La reconciliación se escribe "Motu Proprio".
Frente a aquellos a los que sólo les falta ponerme el mote de Inquisidor Mayor del Modernismo, ignorantísimo del Catecismo y enemigo del Papa y de la Sacrosanta Fraternidad San Pío X, cabe presentar un hecho. Sencillo, claro: el gesto de humildad del superior de la misma, frente a las altisonantes declaraciones de los obispos como monseñor Galarreta, e incluso de aquellos prelados alemanes que buscan cualquier excusa para dinamitar el proceso de reintegración.
Comprenderán ustedes, que a la postre, ambos sectores críticos quieren lo mismo: la desunión.
El pasado viernes, nos informa Secretum Meum Mihi, se reunió Monseñor Fellay con la Comisión para la Doctrina de la Fe, que preside el Cardenal Levada. Naturalmente, la prudencia aconseja que no se hayan hecho públicos los contenidos de esa reunión, pero sólo ese gesto honra ya a los participantes. Aparte de eso, conocemos esta semana que la reestructuración de la Comisión Ecclesia Dei se hará via Motu Proprio. Dos noticias que atañen de lleno a la FSSPX.
Se ha comentado extensamente, y he podido cometer juicios demasiado aventurados en aquel entonces, que el camino del retorno no es fácil con el torpedeo de declaraciones por los obispos de la Fraternidad.
Yo solo puedo confiar en el comentario del presidente de Juventutem Argentina, Nichán Eduardo Guiridlian Guarino, que nos atestigüa que Monseñor Galarreta no ha hecho declaraciones tan radicales hasta llegar a ese país. Que cada uno saque sus conclusiones.
Un camino claro y marcado
No hace falta ser un genio para darse cuenta de que la única postura plausible que no acabe en un sedevacantismo manifiesto, o en un surrealista antipapismo al estilo de El Palmar de Troya, es permanecer en la línea que marca el Santo Padre y que Monseñor Fellay parece querer seguir. Si esa es la postura del superior de la FSSPX, merece una alabanza pública, tanto como mereció un reproche la actitud del obispo Hispano-Argentino Galarreta.
También se nos reprocha el que nos queramos arrogar una postura determinada, que interpretemos las intenciones de unos y de otros. Creo, por el contrario, que los hechos hablan por sí solos: Monseñor Fellay se reúne en El Vaticano y le responden cosas concretas: la reconciliación de la FSSPX con el resto de la Iglesia se escribe de Motu Proprio en Motu Proprio.
De la misma manera, no podemos presentar apoyo alguno, si intuimos bien las intenciones de Monseñor Fellay, a la postura de algunos prelados alemanes, que critican la construcción de una capilla en la diócesis de Fulda. Cabe preguntarse ¿Cuántos institutos religiosos han pedido permiso al Obispo de esa diócesis para hacer cualquier cosa? Suena a excusa, Monseñor Algermissen, una pataleta que demuestra que usted sí que no quiere unidad con la Sede Apostólica.
Y es que no hay nihil novo sub sole: en toda la bimilenaria historia de la Iglesia, el Papa se ha encontrado con cismas y herejías a diestro y siniestro. Quienes quieren ser alternativa a Pedro ("catoliprogres") y quienes quieren decirle al Papa lo que tiene que hacer, o dejar de hacer, desde “la tradición". A pesar de cesaropapismos y hierocracias, el Sucesor de Pedro sigue siendo tal desde hace casi 2.000 años.
Pues ni una cosa, ni otra: Quien sigue la actualidad de la Iglesia ve que el Papa emprende un camino meridianamente claro. Que desde el Discurso a la Curia Romana el 22 de diciembre de 2005 la “Hermenéutica de la Continuidad” es el eje de su pontificado (magnífico discurso, por cierto, y uno de los esenciales junto al de Ratisbona y los últimos de su viaje a Tierra Santa).
El camino pues, pasa por una discusión doctrinal con la Comisión para la Doctrina de la Fe. El Cardenal Levada, sin ser tan partidario como Castrillón-Hoyos, goza también de la confianza del Santo Padre, así que sólo se puede sacar una conclusión: el camino es largo. Más vale hacerlo de buena gana.
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6 comentarios
Cambiando de tema,quería comentarle que tengo unos textos que pueden resultarle interesantes.Como no veo la forma de contacto,le dejo mi email por si considera oportuno el envío.
DTB
El caso es que, si bien ya no hay excomunión, queda pendiente una regularización de la hermandad. Pasa, salvando las distancias, algo parecido a los Anglocatólicos que quieren desembarcar en masa en la Iglesia Católica, que hay un tema organizativo de por medio.
Y por supuesto, el tema doctrinal, que es el que atañe a Doctrina Fidei.
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