Debates inoportunos
No está el horno para bollos, ya lo ven: El cristianismo lucha por sobrevivir, y la Iglesia ni les cuento ; incluso en feudos como E.E.U.U. o Italia, estamos constantemente acechados por sectas, cultos ajenos a Cristo cuando no una apostasía general. Y no se nos ocurre otra cosa que discutir sobre zapatos rojos y mucetas. Ole. Verdaderamente, ole.
Pero no me digan, y perdonen ustedes la simpleza de quien les escribe, que gente que tiene la virtud tan clara, que a veces hasta lideran el pensamiento Católico con publicaciones y revistas, se tenga que reducir a esta clase de cosas cuando el problema es muchísimo más de fondo de lo que aparenta. Quiero decir que no podemos pararnos a discutir sobre algo accidental cuando la Iglesia no está, ni mucho menos, en tiempos de dicha.
Comprendo los miedos de algunos. Yo viví en Buenos Aires -cierto es que pocos años- pero aún hoy conservo los contactos que han manifestado su preocupación cuando su Arzobispo fue elevado al ministerio Petrino. Avalo esas preocupaciones, pero confío en que Dios no abandona a su Iglesia y que el nuevo Papa no tiene por qué hacer mal su labor magisterial. Pero como digo siempre: ni “papolatría” ni sedevacantismo.
Ahora bien, de ahí a llegar a decir, como me ha dicho otra persona “yo no soy sedevacantista: mi Papa sigue siendo Benedicto XVI", no es más que hipotecar ese sedevacantismo a la defunción del pontífice emérito, cuando no a la del actual, esperando que un próximo cónclave fuese mejor digerido por nuestro fuero interno. En dos palabras: “non serviam”.
Pensamientos como ese, si no levantan una alarma en la conciencia, son ciertamente preocupantes, y requieren de pronta dirección espiritual para no sacar las cosas de quicio.
Discusiones bizantinas
Imagínense ustedes en la Bizancio medieval. A las puertas de la ciudad, los turcos deseando pasar a cuchillo a la ciudad y hacerse con sus riquezas. En el palacio imperial, un portentoso debate sobre el sexo de los ángeles.
Así pareciera que estamos frente a los desafíos de la evangelización: desarmados por una dialéctica formal, cuando desde las propias esferas tradicionales se demuestra que un retorno a la esencia es lo fundamental para poder seguir evangelizando, y cuando el resto de la Iglesia se contagia de ese retorno a las raíces, entonces es cuando prospera y germina abundantemente.
¿Nos fijamos o no en nuestro propio ejemplo? Dice José Luis Cabrera (Una Voce Málaga):
“Cada Romano Pontífice tiene sus propios gustos, y si las casullas de guitarra y el mantum vuelven a estar unos años en barbecho, no pasa absolutamente nada.”
Pues estoy totalmente de acuerdo con él. La Misa es una, lo sigue siendo, porque es el mismo Cuerpo de Cristo.
Invito, pues, a consolidar la reconciliación y a seguir remando en la barca de Pedro, que problemas no nos faltan.
+Pax et Bonum.
Miguel Vinuesa
8 comentarios
Todos hablan y discuten sobre el gesto exterior, pero lo que verdaderamente importa, y es lo que está en debate (o debería) es eso que NO se dice, lo que vendría sobre los puntos suspensivos y que son las razones que fundamentan al gesto.
Y mientras no se digan actúan como un trabajo de zapa. El modernismo siempre fue así. Gestual.
Obvio que no son temas sin importancia, pero como lo ejemplificaste tú (van a asesinar a toda la ciudad y los dirigentes se preocupan del sexo de los ángeles...)hay que tomarles el peso que de verdad tienen.
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