Pedro Almodóvar se cree mucho para dar lecciones al Papa
Desde luego, hay gente que termina montándose su propia película. De Pedro Almodóvar no se podrá discutir su pretendido genio del cine, pero sí pensar que sus cintas son, o no, de un mal gusto rara vez alcanzado en otros directores españoles. Si el ser genio es, obligatoriamente, contar historias de prostitutas, de monjas lascivas, de transexuales, y de curas pedófilos, prefiero quedarme entre los mediocres, desde luego. Y lo malo, no me vayan a malinterpretar, no es que saque su bazofia. Ni siquiera que le aplaudan. La gente es muy libre de decidir lo que va a ver al cine, pero ¡Oh casualidad! Con cada película que hace, Almodóvar se gana más y más a la crítica, y menos al gran público.
Unas inquietudes, dicho sea de paso, que ha parecido transmitir al resto del mundillo en España, más preocupados por crear un Club de la Ceja, y de colocar a “su” ministra en el ejecutivo socialista que de que sus producciones sean rentables, o gusten. Total… Ya deben de salir amortizadas. Las producciones de calidad del ciñe español que han tenido un reconocimiento en la taquilla se cuentan con los dedos de las manos…
Pedro Almodóvar anda sobrado de todo. De pasta y de altanería, porque para hacer declaraciones a un periódico alemán diciendo que “el Papa debería salir más del Vaticano y ver como son las familias de verdad” hace falta estar aburrido y tener muy malas pulgas. ¿Son las tuyas, Pedrito? Porque me imagino que lo que tú has visto en tu harto-desgraciada vida no son cosas muy normales. Y no lo digo por el éxito tras salir de un pueblo de La Mancha (luego dicen “only in America"), sino por toda esa gente “normal", con la que te sueles codear tú; la flor y nata de la farándula española. Farándula de subvención, por favor. Gauche caviar comme il n’y en a plus.
Unas críticas, francamente gratuitas, porque qué le importará a un señor que no pisa una iglesia desde hace décadas lo que diga o deje de decir un Papa. ¿A que no se te ocurre ir a Marruecos y cantarle sus verdades a Mohammed? Si es que encima de un degenerado, eres un valiente. Sabes que nadie te va a torcer el morro por meterte con el Papa. Tus amiguitos te reirán la gracia con un champán que estamos pagando todos los españoles.
Semillas de un mejor cine
Paradójicamente, es en la Meca del cine donde ha empezado a surgir un tipo de cine que no tiene ni que venderse a una ideología, ni ser “arte", sino una expresión artística que dé auténtico testimonio de Verdad. Mel Gibson dio un primer paso con La Pasión de Cristo, que mostró una realidad incómoda, que lo sigue siendo 2.000 años después: la crucifixión de nuestro salvador fue, parafraseando a Monseñor Fulton Sheen, un acontecimiento en el que “más que el odio, predominó la indiferencia". Luego llegaría Eduardo Verastegui con su Bella. Más sencilla, menos bíblica, pero que igualmente muestra un lado de la maternidad que no tiene por qué transformarse en un drama al estilo “Pedrito". Obviamente, silenciada por el mundillo artístico, rechazada como un aborto, despreciada por la mayoría de la crítica “progre” allí donde se ha estrenado.
Y sin embargo tengo la convicción de que son semillas. Semillas de una forma de hacer cine que está pegando, que es rentable, y que además transmite valores. Porque ya no se ve a las familias en el cine salvo para las pelis de críos, que está bien pero se podría hacer más. Una peli que eduque a las familias es, sin lugar a dudas, lo que está pidiendo la sociedad.
Pedro estrena “Los abrazos rotos” esta temporada. Pero el abrazo de Cristo nunca se rompe.
13 comentarios
Sin ser cine cristiano, ni siquiera explícitamante "pro-vida", te recomiendo "Juno". Se aprecia un cambio de mentalidad para bien y además es muy divertida.
Así pues, cada uno es único. Si no le gustan algunos blogs, no los lea, porque no le aportarán nada.
Le pongo un ejemplo: A mi no me gustaba el P. Masiá, y en cambio sí el P. Fortea. Pues leo a uno, y del otro paso...
Y lo que más me fastidia es que a estos cinetuertos carentes de imaginación tenga yo que pagarles con mis impustos por hacerme vomitar.
Gracias por pasarte, Nichán!
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