¿Es posible la paz en Colombia?

El terrorismo es algo que en España nos es tristemente familiar. Por motivos distintos, porque uno de los pretextos de los guerrilleros colombianos es la “protección de los pueblos indígenas” y… la realidad es que la guerrilla se teje en torno a los centros de producción de hoja de coca que se procesa en cocaína y que se exporta fuera del país -donde hay mercado para ella-.

Juan Pablo II, hoy Santo, hizo un gran aporte a la Doctrina Social de la Iglesia al hablar de las Estructuras de Pecado. Quienes fomentan la desdicha ajena y se enriquecen con ella, no pueden ser considerados sino hacedores del mal, y es justo y lícito que se acabe con sus actividades lo antes posible, bien por detención, y si no quedase más remedio, medios más drásticos.

Dialogar con esa gente no ha aportado gran cosa. Cada grupo terrorista ha aprovechado las treguas, sencillamente, para rearmarse.

Se atribuye a Stalin preguntar a sus generales durante la guerra fría “¿Cuántas divisiones tiene el Papa?” La verdad que nos vendría bien una división de Guardias suizos, pero claro, no se puede todo. Y es que la Guardia no está para esos trotes…

Porque lo mismo esto acaba como en España. Donde a los derivados de los terroristas hoy los tenemos de ediles en los ayuntamientos, en los gobiernos locales, y, curiosamente, eso de fagocitarlos en el sistema de gobierno, ha sido casi más efectivo que décadas de acción policial contra ellos. Pero no por ello deja de ser a una afrenta a los miles de víctimas (y familias) que han sufrido en su carne la lucha antiterrorista.

Creo que el Santo Padre tiene mejor criterio que eso y no prestaría ni su autoridad ni la colaboración de la Iglesia Católica a una solución similar. Tampoco creo que el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, optase nunca por semejante disparate.

Solo nos queda rezar por Colombia.

+Pax et bonum+

Miguel Vinuesa