lleguen al cielo enseñarán esas llagas al Padre, que las convertirá en gloriosas.
Me dio vértigo pensar por un momento cuántos años habría empleado en servir a su Esposo y a su prójimo, gastando en ello su salud y su vida. Cuántos kilómetros y kilómetros habrían recorrido esos pies, entre camas de enfermos, ante pupitres de niños, de la capilla al trabajo manual o entre los pobres y necesitados. Cuántas horas de rodillas, cuántos deseos sacrificados por amor a Cristo, cuántas alegrías santas y humanas en su camino. El que pierda su vida por mí, la encontrará.
Quiso una de esas casualidades que son en realidad detalles cariñosos de Dios que la monja se parase a descansar justamente en mi coche y pudiéramos conversar unos instantes con ella. No hablamos de nada trascendente, simplemente de lo usual en esas ocasiones: de los niños, de lo guapos que eran, de cómo se llamaban. Sin embargo, daba gusto ver la sonrisa con la que decía cualquier cosa, a pesar del horrible calor y de que tenía que estar cansadísima. Como dice la Escritura, el gozo en el Señor es nuestra fortaleza.
Me gustó, además, que enseguida surgió una visión sobrenatural de las cosas. El nombre de mi hijo, Esteban, no era simplemente un nombre más o menos bonito, sino que recuerda al primer mártir. Y lo mismo con Cecilia e Inés. Quien tiene los ojos puestos en Dios, le encuentra siempre en todo lo que tiene a su alrededor.
Qué absurdo es ver en la televisión a los paparazzis, que siguen a todas partes a los famosos, para conseguir una foto, una noticia, unas palabras… Cuánto mejor y más interesante sería que siguieran a esta monja anciana o a cualquier otra, cuyas vidas habrán sido sin duda más intensas y mucho más llenas de sentido que la de ningún famoso. En vez de al ligue de un futbolista o un actor, podrían buscar a una auténtica Esposa de Cristo. Quien se queda en lo poco importante se fijará en que esta Esposa tiene arrugas, las piernas hinchadas y varices, pero en realidad su cuello es una torre de marfil, sus ojos son como las piscinas de Jesbón y su cabello es como la púrpura, pues un Rey en él está prisionero.
Y lo que es más importante, en lugar de noticias que mañana ya se habrán olvidado, ella podría hablarles de la gran noticia, la única Noticia de la Historia. Esta monja viejecilla es testigo de que el Hijo de Dios se ha encarnado y de que absolutamente nada le llega a la altura del betún a su conocimiento y a su amor.
19 comentarios
Buena pregunta. Que yo sepa, nadie sabe exactamente en qué consistía ese aguijón que menciona San Pablo. ¿Una enfermedad, otro sufrimiento, un pecado del que no conseguía librarse, un demonio, una persona...?
Dicho eso, sin duda los sufrimientos también se nos dan para evitar que nos enaltezcamos, como a San Pablo. Pero son mucho más que eso: son participación en la Cruz de Cristo, en la salvación del mundo y en la misma Redención. Por eso esas llagas no se olvidarán en el cielo, sino que se harán gloriosas, como las llagas que mostró el mismo Cristo resucitado.
Saludos.
¡Como me gustaría ver a los demás con los ojos de Dios!
Por mi barrio hay mucho alcohólico tirado en la calle, y humanamente dan asco. A mi es algo que me denuncia porque recuerdo como me mira el sacerdote cuando me perdona los pecados, como he visto tantas veces a Cristo enamorado de mi perdonarme y sin embargo de mi no sale esa mirada, y mis ojos no van mas allá de la suciedad y el mal aspecto...
de verdad, como me gustaría poder ver con los ojos de Dios, seremos bellísimos para Él
Ahora bien, yendo al aspecto pragmático... resulta que este país o lo que quede de el fue en el pasado un bastión católico como estado, y hoy es un estado masónico se mire como se mire: social, política y legalmente. No esperemos, por tanto, que los periodistas busquen historias en las varices, los dueños de todo jamás permitirán la mas mínima oportunidad de que despierte lo bueno que hay en las personas y semejantes historias lo harían para cambiarlo todo y quitarles el negocio (el negocio de dinero y el negocio de almas).
Esa posibilidad solo se podría dar en una sociedad de gente decente y construida sobre la decencia desde abajo hasta arriba, y eso en el caso español y europeo (invitando al resto del mundo) quiere decir una sociedad católica.
Pero la Iglesia no hace nada realmente valiente, tan solo nos limitamos a dar unos ladriditos de perro chihuhua en forma de declaración de la CEE (centrándonos en el caso español, pero seguro que la aplicación es mas amplia) y se acabó, seguimos votando a partidos y a políticas masónicas y laicistas (por aquello del mal menor, el bien posible, y la economía lo es todo y la vergüenza para el que la tenga), los seglares no queremos arrimar el hombro y el clero como el perro del hortelano ni da la batalla de verdad ni deja a los laicos que la den. Esto último se está discutiendo muy interesantemente en la noticia de la entrevista al padre Iraburu:
http://infocatolica.com/?t=noticia&cod=6821
Yo lo que digo es que a ver si además de las bonitas reflexiones nos ponemos manos a la obra, pasamos a la acción y empezamos a ser Iglesia de una vez por todas, que ya va siendo hora, la oportunidad es magnífica, por la etapa histórica, por el acceso a la cultura hoy día, por las facilidades de comunicación, porque tenemos un papa que está dando ya los primeros pasos en esa dirección y porque la ofensiva del enemigo está siendo posiblemente la mas peligrosa en toda la historia del cristianismo por lo taimada, compleja y bien orquestada que está.
