Meditaciones arquitectónicas
He leído un artículo norteamericano sobre arquitectura religiosa que me ha parecido tan interesante que he traducido los primeros párrafos para el blog (y sí, en este caso y sin que sirva de precedente, cuando digo “interesante” quiero decir que expresa a grandes rasgos lo que yo pienso sobre el tema). Si Dios quiere y tengo tiempo, otro día traduciré el resto del texto.
Se trata del artículo titulado “Novedad contra belleza”, escrito por un arquitecto con el improbable nombre de Erik Bootsma. Me ha gustado leer, por cierto, que actualmente está trabajando en los planos para un monasterio católico de rito oriental que se construirá en Pennsylvania.
Creo que el tema de la fealdad y el secularismo de una gran parte del arte y la arquitectura católicos de las últimas décadas es importantísimo para nosotros. Y es triste que no se discuta más. No se trata de una cuestión meramente artística, sino que, como todas las cuestiones humanas en su raíz, es un problema filosófico y, especialmente, teológico.
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Cuando cuento a un católico que soy arquitecto, siempre me pregunta: “¿Por qué la iglesia a la que voy no parece una iglesia? ¿Por qué no construyen iglesias bonitas como las antiguas que tanto nos gustan? A veces, le doy una respuesta complicada o una teoría, pero, normalmente, respondo simplemente: “los arquitectos”.
En los Estados Unidos, tenemos una tradición bastante buena de construir iglesias hermosas, en las que uno puede sentir auténtica reverencia. Sería difícil encontrar una iglesia construida antes de la Segunda Guerra Mundial que no fuera hermosa y querida por sus parroquianos. Sería incluso más difícil encontrar una iglesia construida después de la Segunda Guerra Mundial que se acerque a la belleza de una iglesia normal de los años veinte y la tarea se convertiría en hercúlea si intentamos encontrar esa belleza en una iglesia construida después de los sesenta.
¿Cómo es que, incluso en la Iglesia Católica, donde afirmamos y creemos en la importancia de la tradición, se ha abandonado una profunda herencia arquitectónica? De nuevo, la respuesta es que los arquitectos, como tantos otros artistas, se han obsesionado con la idea de novedad. La mayoría de los artistas han sido educados por expertos en el arte del siglo XX y han terminado por creer que sólo las creaciones nuevas o “revolucionarias” son dignas de considerarse arte.
Me atrevo a decir que, actualmente, la mayoría de los arquitectos se basan en esta idea, de una u otra forma. Algunos son revolucionarios convencidos, que intentan deshacer siglos de tradición y consideran que los arquitectos tradicionales eran monárquicos reaccionarios, contrarios al progreso o simplemente cursis. La mayoría, sin embargo, sólo intentan ser lo más creativos posible, mientras que algunos mantienen incluso un cariño innato por lo tradicional, aunque no se atrevan a identificarse con ello.
En términos de edificios conocidos, sin embargo, son los arquitectos revolucionarios los que han causado más daño a la belleza de la Iglesia, creando búnkeres que son difíciles de identificar como iglesias y mucho menos como iglesias católicas. La Iglesia del Jubileo en Roma, de Richar Meier, Nuestra Señora de los Ángeles, de Rafael Moneo, y la Catedral de Cristo la Luz en Oakland, por Craig Harman, de Skidmore, Owings & Merrill, por nombrar sólo algunas, son ejemplos de la tremenda fealdad que estos modernistas revolucionarios hacen tragar a la Iglesia. Curiosamente, o quizás lógicamente, todos estos arquitectos son ateos o, al menos, agnósticos. Sin embargo, la mayoría de las iglesias de nuestras parroquias han sido construidas por arquitectos competentes pero sin inspiración. Muchos de ellos son católicos comprometidos y practicantes, que, desgraciadamente, trabajan siguiendo las directrices filosóficas de los revolucionarios.
La mayoría de los arquitectos no desea crear problemas y convertirse en revolucionarios anarquistas. Se conforman con seguir la corriente, sin darse cuenta de que la filosofía que adoptan sin darle importancia contradice los principios básicos de su propia Iglesia. La mayoría de ellos cree, al igual que muchos otros católicos, que el progreso es algo bueno dentro de la Iglesia. Muchos de ellos piensan que, vistos los cambios en la Misa y en el arte cristiano, la Iglesia ha adoptado el principio de la novedad a gran escala.
Esta filosofía de la novedad, sin embargo, es contradictoria con la enseñanza de la Iglesia, porque se basa en una creencia esencial del modernismo: la ausencia de verdades objetivas. Un amigo mío filósofo me ha explicado que la única idea común a la filosofía moderna es la creencia de que la verdad en sí misma no es algo que se descubre, sino algo que es creado por el hombre. Los filósofos clásicos, en cambio, creían que la verdad es eterna y que, por nuestra propia naturaleza, estamos hechos para buscar y conocer la verdad. Para los modernistas, sin embargo, no existe una verdad objetiva, cognoscible y eterna. Esta creencia en la inexistencia de una verdad real se encuentra en la raíz de esta insaciable sed de novedades.
109 comentarios
Claro que si un arquitecto es inmanentista o ateo ni siquiera puede empezar a conversar, y por supuesto que existen conexiones entre la verdad y la belleza (al fin de cuentas son trascendentes del ser), pero la clave aquí es si una época histórica puede encarnar un concepto de belleza que sea a la vez trascendente y sin embargo propio de ese tiempo, y cómo.
Es un tema que no lo tengo claro, a fuer de "ortodoxo radical". Sé que la doctrina cristiana es una, y sus modalidades de encarnación son limitadas, no pueden desaparecer en el Espíritu del Tiempo. Pero lo estético tiene mayor espectro de variación, sin por ello perder trascendencia.
Mientras que la encarnadura de las verdades filosóficas se va hilando en una "philosophia perennis", el arte parece que, legítimamente, puede tener más variaciones, sin caer en la heteropraxis. Lo que es difícil es delimitar esto. Pero está claro que la reproducción mecánica de tipos fijos atemporales no es arte.
Por caso, el arte religioso de Gaudí parece marcado por esta temporalidad y al mismo tiempo reflejar un espìritu estético original.
