A Belén pastor
En este blog, escribo muchas veces sobre cuestiones criticables, que implican un discernimiento razonado a la luz de la fe. En otras ocasiones, intento hacer un análisis algo más profundo de una cuestión o animar a vivir algún aspecto de la vida cristiana. Algunas veces, recojo noticias relevantes o significativas por alguna razón. Hoy, sin embargo, voy a contar algo simplemente porque me ha gustado, aunque no tiene, a primera vista, gran relevancia directa para nosotros. Se trata de la ordenación de Mons. Shomali como obispo auxiliar de rito latino de Jerusalén.
Esto, en principio, es una alegría como cualquier ordenación episcopal, pero nos queda bastante lejos. Sin embargo, hay un detalle que ha hecho que sonría al leer la noticia y que me ha dejado un buen sabor de boca. Monseñor Shomali es palestino y natural de la pequeña aldea de Beit Sahour. Esta aldea está muy cerca de Belén y, según la tradición, corresponde al lugar en el que el ángel se apareció a los pastores para anunciarles el nacimiento de Jesús. La emperatriz Santa Helena construyó allí un monasterio para conmemorarlo.
Pues bien, Mons. Shomali es de una familia de pastores locales de aquella aldea. De hecho, en el escudo episcopal que ha elegido, se puede ver la estrella que guió a los magos de Oriente y a unos pastores. Me gusta pensar que es posible que, a través de las intrincadas vicisitudes de la historia, sea descendiente de aquellos pastores que adoraron al Mesías recién nacido. ¿Por qué no? En general, a pesar de invasiones, conquistas, expulsiones y migraciones, las poblaciones rurales suelen mantener la continuidad, sobre todo en las aldeas pequeñas. Si así fuera, sería una preciosa muestra del cariño del Niño Dios, que, después de dos milenios, sigue cuidando de forma especial de aquellos pastores y sus familias. Quizá Mons. Shomali recibe ahora el fruto de las oraciones de uno de esos pastores, que se puso de rodillas y miró cara a cara al Señor del Universo para pedir por su familia. Y, por otra parte, ¿qué mejor forma de conservar las tradiciones de un linaje de pastores de Belén que con un Pastor del Pueblo de Dios? A fin de cuentas, cuando el nuevo obispo se postre ante la Eucaristía, estará haciendo lo mismo que aquellos otros pastores en la primera Navidad.
Además, me ha gustado comprobar el sentido del humor de Mons. Shomali. En su primera homilía como obispo ha contado lo siguiente:
Quiero dar gracias al P. Ibrahim Shomali, que eligió y dirigió los magníficos cantos de ayer, en Belén, con la participación de los coros de la zona. Por cierto, ¡tened cuidado! El primer niño que bauticé en esta parroquia después de mi ordenación sacerdotal fue precisamente el P. Ibrahim… y hoy es sacerdote. Si alguien me pide hoy que bautice a otro niño, que sea consciente de las posibles consecuencias.
A pesar de este sentido del humor, en su escudo episcopal se pueden percibir también las dificultades y sufrimientos que padecen los cristianos en Tierra Santa y en todo Oriente Medio. En el escudo del nuevo obispo se representa la paloma del arca de Noé volando sobre el Jordán, símbolo de la paz que tanto anhela esta tierra y del Espíritu Santo, que es el único que puede regalar la paz verdadera. El lema episcopal de Monseñor Shomali es el apasionado grito del Salmo 122: Rogate pacem Jerusalem. Es decir, “Pedid la paz para Jerusalén”. Creo que algo así no puede dejarnos indiferentes y que sería bueno que recordásemos al nuevo obispo y a todos nuestros hermanos de Tierra Santa, completando, con ellos y por ellos, la plegaria del Salmo:
“Pedid la paz para Jerusalén:
¡en calma estén tus tiendas,
haya paz dentro de tus muros,
en tus palacios calma!.
Por amor de mis hermanos y compañeros,
voy a decir: “¡La paz contigo!”
Por amor de la Casa del Señor nuestro Dios,
te deseo todo bien.”
11 comentarios
Sumamente encantadores el humor de Monseñor, su historia y tu nota.
Gracias, Bruno, por alegrarnos este fin de semana.
Muy bueno el artículo.
Gracias Bruno por la noticia.
Envia Señor a tu Iglesia Pastores Santos. Envianos Pastores con corazon y vida de Pastor, que se postren ante Ti como los pastores en aquella gruta de Belen. Amen.
Paz a Jerusalem!!!
Por otro lado, un bello y refrescante post del blogger.
Es entrañable lo que dices de las familias de pastyores en las aldeas, pero a lo largo de dos mil años, no se puede saber si este nuevo Obispo es descendiente de aquellos pastores precisamente.
TIENE razónc uando habla de las consecuendcias del Bautismo. Puede ser el primer paso para hacer de alguien nada menos que un santo.
Sí, es una de esas cosas que dejan buen sabor de boca. O, incluso, como diría San Pablo, en las que se percibe el "buen olor de Cristo".
La alegría de la salvación tiene que notarse. Si no se nota, hay peligro de que hayamos perdido esa salvación y por eso no tengamos su alegría.
Yo diría que es un signo más de la fidelidad de Dios. En la Escritura se ve cómo Dios actúa por medio de personas concretas y es fiel a su alianza con ellos, no los abandona después de que cumplan su misión y se busca a otros.
Saludos.
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