Sonetillo cuaresmal
Hoy, por ser viernes de Cuaresma, me limitaré a ofrecer un pequeño sonetillo, para animar a los lectores a aprovechar este tiempo de gracia.
Ahora es tiempo de gracia, ahora es tiempo de salvación. Y hay que aprovecharlo. ¿Quién sabe si tendremos otras cuaresmas para convertirnos? Lo que sabemos es que ahora tenemos una oportunidad de cambiar lo que no funciona en nuestra vida, lo que nos hace infelices, que es, simplemente, que no tenemos puesto a Dios en su lugar. Y como el centro de nuestra vida está puesto en cosas que no son Dios, todo se nos oscurece, no comprendemos nada, continuamente deseamos lo que no podemos tener y, cuando al fin lo alcanzamos, nos cansamos y queremos otra cosa.
La Iglesia nos regala, en este tiempo, tres poderosas medicinas para sanar nuestras heridas: la oración, el ayuno y la limosna. Las tres resultan incomprensibles para el mundo, pero a nosotros se nos dan como un don. No importa lo mal que estemos, estas tres medicinas, con la gracia de Dios, pueden darnos la salud. No las desaprovechemos.
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Ceniza sobre la frente,
bajo los pies el desierto
y el ayuno guarda abierto
el corazón penitente.
La oración siempre insistente
pide vida para el muerto
y señala el rumbo cierto
cuando Dios parece ausente.
Y la limosna, al obrar,
hace que el demonio ruja,
viendo a su presa escapar,
pues tanto la gracia empuja,
que al camello hace pasar
por el ojo de la aguja.
17 comentarios
te dará la enhorabuena.
Que la Cuaresma no es pena,
es seguir rumbo certero.
¡Buena redondilla!
Si, la idea de que la Cuaresma es, ante todo, un tiempo de pena viene de no entender bien algo que es esencial en este tiempo. La Cuaresma es un momento de gracia para purificar nuestros afectos, de todo lo que se nos va "pegando" por el camino y para recordar que sólo Dios es Dios. Para ello, se renuncia a placeres y bienes terrenos que son buenos en sí pero que no son Dios. Pero no se trata simplemente de renunciar a algo y ya está, sino que, a cambio, disfrutamos de las cosas de Dios, que son incomparablemente más hermosas y agradables: la oración, la lectura espiritual, la limosna, el alimento de la Palabra de Dios... Y así podemos ver que es cierto que Dios puede hacernos felices.
Sin embargo, si uno vive la Cuaresma como una simple norma externa o costumbre rutinaria, renuncia a bienes terrenos pero tampoco obtiene los celestes, porque no tiene puestos en Dios los ojos... y entonces sí que resulta una gran carga la Cuaresma. Y uno está pensando constantemente en las cosas a las que renuncia.
Como han dicho tanto Benedicto XVI como Juan Pablo II: miremos lo que recibimos y no a lo que renunciamos.
Saludos.
Si a cien cosas renunciamos,
diez mil más recibiremos,
pues con lo poco que hacemos
es a Dios a quien ganamos.
Por lo tanto, la tristeza
en la Cuaresma no cabe
porque aquel que es sabio sabe
cuál es la mejor riqueza.
Pues el amor es la clave
y en la renuncia hay largueza,
que no cabe la pereza
en quien gobierna su nave.
A buen puerto arribaremos
si concupiscencia atamos.
Buscando a Dios, ayunamos;
más que renunciar, queremos.
¿Y el estrambote?, no digas que no lo estabas esperando, de mi parte.
Una sugerencia, sustituir muerto por yerto, creo que da mejor.
Y aunque se trata de amar,
sin retirarse a Cartuja,
que el corazón, elocuente,
busque el tesoro a cubierto.
Gracias por la información; vale, se leerá.
Un cordial saludo y santa y purificadora Cuaresma.
Me ha sorprendido, aunque un amigo, lector de la Sintesis de espiritualidad católica, me había advertido que en este tema Iraburu es insuperable.
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luisssssssssssssss
Yo estoy de acuerdo con Luis, y realmente me interesa ese tema; cada vez estoy más convencida de lo que señala sobre la espiritualidad antropocéntrica barroca -además de que su análisis del barroco no puede ser más certero- y, para qué negarlo, sobre la religiosidad que se ha derivado de esa espiritualidad barroca hasta nuestros días en los que, efectivamente, el culto se centra en el hombre y en la comunidad, en vez de en Dios. Siento sorprender de esta manera pero es así. Y eso que aún no he podido leer los post del Padre Iraburu con tranquilidad (solo los he "ojeado" y lo poco leído es muy bueno) pues no he tenido tiempo, pero mañana caen seguro.
Un cordial saludo.
Acabo de terminar de leer los post del Padre Iraburu; realmente son buenísimos y ayudan que no te imaginas, de verdad. Te animo a que transgredas tus propias normas y te permitas la libertad de leerlos. A mi me han resituado; ha sido un auténtico alivio.
Feliz día del Señor y un cordial saludo.
No es de este blog pero agradezco a Ana M S la recomendación de leer ese blog y me ha gustado mucho , sobre todo lo del desprecio a los débiles. No he leido los comentarios y he visto que firma una Ana que no soy yo.En resumen para enlazar con este blog, que la vida cristiana más que no hacer , no harás tal cosa, no harás tal otra es hacer:el bien, la voluntad de Dios
Agradéceselo a Luis, que ha sido el que lo ha recomendado vivamente; yo solo he seguido su consejo.
Un cordial saludo.
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