No nos olvidemos que la crisis que nos llevó a estas iglesias brutalistas, feístas e inmanentistas procede de una reacción al arte "disney" del siglo XIX, con sus iglesias "góticas" inventadas, al igual que el canto "gregoriano" de Solesmes y la "edad media" prerrafaelita. Y en un grado mayor de decadencia, el pseudo arte sulpiciano que le hizo decir a Nietzche que las iglesias son "lugares de olores blandos y colores chillones".
Tampoco lo tengo claro, pero aquí habría que buscar una correlación entre el arte de una época y la percepción trascendente, intemporal del misterio cúltico, de la manifestación del Señor que mora en una Luz intemporal e inaccesible.
Siempre intentando evitar dos extremos viciosos: la "congelación" cristalizada de clichés artístico-litúrgicos o la adaptación al espíritu del tiempo como must de la liturgia.
Aquí, una conferencia suya, en un blog muy interesante dedicado a la arquitectura religiosa desde un punto de vista tradicional y clásico:
http://otraarquitecturaesposible.blogspot.com/2009/09/un-alma-para-el-espacio-liturgico-i.html
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No acabo de ver esa "tremenda" fealdad. Ni en la iglesia del Jubileo, no en la Catedral de Los Ángeles, ni en la catedral de Oakland.
Sí la veo en la inmensa mayoría de las iglesias construidas en las últimas décadas (así como en muchos edificios no religiosos).
Lo normal, creo, sería que cada efificio reflejase su época, sin que por eso haya de destruir la belleza.
Pues bien, en 1970, tachán tachán...¡Se derribó la Iglesia porque estaba muy vieja) Todo lo que se desmontó (retablos, muebles de sacristía del siglo XVI,imágenes, todod) se guardó con poco celo.
Resultado: una ESPANTOSA iglesucha de estilo que llaman "funcional" típicamente de la época. LA espadaña del campanario es una cosa indefinible, gracias a Dios siempre habitada por cigüeñas de estas modernas que ya no emigran. Y dentro: el Retablo Magnífico pero incompleto, valiosísimo... pero nadie sabe dónde están los "trozos" que faltan. El de la Inmaculada está missing para siempre. Los muebles de sacristía calentaron a trozos muchas chimeneas.
Hoy en día, tenemos récord de bodas en la comarca. Las parejas que quieren que les salgan bonitas las fotos vienen a casarse aquí, por el Retablo Churrigueresco. Los novios van haciendo como un casting de iglesias y cuando dan con la nuestra, aleluya, siempre resulta elegida. Los fotógrafos la recomiendan. Las fotos "de exterior" de hacen en el parque de un pueblo cercano. Pero las de la ceremonia nos quedan la mar de lucidas.
Qué pena.
Luis, si tu dices que el final del artículo es flojo, pues es fojo. En cualquier caso, una Iglesia gótica frente a una románica y otra barroca... ¿no son todas "tradicionales"? Y no vayamos a comparar el gótico de Milán, por ejemplo, (o León, Burgos y cuaqluier catedral española más modestita que las europeas, pero con su gótico excelente) con cualquier otra cosa anterior o posterior.
Eso sí: lo que sea menos la iglesia "funcional" de ladrillito visto, o las extravagancias de algunos que encima no se conforma con la funcionalidad y queren dar la nota.
De todos modos, gran parte de las obras de arte religiosas se conservan gracias al sacrificio de los curas de pequeños pueblos y de sus feligresías. Eso también debe reconocerse.
Conclusiones que extraigo del artículo.
Los arquitectos ateos, o al menos agnósticos, tienen inspiración, pero hacen iglesias feas para fastidiar a la Iglesia ( que además les paga por ello ), en cambio los arquitectos creyentes, las hacen igual de feas, por falta de inspiración propia ( y seguro que les pagan menos por aquello de que todo queda en familia ).
"La mayoría de los arquitectos no desea crear problemas y convertirse en revolucionarios anarquistas. Se conforman con seguir al rebaño[...]", doble problema para los arquitectos creyentes que deben seguir a dos rebaños, al de los arquitectos en general y al de los fieles de la Iglesia ( con tanta dicotomía, no me sorprende que les falta la inspiración, deben andar centrados en las indicaciones del GPS ).
Me parece una visión muy superficial y floja ( coincido con Luis, pero lo hago extensivo a todo el artículo ).
Un saludo.
Aunque el tema del arte moderno, y su concepción de "belleza" es algo que puede llenar libros y que el tópico "pon tu obra en el sitio adecuado y será una obra de arte" (aunque la haya hecho un mono) es tristemente cierto, no puedo estar de acuerdo con el fondo del artículo principalmente por dos razones.
En este caso, tengo una relación bastante directa con la temática práctica del artículo, y, en mi opinión, echar la culpa a los arquitectos, así, tal cual, es eludir responsabilidades de forma fácil.
En la actualidad debería haber un diálogo arquitecto-cliente (en este caso la Iglesia). Esas iglesias se han construido porque alguien lo ha permitido y ha dado el visto bueno a esos proyectos. ¿Acaso piensas que si las directivas fuesen crear iglesias basándose en tipologías clásicas no se iban a encontrar arquitectos dispuestos a diseñarlas? Por supuesto que sí, y muchos.
Y no tiene nada que ver con la concepción filosófica de la vida ni del arte, especialmente si hablamos de iglesias de barrio, sino de profesionalidad.
Y en segundo lugar. ¿Que es lo moderno? ¿El siglo XX?. Desde el punto de vista constructivo y visual, comparar una iglesia románica con una gótica produce unas diferencias esenciales.
¿Considerarían la gente de la época del gótico temprano, que esas nuevas catedrales, tan diferentes, tan "ligeras"... demostraban que sus creadores estaban contradiciendo los principios básicos de la iglesia?
Yo no soy muy amigo de muchas manifestaciones del arte moderno pero, creo (con respeto), que estás tirando a bulto. Observa las manifestaciones artísticas de culturas de zonas alejadas (por ejemplo la zona china - japón - corea...), observa las variaciones del arte "occidental" hasta la "raya" del siglo XX. ¿Qué es bello?
