Enanos fascistas
Hay anécdotas curiosas cuando se entra al mundo de la traducción. Una que me hizo gracia es como llama una profesora mía a la tentación de querer imponer un criterio subjetivo, propio y sin justificación alguna a una traducción. El “enano fascista que todos tenemos dentro”, decía. Cosas de ser alta, imagina y uno que se ve en el papel como pocos, con la mala leche habitual aunque, gracias a Dios, no permanente.