Por eso debemos todos empezar a criar esas varices. ¿A que estamos dispuestos a renunciar, cuanto estamos dispuestos a renunciar para servir a Cristo? ¿Nos damos por satisfechos con lo que ya hacemos, si es que hacemos algo? Lo pregunto individualmente y colectivamente como pueblo y congregación que somos.
Gracias por compartir.
Dios te bendiga.
Hno Felipe de Jesus
A mí me da bastante pena cuando se les dice a padres o abuelos cosas como: "yo desde luego no pienso gastarme como tú" o "cuídate tú porque nadie va a cuidarte por tí" o "tú es que fuiste tonto-tonta con tanto matarte en el trabajo-en la familia". Cuando nos avergonzamos de las cicatrices, físicas o psíquicas, de los achaques y de los trastornos de quienes los padecen por haber amado y seguir amando a Dios y a los prójimos hasta dar la vida, es que no nos enteramos "de la misa la media".
Antonio, la "política" de verdad es la de la monjita con varices y la de Bruno caminando con sus chavales detrás de ella y parándose a hablar juntos de las cosas de Dios -los nombres de los hijos y los mártires del Cielo-. Sí, también la de los partidos, antiguos, nuevos o por venir. Que el Señor nos conceda encontrarnos al fin del día con alguna marca de su Cruz bendita, que hasta un vaso de agua dado al pequeñuelo nos será agradecido con la Vida.
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-De dónde yo lo saco: No lo sé.
-Pero recuerdo como si alguien me dijera que este "aguijón en la carne" que a él le perseguía, y contra lo que él luchaba, fuera la insinuación que más o menos intencionadamente le procuraba la mujer en general.
Muy comprensible dado su caracter y misión.
Es algo que he podido observar con todos ellos (tengo 5, aunque la pequeñina aún no computa en el experimento), pero que se manifiesta de forma aún más sobresaliente en el primero que ha crecido sin televisor. Para el la contraposición entre guapo y malo es absolutamente natural, y no será porque no intentamos hacerle ver que la pareja de antónimos es bueno-malo.
La verdadera juventud, la verdadera vida es la que nos da la Eucaristía, porque ya nos dijo Jesús que "el que coma de este pan y beba de este vino tiene vida eterna" (Jn. 6,54). Vida, y vida en abundancia (Jn. 10,10)
Para quien vive en Cristo no hay varices, vejez, decadencia ni enfermedad. Cuando el dolor -que tanto nos aterroriza- se convierte en una oportunidad de unirnos a la Cruz y vivir más unidos al Señor, toda la vida se ve con nuevos ojos. Hasta las fastidiosas varices.
Es increible las historias que cuenta que no me canso de escuchar y lo mal que lo ha pasado como religiosa, quedándose mas de una vez sin comer por dárselo a niños de la calle, o sinfin de vivencias en tiempos de guerra. Son santos ejemplos para nuestros pequeños, y para nosotros.
Será vieja por fuera pero su mirada muestra su verdadera edad interior.
Sin olvidar las torillas de patata que hace que son casi pecado.
Estas personas son tesoros escondidos en esto mundo enfermo, enhorabuena Bruno por descubrir tal tesoro.
Es que solo de imaginarmelo me dió hambre y me comí una "t".
Una buena ilustración de la importancia de contar con un "grupo de control" en cualquier experimento.
Supongo que, para que el efecto sea tan fuerte y universal, la TV tiene que actuar sobre una tendencia natural, como describes.
Otras tendencias que también se pueden observar son listo=bueno, limpio=bueno, joven=bueno, etc. Y yo creo que todas tienen algo de verdad, porque es bueno estar limpio, es bueno ser listo, es bueno ser guapo y es buena la juventud, pero el error está en identificar ese "bueno" con "moralmente bueno".
Saludos.
"Lo comentado anteriormente no se entienda de ninguna manera como una crítica al autor del artículo"
No hay ningún problema en criticar al autor del artículo. Es más, se agradece. Para eso está este blog, para discutir sobre temas a la luz de la razón y la fe.
Me ha gustado la mención de los periodistas y dueños de medios de comunicación y su miedo a que las cosas cambien. Chesterton decía que el problema de la prensa sensacionalista es que no es lo suficientemente sensacionalista. No cuenta nada nuevo ni sorprendente, sino siempre las mismas cosas que no sorprenden a nadie.
También me ha gustado lo de que "la oportunidad es magnífica, por la etapa histórica, por el acceso a la cultura hoy día, por las facilidades de comunicación, porque tenemos un papa que está dando ya los primeros pasos en esa dirección y porque la ofensiva del enemigo está siendo posiblemente la mas peligrosa en toda la historia del cristianismo por lo taimada, compleja y bien orquestada que está."
Ahora es tiempo de gracia. Ahora es tiempo de salvación.
Saludos.
Por eso los niños identifican belleza con bondad, es metafísicamente correcto.
Lo que ocurre es que en este mundo sublunar, provisoriamente la belleza exterior está sometida al pecado y a las consecuencias del pecado, no así la belleza moral. Pero cuando todo sea revelado, cuando la Realidad aparezca, la belleza será idéntica a la bondad y la bondad a la belleza.
1. Hermoso tu artículo.
2. Deja la holganza y escribe con más frecuencia, recuerda que somos muchos tus lectores
Un saludo a todos.
El cuerpo es bueno, hay que cuidarlo, pero más lo es el alma a la que, muchas veces, dejamos a pan y agua y tiritando de frío y suciedad.
Sí, esta monja y muchas otras son el testimonio de qué es lo verdaderamente bueno.
A mí me encanta ver los vídeos de la Madre Angélica en Ewtn, pues transmite una grna belleza y ella no es que sea muy guapa.
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