Un saludo
Teníais que ver la iglesia antigua (que sólo conozco por fotos), modesta y sencillota, pero con su inequívoico aire del cambio de siglo XVI-XVII. Y la cosa color indefinido de ladrillín barato que tenemos ahora, pffffff
Menos mal que, al entrar, el retablo con el Cristo en el centro, absorbe toda mirada.
Rara década la del sesenta, rara locura similar al siglo VII y VIII.
Análoga iconoclastia con la misa tradicional. Tengo la carta firmada por Agatha Christie y decenas de intelectuales católicos -entre otros agnósticos como Borges o Victoria Ocampo- pidiéndole a Pablo VI que permitiera su continuidad, considerándola como un monumento de Occidente.
El final del artículo no es flojo. De hecho, supongo no has leído el final del artículo (porque sólo he traducido los primeros párrafos), así que difícilmente puedes opinar.
En la parte que he traducido, se limita a señalar el problema. Y, en ese sentido, lo que dice es indiscutible:
- Durante los últimos cincuenta años se han construido innumerables iglesias horrendas y/o que no se perciben como iglesias, ni están dirigidas arquitectónicamente al culto, ni crean un ambiente religioso.
- Muchas de las más famosas iglesias construidas en los últimos cincuenta años han sido diseñadas por ateos/agnósticos.
- El problema está intrínsecamente ligado a la sustitución de criterios estéticos, litúrgicos, teológicos, etc. por un criterio prácticamente único: la originalidad (¿Qué tienen en común la mayoría de las iglesias modernas? Aparentemente, nada excepto el intento de ser originales).
Este último problema es común a gran parte del arte de nuestra época (ya sea pictórico, literario, escultórico o arquitectónico). Aparentemente, lo único importante es hacer algo diferente. Y esto marca un cambio esencial con el arte anterior, que tenía muchas motivaciones, pero nunca la "novedad" u "originalidad" como finalidad fundamental.
Con el último párrafo, el autor del artículo señala algo que va a desarrollar en el resto del artículo (que, si Dios quiere, ya traduciré) y que es una interpretación bastante profunda del arte "originalista".
Saludos.
Dice: "No acabo de ver esa "tremenda" fealdad. Ni en la iglesia del Jubileo, no en la Catedral de Los Ángeles, ni en la catedral de Oakland."
No se trata, como se ve en el artículo, de fealdad o belleza en sí, sino de fealdad como iglesias. Un polideportivo puede ser un bonito polideportivo, pero no es una bonita iglesia.
Hagamos la prueba: Coja la catedral de los Ángeles de la foto y sustituya la cruz por un letrerito que ponga "El Corte Inglés". ¿Llamaría en algo la atención? Ni en lo más mínimo. Es un perfecto centro comercial. Con franqueza, no me parece que un centro comercial y una iglesia sean intercambiables.
Lo mismo podemos hacer con la iglesia del jubileo y un planetario (por cierto, sería un planetario bastante bonito) o con la de Oakland y cualquier sede de organismo internacional.
Si nuestras iglesias no muestran, hasta con su aspecto, algo especial, no sería descabellado suponer que lo que ofrecen es, simplemente, más de lo mismo: valores meramente humanos.
En cuanto a lo de los sacerdotes de pueblo, completamente de acuerdo.
Saludos,
Sí, el problema obvio es ese, tan obvio que parece mentira, mirando la Sala Nervi del Vaticano y los báculos papales de Pablo VI, que se haya embaucado a gente tan exquisita como Montini en estas fruslerías.
Pero las causas y sobre todo las falsas alternativas forman parte del asunto. Por eso cité a Ciro Lomonte.
Creo que lo ha leído demasiado rápido.
Dice: "Conclusiones que extraigo del artículo.Los arquitectos ateos, o al menos agnósticos, tienen inspiración, pero hacen iglesias feas para fastidiar a la Iglesia ( que además les paga por ello ), en cambio los arquitectos creyentes, las hacen igual de feas, por falta de inspiración propia ( y seguro que les pagan menos por aquello de que todo queda en familia ).
No, los únicos arquitectos ateos/agnósticos de los que habla el artículo son los de las tres iglesias citadas en concreto y no ha vuelto a mencionarlos después. Y es normal que diseñen iglesias que parecen cualquier cosa menos iglesias. De hecho, basta con pensarlo un poco, usted mismo, por su cosmovisión, ha entendido multitud de temas discutidos en este blog de forma distinta a como las entiende un cristiano. De la misma forma, estos arquitectos no saben lo que es la liturgia, el culto, la oración, la tradición de la Iglesia, etc. O, como mucho, lo conocen de oídas, como meros conceptos abstractos que, para ellos, no son algo vivo. Cuanto mayor es esa distancia no sólo teórica sino existencial, más difícil es que sus diseños sean apropiados para una iglesia.
No es que quieran hacerlo mal, sino que nadie da lo que no tiene. Tampoco es que sus diseños sean feos en sí (bueno, el de Moneo sí que me lo parece, me gusta mucho más Calatrava), sino que no son adecuados a su objeto. Como le decía a D. Guillermo, la iglesia del jubileo sería un estupendo planetario o museo y la de Oakland sería espectacular como sede de las Naciones Unidas, pero no son buenas iglesias.
En cuanto a lo del rebaño, reconozco que no ha sido buena la expresión que he utilizado. Fallo de traducción. El original se traduciría más adecuadamente "seguir la corriente" (voy a cambiarlo en el artículo).
Saludos.
Y así como Peguy no se imaginaba un Paraíso sin la catedral de Amiens, no puedo imaginarme un Infierno sin alguna de estas joyitas de la arquitectura o la escultura.
Quizá ésa sea la misión de nuestra época: mostrar las cosas horribles que se pueden hacer en arte cristiano cuando el "cristiano" no es más que un vago recuerdo. La capilla de Barceló del otro día pegaba bastante, como decía Kepa, como mazmorra infernal.
En cuanto a lo de causas y alternativas, yo creo que hay que distinguir dos cuestiones:
- ¿Por qué el arte de las últimas décadas da culto por encima de todo a la originalidad?
