Cádiz: Pues ahora no respiro
Que se jorobe mi capitán que no como rancho. ¿No me dejan ser padrino del niño de Cadiz? Pues me voy de la Iglesia. Esta es la actitud madura, no solo en la fe sino en la vida de Alexander Salinas. Y a pesar de todo la pena la siento por el niño, con un “madrino” y una madre cuya soberbia priva a un inocente de un bautizo.