Hablan mal de mi familia... Pero los tenemos en casa

Dice muy bien Monseñor Libardo, en relación al fallido intento del lobby Gay de tener su evento “Ciclo Rosa” en una universidad Pontificia de Colombia, que él no permite que «En mi casa se hable en contra de mi familia». Es una metáfora muy buena de cómo están las cosas: el fuego amigo nos llega desde dentro, y muchas veces alentado por las propias instituciones de la Iglesia, sobre las que ya no hay ningún control.

Siguiendo con el símil del obispo, a mi me parece bien que no se permita hablar mal. De hecho, es que hasta hace bien poco los enemigos de la Iglesia parecían tener patente de corso para atacarla desde los salones parroquiales. Ahora bien, en casa siempre hay un pariente que es tonto o que es manifiestamente malo. Y a los tontos y malos hay que ponerlos en vereda: no se puede permitir que inviten sistemáticamente al enemigo a casa. Porque no sólo se comerá tu comida y tu bebida, sino que encima hablará mal de tu casa, de ti, y del perro.

Lobos con piel de oveja
Son los Pagolas, Forcades, Monjas bailongas y curas “funcionarios", como los llamaba el Papa Francisco. Gente que, por activa o por pasiva, hacen daño a la Iglesia. Y a veces los perjudicados, somos los fieles que, por esa condición de fidelidad, muchas veces no podemos distinguir al lobo disfrazado de oveja y, a largo plazo, terminamos venerando a esos falsos profetas que nos vienen a descubrir un “verdadero cristianismo” que lleva posiblemente varios siglos condenado como herejía. Y es que el diablo tiene muchas cosas, pero la originalidad no es lo suyo.

Por tanto: bien que no se deje hablar mal en casa, pero hagamos el favor de actuar de manera activa contra todos ellos. Gente así no puede permanecer un segundo más bajo la protección y las nóminas de sus órdenes y diócesis. ¿Que la Pontificia Universidad Javeriana de Colombia se pone farruca? Se le retira el título de Pontificia. Y si quiere ser Javeriana, a lo mejor lo será de Xavier Arzalluz, que en eso ya no tenemos patente. Y el rector, secularizado, por favor.

Porque lo que más rabia da es que encima los topos enemigos son estómagos muy “desagradecidos": viven a costa de sus diócesis, universidades, órdenes e institutos religiosos… Con todo el bien que se podría hacer con sus sueldos -por magros que sean. Que sean consecuentes y prediquen sus herejías con SU dinero. Porque me imagino que Doña Terry Forcades no viaja a Perú en mula. Los billetes de avión, y en esta época del año, no son precisamente baratos…

Hablan mal de mi familia, sí, pero es que los tenemos viviendo en el salón, viviendo en casa, y poco menos que chupándonos la sangre… Contra eso algo habrá que hacer, pero parece que los laicos algo hacemos para que las cosas cambien. A ver si nos hacen caso.

+Pax et bonum+
Miguel Vinuesa