- ¿Por qué el arte católico de las últimas décadas se ha rendido completamente a esa concepción de lo que es el arte sin prestar apenas resistencia? Y, en consecuencia, ¿cómo puede la Iglesia salir de ese pozo artístico?
Eso es. Es uno de los temas más sangrantes dentro de la segunda cuestión.
La angustia por la originalidad irrumpe siempre que se corta la tradición. Cada vez que el hombre, de heredero, se comienza a pensar como hijo de sí.
Las rupturas y la manía de originalidad podrían rastrearse, incoadas, en todo el arte occidental y sobre todo en el religioso a partir del Renacimiento. Qué más original que una sala de baños convertida en Capilla, que Cristo pintado como Apolo o la Virgen como Diana. Claro que ceñido a ciertos parámetros, que han terminado de saltar en el siglo XX.
Y qué mas snob que esos Papas. Por lo menos gastaban lo mismo que en Oakland, pero con mejor gusto. En esa época no les quedaba otra.
Lo que no comparto con el autor del artículo y con usted ( porque entiendo que lo comparte ), es la opinión de que " Cuanto mayor es esa distancia no sólo teórica sino existencial, más difícil es que sus diseños sean apropiados para una iglesia ", me parece más un tema de nivel profesional ( o quizás mejor inspiración o genialidad ) que de creencias.
Le comento una cosa y que conste que no quiero ofender a nadie. Cuando vi la foto que puso en la cabecera del anterior artículo " Susurros litúrgicos ", lo primero que me vino a la cabeza ( y le prometo que fue algo no pensado previamente ) fue que se trataba de un concurso de comer flanes a toda velocidad. Es evidente que esa imagen nace de mi desconocimiento de la liturgia y que obviamente la descarte automáticamente, por no encajar en el contexto. Con esto quiero decir que el desconocimiento, puede dar pie al error, pero no implica que se continúe en él. Por eso no entiendo que se quiera vincular conceptos como funcionalidad, estética o belleza o cuestiones de creencia personal.
Un saludo.
Con respecto a tu primera afirmación. Estoy de acuerdo. La culpa no es esencialmente de los arquitéctos, sino de quien los selecciona y de las instrucciones que les da.
Yo matizaría que, ante todo, el problema es de la falta de instrucciones, porque los arquitectos ateos y agnósticos, si se les deja libertad, como es lógico, tienden a construir iglesias que transmiten agnosticismo. Además, cuanto más "artística" sea una iglesia, más libertad tiene que tener el arquitecto y menos el comité que la encarga. Por eso es un despropósito que se encarguen catedrales a arquitectos agnósticos o ateos.
En ese sentido, el tema tiene mucho que ver con la concepción filosófica de la vida y del arte (aunque, como tú señalas, especialmente en proyectos que intenten ser "artísticos" y menos en una sencilla parroquia de barrio).
En cuanto a lo que dices del arte moderno, por supuesto que el arte admite multitud de variaciones, perfectamente legítimas. Sin embargo, he señalado una característica del arte moderno que, a mi juicio, es exclusiva de los últimos cincuenta o cien años: la consideración de la "originalidad" como valor supremo y casi único del arte. Ante esa diferencia esencial, el arte gótico, el barroco o el de los templos tailandeses, a pesar de su variedad, constituyen una unidad opuesta a la tendencia moderna.
De hecho, esa característica del arte moderno es la que explica lo que tú decías sobre "pon tu obra en el sitio adecuado y será una obra de arte (aunque la haya hecho un mono)". No importan la ausencia de técnica, el sinsentido, la fealdad o incluso la inmoralidad o sus contrarios. Lo único importante parece ser la originalidad, la novedad, la provocación, que nadie lo haya hecho antes. Y basta considerar por encima cualquier otro periodo de la Historia del Arte para ver que nunca se había tomado eso como criterio principal.
Por supuesto, este tema merecería libros en lugar de breves comentarios en un blog, pero es lo que tenemos (aunque si alguien se ofrece a editar un libro sobre el tema, estoy dispuesto a escribirlo :)
Saludos.
Nadie permite la exposición de la ultima cena como una orgía homosexual si no comparte algo del concepto de arte del artista. Nadie deja un torso desnudo de una santa judía con expresión de condenada al infierno y con la palabra comunista en los senos sino está de acuerdo con el pathos, sino el ethos, del artista (el mismo de la ultima cena, by the way).
Me parece que hay parentesco, ideas comunes, entre el comitente creyente y el artista ateo. Hay un ground que comparten.
Desgraciadamente, ha bajado significativamente el nivel de la dirigencia eclesial, como de todas las dirigencias. Al caer su nivel formativo, su cultura, baja correlativamente la capacidad de apreciar una obra de arte, y la persona se confía en la moda, en las usinas conformadas por los críticos y la "industria cultural". Como decimos aquí, les venden cualquier buzón.
Por eso, tras tanta experimentación de la que apenas habrá que salvar el 10%, lo que nos ha quedado tras una puesta a cero es un afán de "originalidad", de inventar la realidad en la que se inspira el arte. Por eso todo ha de ser "nuevo", no parecersea a nada, original en el sentido de que se acabó toda imitatio y, a veces sin rubor, etrernamente "experimental". pero el coche es igual de viejo aunque le movamos el cuenatkilómetros y tunearlo sólo nos deja un engendro.
Y así llevamos siglo y pico.
Por otra parte, no decartaría que, quizá, más de un obispo sea tan ateo como el arquitecto al que contrató
Yolanda, yo tampoco lo descartaría. O corrupto.
Si, por otro lado, leemos la frase de G.K. Chesterton: "Lo malo de que los hombres hayan dejado de creer en Dios no es que ya no crean en nada, sino que estan dispuestos a creer en todo", facilmente podemos llegar a las novedades artisticas o arquitectonicas, al buenismo, a las sectas, etc.
Una mezquita,en mi ciudad hay una nueva, monumental, espectacular, es identificable sin lugar a dudas,una iglesia debe así mismo, ser reconocida como tal sin que haya que llevar a cuestas la Colección de Arte de E. Planeta.
Pero tanto como el exterior me preocupa,más,el interior,y,es que al final uno vuelve con delectación al XVII,donde no hay ni trampa ni cartón.
Estoy de acuerdo en que el interior es mucho más importante: iglesias áridas y con aspecto de fábrica, ausencia total de representaciones de los santos (es decir, de la Iglesia triunfante, que se une a nuestra celebración), dibujos y estatuas feos y, a menudo, tenebrosos, altares que da pena verlos... No son lugares de oración, ni de culto.
Al entrar en la iglesia, debemos gustar un poquito de lo que un día viviremos en el Cielo y eso está ausente de muchas iglesias modernas. Claro que, a lo mejor no las interpretamos bien y lo que quieren es dar una visión previa del purgatorio :)
Saludos.
A mí no me ha ofendido en absoluto. Es más, me ha hecho reír muy a gusto por lo absurdo de la escena: ¡un concurso de comer flanes! No se de dónde saca esas ideas.
Le contaré algo curioso: esa foto la he tomado de una página protestante, donde la utilizaban para demostrar ¡que los católicos adoran a las piedras! Esto me confirma que, si bien es cierto en un sentido que una imagen dice más que mil palabras (como decían los que preferían la imagen al artículo), no es menos cierto que mil palabras explican mucho más que una imagen.
Saludos.
Es vicio, supongo, de la llamada "lectura fácil". Le permite leer el Espasa en cuatro horas, pero no sabemos con lo que nos quedamos.
En cuanto a Gallizo, noes falta de respeto, lo es de sensibilida y estética.
En cuanto a los arquitectos ateos y a tener o no tener fe para diseñar una catedral o una iglesia, creo que su última frase ejemplifica muy bien lo que quiero decir: "no entiendo que se quiera vincular conceptos como funcionalidad, estética o belleza o cuestiones de creencia personal".
El hecho de hablar de esos conceptos muestra lo que usted haría si fuera arquitecto y tuviera que construir una catedral: técnicamente sin duda lo haría a la perfección, pero su iglesia sería de todo menos una catedral. Las mejores iglesias son muy poco funcionales. Cualquier sacerdote le dirá que no hay nada más incómodo que una catedral. Es mucho más cómoda una iglesia/fábrica de las que se construyen ahora, con su calefacción, su sacristía pegada al presbiterio, su ausencia de velas y de imágenes... pero es que no se trata de conseguir comodidad. La finalidad primera de una catedral o de una iglesia es la Gloria de Dios. Y es evidente que esa motivación no va a estar entre las de un arquitecto agnóstico. Puede hacer un intento de reflejar algo así, pero como ni lo comparte, ni lo entiende, necesariamente su intento se quedará cortísimo.
Otra característica de las iglesias es que están destinadas al culto católico. Y la liturgia es algo muy amplio, con sus leyes y su estética propias. De hecho, para los católicos, toda nuestra vida es un "culto razonable", una liturgia de alabanza a Dios. Quien no ha mamado esto desde pequeño y, especialmente, quien lo considera un sinsentido, encontrará complicadísimo integrar la arquitectura en el culto a Dios (y, en general, tenderá a hacer lo contrario: enterarse de cuatro rasgos principales de la Misa e integrarlos arquitectónicamente en su obra, de manera que tendrá bocabajo todo el asunto).
Y tampoco las catedrales e iglesias buscan la estética o la belleza en sí, sino una belleza que sea fiel reflejo de la belleza de Dios. No buscan el arte por el arte, sino un arte humilde que esté al servicio de la Gloria de Dios, de la encarnación de Cristo y del encuentro con él. Además, el edificio es en sí una catequesis de la fe de la Iglesia. En cambio, una característica común a las iglesias famosas diseñadas por agnósticos es que huyen de lo figurativo y se refugian en lo abstracto, que no les crea problemas porque no representa algo que no comparten.
Una vez realizada mi matización, voy a señalar dónde está, a mi juicio, nuestro acuerdo fundamental. Creo que coincidimos en que, cuanto más funcional sea lo que se va a construir, menos importa si el arquitecto es cristiano o ateo. Si hay que construir la casa parroquial o un edificio de oficinas para el obispado, contrátese al arquitecto con la mejor relación calidad/precio, que sus creencias son irrelevantes. En cambio, cuanto menos funcional y más artístico sea el edificio y más ligado esté al culto y a la fe, se hace más importante que sea cristiano el arquitecto. Y cuanto más profundamente cristiano, mejor.
Por poner un ejemplo algo tonto: si usted quiere, para su salón, una escena bucólica, tranquila y optimista, se la encarga a Monet y no a Edvard Munch. Este último, como buen pintor, podría hacer de tripas corazón e intentar ajustarse a lo pedido, pero sin duda el resultado será peor y más artificial que si se encarga el cuadro a alguien que, por su propio caracter, convicciones e historia, se inclina precisamente a eso que desea el cliente.
Saludos.
En cuanto a edad, dpende como lo lleve. A mi no me afecta, por costumbre, cualquier edad de mi vida, me resulto fastiosa.
Je, je. No iba por ahí lo del Purgatorio, pero me has convencido. Tu símil es mucho mejor que el mío.
Eso es precisamente lo que temo, que encargar este tipo de iglesias o permitir que se construyan revela, en el fondo, una gran falta de fe y de esperanza.
Si queda algún obispo santo, búscalo disfrutando como un enanito de una visita ad limina con los niños de la catequesis de una parrroquia suya, por ejemplo,o riéndose con alegría con las ancianas feligresas de una parroquia pequeña mientras ellas le enseñan los pañitos de ganchillo que hacen para debajo de los floreros, o charlando y dando nimos a un párroco abrumado de responsabilidaddes o frustraciones por lo agotador y estéril de su ministerio, o preocupado con sus seminaristas compartiendo sus dudas y desvelos... A lo mejor también tiene que encargar una Iglesia y también le sale fea, pero estará ocupándose mientras de lo importante y tendrá menos culpa . Además, me pega que a ese obispo le quedará la Iglesia con más pinta de Casa de Dios que de Ciudad de las Artes y la Ciencias (que por cierto, mola muchísimo, pero para lo que es).
Sí, creo que es un buen camino para explicar el afán de "originalidad" del arte moderno que se ha contagiado al arte cristiano y lo ha destruido. En la segunda parte del artículo se trata más ese aspecto. Espero poder traducirlo uno de estos días.
Saludos.
De acuerdo con lo de la funcionalidad, pero no tengo tan claro como parece tenerlo usted, que la falta de fe sea un impedimento para concebir una obra arquitectónica, o artística, plenamente espiritual para los creyentes ( entender la psicología humana y algún conocimiento de la Religión y su historia, pueden ser de mucha ayuda ).
Munch me gusta ( pero en mi salón no tengo sitio, je,je ).
Un saludo.
Lo que decías sobre Gaudí va justo en la línea de lo que afirma el artículo. Porque Gaudí era profundamente católico, ponía su arte al servicio de una verdad objetiva, la Verdad de Cristo. En ese sentido, podía ser todo lo original que quisiera, porque no buscaba ser original. No tenía los ojos fijos en su ombligo, sino en la gloria de Dios. La Sagrada Familia es una catequesis en piedra y no un alarde de originalidad o, mejor dicho, es verdaderamente original porque, humildemente, intenta reflejar la belleza de Cristo y la fe que se transmite desde hace dos mil años.
--Alain Besançon, The Forbidden Image (University of Chicago Press, 2001).
“En 1925, a la edad de 27 años, Pierre Couturier dejó de lado sus pinceles para hacerse un monje dominico [sic]. Años después, sus superiores espirituales pidieron al Pére Couturier que les dijera qué pensaba del arte en las iglesias actuales. Su respuesta vino con sorprendente vehemencia. Nuestro arte eclesiástico está en una decadencia completa, disparó. Está muerto, lleno de tierra, académico – imitaciones de imitaciones… sin poder para hablar al hombre moderno. Están fuera de la Iglesia los grandes maestros modernos – Manet, Cézanne, Renoir, Van Gogh, Matisse, Picasso, Braque. La Iglesia no ha salido a su encuentro, como debería, para atraerlos… Los superiores del Padre Couturier quedaron impresionados. Vea lo que puede hacer, le dijeron…”
“Revestido de blanco y con aspecto ascético, el Padre Couturier... se convirtió en la luz y el poder de un pequeño pero significativo movimiento entre los artistas franceses… En su tiempo libre se ha dedicado con energía incansable a visitar los estudios de artistas en todos lados y decirles que la Iglesia es el lugar a donde sus obras pertenecen. Adicionalmente, fundó, hace doce años, una pequeña revista L’Art Sacré, que ha tenido una influencia significativa tanto sobre los sacerdotes franceses como sobre los artistas.
“Gradualmente ha obtenido el interés de los más escépticos y agnósticos entre los pintores, incluyendo unos pocos comunistas (por ejemplo Picasso). El Padre Couturier da la bienvenida a todos, cualquiera sea el estado de su fe. Comenzamos, explica, con el supuesto de que los artistas son hombres y por lo tanto pecadores. Si sus pecados son algunas veces notorios es porque son hombre de imaginación, son artistas. Pero todo fluye de nuestra cultura e incluso de nuestra religión… Cuando alguien se cree a sí mismo comunista, es que son comunistas en cuanto artistas por amor a los pobres. Debemos liberarlos para que trabajen para nosotros, debemos darles el derecho de pintar nuestros muros, y nos relatarán nuestra gran historia como no ha sido contada en 500 años.
El Padre Couturier tiene varios proyectos con diferentes etapas. Algunos son retardados por eclesiásticos que tienen ideas opuestas acerca de cómo debe decorarse una iglesia. Pero el trabajo del Padre Couturier es encontrar apoyo entre sus colegas clérigos e incluso entre anticlericales como Henri Matisse, viejo maestro de la pintura francesa.”
--Revista Time, 20 de junio de 1949.
"En nuestro tiempo presenciamos el peculiar estallido de la fealdad y la brutalidad en el terreno del arte; sí, incluso en el campo del arte cristiano. Esta epidemia mórbida tiene la forma de una artritis deformante o un elefantismo o un arte leproso… El difunto cardenal Constantini, presidente de la Academia Pontificia de Arte, hablaba de blasfemias visuales y horrores figurativos del arte modernista, que producían una cierta repugnancia y disgusto. Nuestro Señor, la Santísima Virgen María, los santos son pintados con caras cretinas y manos y pies afectados por elefantiasis. Cristo, en la Cruz, es reflejado degradado y casi como un animal. Vemos santos con caras simiescas y en actitudes que nos recuerdan un hospital mental o una institución de enfermedades anormales. Muchos sospechas – y no sin razón – que nos enfrentamos aquí con las infiltraciones del comunismo buscando convertir a la religión en algo ridículo y repulsivo, especialmente para los niños.”
--Mons. Rudolph G. Bandas,
"Modernistic Art and Divine Worship",
The American Ecclesiastical Review, 1960.
luis:
"""los santos son pintados con caras cretinas y manos y pies afectados por elefantiasis"""
Sí, sí, horrible. Pero no peor que esos gestos relamidos, lángidos, cursis y apastelados de las estampitas decimonónicas inspiradas en una piedad tipo Santa Margarita María de Alacoque, que Dios guarde en su Gloria, a ser posible, calladita.
Si de algo se huye se cae en el extremo contrario. Esos Sagrados Corazones de Jesús con ese gesto en la faz de lánguida señorita de miriñaque al piano... es una abominación. Esas santas transidas de derretimientos lacrimosos, ay, qué horror. Esas auras pastel, esos niños-santos con cara de tontito del pueblo...
víctor: ¿mañana es san víctor? En ese caso, cópiame 500 veces: conjugaré correctamente el verbo andar. De trodos modos, alabo su ingenio: me gustan las formas anvurientaron o andasien. ¿ves? No soy tan difícil de contentar.
San Sulpicio ¡ahí es nada¡. Fue eremíta, historadior y amigo de San martín.
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Si no fuese irreverencia a la Santa, me partiría de risa. No por Santa Margarita, sino por eso de desearle estar en la Gloria, pero calladita.
Se pueden inventar las conjugaciones:
Calluve (por callé).
Andé (por anduve).
Etc.
SPH.
Y a mi me choca comparar el escasísimo éxito de estos movimientos agotados en sí mismos, con el enorme éxito de esos mismos intentos, convertidos en tendencia dominante en todas las demás expresiones artísticas.
Pero... nunca he podido discutir de ello, porque no tengo ni idea de pintura, ni de arquitectura, ni de música, ni de escultura. Se lo que me gusta, pero no se si mi gusto es simplón, fruto de la ignorancia, o si realmente el rey está desnudo.
En literatura, no tengo ningún problema en decir que la rosa-rosa-rosa-rosa de Stein es una monumental estupidez, pero ¿los escupitajos de pintura sobre un lienzo vacio, que tanto abundan en el arte moderno pictórico?
Mi opinión: esa busqueda de la extravagancia es una basura; algunos tienen tanto talento, que son capaces de expresarlo, incluso a pesar de las cadenas que se autoimponen, pero el concepto es demencial.
El arte solo se justifica por sí mismo, no por su capacidad de golpear conciencias aburguesadas, ni por su servicio a ideologías, ni tan siquiera, por su servicio a la religión. El arte comprometido no existe, y la segunda mitad del siglo pasado es una birria en todas las artes, excepto en literatura.
Lo dicho, una opinión sin demasiado criterio, pero una opinión bastante extendida en demasiada gente, como para no pensar si tendrá algo de verdad.
Aunque quizá no tanto como el de víctor, que se aprovecha de mi paciencia y de mi buen talante humorístico. Y de que me resulta simpático y da juego. Pero, sobre todo, de que el blogger permite sus off-topics porque van contra quien van. :)
Víctor, mi señora madre era muy de decir las fechas por el santo del día. Por ejemplo, le empezaba a salir un diente a un niño y decía: "Este diente ya rompe para San Miguel", o : "para San Luis me acaba la modista la chaquetita". pero para saber todo el santoral basta internet. Espérate a que mañana te llame por tu nuevo nombre.
Mag:
"""El hombre hace edificios para Dios de los cuáles si por el fuera saldría huyendo de horror"""
Hombre, yo creo que si hay un fiel dentro rezando, Dios procurará quedarse, si no le importa andar ni entre pucheros...
...y gracias por la traduccion para estas "meditaciones arquitectonicas".
Pero me parece que la cuestión económica está detrás. Y claro, si se adora al dios-dinero no se tiene fe y no hay criterio teológico que valga.
1) Las Ordenanzas Municipales sobre Urbanismo conllevan que haya,en el sentido arquitectónico (no en el religioso)del término, "armonía"."¿Cómo en un barrio moderno...?".
2)Los obispos,generalmente no tienen formación para interpretar y leer planos,¿por qué no se asesoran de especialistas cristianos?,me parece que pesa el prurito de mitra.
3)La "integración arquitectónica",es muchas veces, la condición imprescindible, para la aprobación del proyecto de construcción del templo. Sin embargo,como en otras profesiones, los arquitectos cristianos deben ser, en su enfoque profesional, respecto de los nuevos templos, antes cristianos que arquitectos.
Eso que escribes es lo que hay. En los cascos históricos y entornos de monumentos BIC no puedes ni cambiar una persiana o una contraventana "para no desentonar con el entorno" y en las zonas más modernas se pasan al otro extremo y construyen iglesias recién sacadas del "infierno de El Bosco", como digo exagerando un poco.
Los arquitéctos son los mismos, es como si disociaran su personalidad :)
Y a los obispos no les interesa "dar la batalla" en esta cuestión de la estética en la construcción de templos en nuevas zonas, creo que les importa más hablar con las autoridades de patrimonio histórico (que subvencionan el mantenimiento de las catedrales, por ejemplo) que con las que redactan los planes de desarrollo urbanístico. No quieren molestar, me parece, y además hay políticos de por medio.
El intervencionismo de las Administraciones en esta cuestión está ahí. Se fija la parcela en la que va la iglesia, las dimensiones de las aceras, todo en la misma norma y con los mismos criterios que otros "equipamientos" como los llaman, de la zona, véase un centro de mayores, una guardería... ¡qué se yo!
Y como dices, Norberto, faltan especialistas cristianos en esta materia.
Verás, el edificio,el templo,como prima facie ante el mundo y los hombres residentes en un barrio "habla",y,puede ser un prólogo de otras cosas, en la actividad apostólica.
Pero,más allá del gasto,y,de "que haya un templo" a toda costa,poco más ocupa a las autoridades eclesiásticas,¡lástima, estamos perdiendo terreno!.
Sobre que el diseño de una iglesia siguiera un proceso semejante; lo veo improbable y,creo, quizás no deseable.
Un saludo.
Por cierto que hoy sería catastrófico. Pero me encantan las cebollas, que además traducen y simbolizan muy bien, como las agujas góticas, la operación de la gracia sobre el mundo natural.
http://en.wikipedia.org/wiki/Onion_dome
http://mw2.google.com/mw-panoramio/photos/medium/9578269.jpg
Un saludo.
Si se pudieran pegar fotos aquí, pondría una mía.
No diré que la Iglesia de la Reconciliación de Taize sea la Catedral de Santiago, pero se cuida la estética con verdadera piedad, por dentro y por fuera.
Y el silencio, no sólo se fguarad en el interior del templo. Varios metros a la redonda de la Iglesia es obligado el silencio.
Y algo importante: a luis NUNCA le dé la razón (¡ni aunque la tenga!). Tiene tendencia a hacer inferencias pintorescas. Por ejemplo: si tengo razón en una cosa, la tengo en TODO.
Las dos veces que me ha ocurrido, me ha dejado estupefacto.
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hace tres días te leí decir no sé qué de falta de honestidad intelectual a... mmmm... a ... ¿a quiné era?
ah, sí, al p. Guillermo.
parece que se ha impuesto la moda de casi despreciar al clero
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Hombre, esa "moda" tiene ya dos siglos largos y algunos se la buscaron con esmero. Lo que no quita ue sea cierto que debería ser justamente al revés, al menos en ESTOS tiempos: a un cura, por el mero hecho de serlo, le supongo virtuoso. Luego, si no lo es, quien lo dude tendrá que demostrarlo.
Luis, en su 23:13, yo doy la razón a todo el mundo, en qualquier momento, es cómodo.
Padre Guillermo, sobre su 23:21, toda la razön.
En efecto, como han dicho varios foristas, el arte se adapta a su tiempo, y no necesariamente una iglesia moderna tiene que ser fea.
Por mi parte, considero que un templo da gloria a Dios y es relicario de su Cuerpo, pero en realidad los que lo necesitamos somos nosotros, no Dios (la Tierra es su escabel, conque imagina si necesitará templos para vivir). Los necesitamos para vivir la fe en comunidad, para actividades pastorales o caritativas, y sobre todo para celebrar los sacramentos (fundamentalmente la Eucaristía). Por tanto, no es un edificio más. Y sí, yo creo que el constructor de iglesias debe ser alguien con fe, para entender lo que significa un templo católico. La Iglesia debe ser funcional, pero sobre todo debe ser una especie de antifonía en ladrillo o pierda dedicada a alabar y adorar a Dios.
Además, la Iglesia está en plena crisis de apostasía y más que estará. Las obras de catedrales faraónicas y triunfalistas, firmadas por arquitectos agnósticos famosos me parecen una aberración: toca hacer templos humildes, porque la Iglesia se encamina a una época humilde. Sencillos quiso Dios que fuésemos y sencillos deben ser nuestros templos (entre otras razones porque no está lejano el día en que nos confiscarán los más bellos e impresionantes para "utilidad pública", como tantas otras cosas que no prohibirán).
Me reconozco devoto del estilo y la filosofía arquitectónica bizantina: Un exterior sobrio y estéticamente opaco (incluso tosco), y un interior luminoso, brillante, lleno de imágenes religiosas y didácticas, reliquias, objetos de culto, etc. Creo que resume muy bien lo que debe ser el espíritu cristiano. Por fuera debe estar a tono con los que le rodean, sin hacer ostentación de grandeza o riqueza. Por dentro, en cambio, debe ser espléndido, siempre en dedicación a Dios.
Por ello comparto con luis cierta aversión a la arquitectura barroca. Sin duda estéticamente puede gustar a muchos, pero esa grandiosidad y triunfalismo de "aquí estamos nosotros y nadie nos hace sombra" (aunque sé que se hacía con donaciones de los fieles y con su voluntad) no corresponde a los tiempos actuales, que toca ser proféticos y prepararnos para la pobreza material y las persecuciones.
No le entiendo bien, Juan. En su momento Santa Sofía fue una iglesia cristiana, y todavía conserva muchos elementos arquitectónicos de aquella época. Con todo, el templo de estilo bizantino que más me ha gustado fue la catedral de Monreale, en Palermo (esta por fuera no es excesivamente austera).
Bueno, eso es algo circunstancial (hasta que reconquistemos Constantinopla :-) ).
esperamos a que et repongas del esguince, siq ueires, pero mira que puede ser de nuevo "la más alta ocasión que vieron los tiempos ni verán los por venir"
Típica foto de viaje:
http://opentravel.com/profile/diane/photos/478/
Artículo de un "Mystery Worshipper" (aparentemente calvinista) sobre la oración de la noche en Taizé:
http://www.ship-of-fools.com/mystery/2007/1472.html
La foto no sale, el enlace no funciona. Pero ¿qué queres decir? ¿Que alguien se hizo una típica foto de viaje en Taizé? ¡Toma! Y en San pedro en el Vaticano.
De la página que das, ¿qué esperabas? Da en enlace de la página oficial.
http://www.taize.fr/
Después de ver el comentario desde un ordenador distinto y copiar las direcciones en la barra del navegador, a mí ambos enlaces me funcionan perfectamente (Windows XP 32 bits SP2, Mozilla Firefox 3.5.3). No sé que problema se habrá producido en tu caso.
He puesto la dirección completa de la página donde están las fotos para que se vean en su contexto y dar crédito a los autores.
También, por cortesía con el servidor donde se almacenan los ficheros, para no robarles ancho de banda sin que se vean los anuncios que hacen posible que presten el servicio (para no hacer "hotlinking", en términos técnicos).
No he intentado criticar, en absoluto a los autores de las fotos, sino añadir una pequeña descripción de cada enlace que he adjuntado. Si hubiese encontrado una foto del sitio oficial donde apareciesen las cúpulas bizantinas, ten por seguro que la habría preferido.
Ahora coloco simplemente la dirección de ambas fotos.
http://img.opentravel.com/diane/france-paris-burgundy-478_3.jpg
http://www.ship-of-fools.com/mystery/2007/media/taize_reconciliation.jpg
No sé muy bien en qué no estás de acuerdo conmigo, porque suscribo prácticamente todo lo que dices en el comentario.
Entiendo que el artículo no hace una distinción entre arte antiguo y nuevo, sino entre la manía de esta época de primar la originalidad por encima de todas y la práctica diferente de TODAS las épocas anteriores. De ahí el feísmo de tantas iglesias actuales, porque la belleza, el culto a Dios, la Tradición, etc. se someten a ese extraño valor supremo de "hacer algo original". Es una manía idolátrica y, por lo tanto, destructiva.
En cuanto a los templos barrocos, creo que metéis en el mismo saco el barroco italianizante con el barroco español, mucho más sobrio y religioso. Las iglesias barrocas madrileñas son, en general, mucho más austeras y piadosas que las italianas o las copiadas de estas últimas.
Saludos
También las hay en la página oficial.
Sí se percibía cierto tono de crítica.
Vale, la foto es buena, ven bien las cupulillas.
La otra página... bueno, pudiendo poner la oficial y en español, no sé muy bien el sentido del enlace.
está "al servicio" de la Iglesia, esto es, si proyectamos y construímos en función de que la Iglesia pueda cumplir su misión. Tantas veces, desgraciadamente, sólo proyectamos para nuestro "ego" de arquitectos (y así vemos los bodrios que se hacen por parte de arquitectos que de liturgia saben lo que yo de microbiología...).
Entonces, si la Iglesia por su propia naturaleza existe básicamente para evangelizar, esto es, para mostrar al hombre de hoy la verdadera belleza, que es Dios mismo, la pregunta sería ¿con qué estética quiere la Iglesia evangelizar?
Y ahí habría que abrir otra discusión aun más importante .
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