Pero al final ¿Quién ha ganado la discusión?
El otro día me contaron una anécdota divertida, referente a una pareja que habla de temas religiosos siendo ella muy creyente y él un ateo. La chica no vive en España pero tiene parientes, que le preguntaron por su novio, y al final se preguntaban precisamente eso, quien había sido el “ganador” de aquellas tormentosas conversaciones.
Hay que conocerlos a los dos, pero tengo claro que no solo no llega la sangre al río, sino que además se divertirían hablando y discutiendo, porque parte de lo bonito de conocer a otra persona es descubrir como piensa. Como encima estés enamorado olvídate de cualquier acritud o mala respuesta hacia el otro, sino que estarás mucho más receptivo a lo que tiene que decirte, a como piensa.
Evidentemente, un Católico coherente tiene una serie de principios no negociables respecto a su credo. Aborto, eutanasia, comunión de los divorciados… son cosas en las que tratamos de ser coherentes -y vaya si no lo conseguimos- pero que son referentes para la vida pública del católico. Así que nuestras vidas se debaten en esa lucha constante entre el mundo y Cristo, y sabemos de sobra cómo termina quien se echa en brazos del mundo.
Pero, además es que en España todo es una guerra, somos así. “si no estás conmigo estás contra mí” parece ser la máxima imperante, sobre todo entre los que enarbolan la religión como si fuera un partido político, cuando la Verdad solo puede ir de la mano de la Caridad. Sorprende, eso sí, la cantidad de impertinencias con las que los Católicos nos encontramos, muchas veces de nuestras propias filas.
Claro, que te pregunten “¿Quién ha ganado la discusión?” deja ver esa mentalidad un poco maniquea de “conmigo o contra mí”, hasta el punto en que no sé qué haría esa persona si no hubiese oposición, salvo fisgonear en asuntos ajenos. Quien sabe…
Para mi amiga saco en limpio que deberá rezar redobladamente por la conversión de su novio, no por “ganar la discusión”, sino por ganar un alma para Cristo, y una importantísima para ella. No hay mayor gesto de amor que desear el Bien eterno a una persona. Yo no sé si tendría la misma fuerza en su situación, es probable que no. Eso sí, Dios nunca nos prueba más allá de nuestras fuerzas, y cuando así nos parece, hay que ponerse en sus manos y confiar en Él.
Entonces no solo te parecerá que “ganas la discusión”, sino que encima ni siquiera habrá debate.
+Pax et Bonum.
7 comentarios
El Matrimonio es una vocación, y además de corazón hay que asumirlo también con la cabeza fría.
Otra cosa. Mucha gente se cree que el que casa es el sacerdote. "Ya están casados ya que el sacerdote los ha bendecido". El sacerdote es un testigo, quienes se casan son los novios, que son los ministros del Matrimonio, y se casan ANTE DIOS si el Matrimonio es por la Iglesia. Y hacen ciertas promesas (fidelidad, estar abiertos a la vida, educar a los hijos en la religión católica), y si los dos o uno de ellos dice que sí pero que no, ¿hasta qué punto es válido este Matrimonio?.
Por todo ello aconsejaría a esta chica que si su novio no está conforme en formar un Matrimonio en Gracia de Dios, que lo abandone, y si le cuesta porque es muy majo, guapo, alto, y con ojos melosos, que se lo imagine (que cuando esté casada se lo encontrará)sentado en la taza del retrete, leyendo el periódico y yendo estreñido. Entonces se acordará de que no sólo es el corazón, que la cabeza también cuenta.
Después de una experiencia como esa ya no puedes maltratar a un ateo a menos que sea en defensa propia, jaja.
Nota del B. No menciono porque en este caso ni tengo el dato ni lo necesito, al tratarse de gente que conozco. Claro que lo que hacen o no es su conciencia, y aunque les recordemos doctrina -que ella conoce mejor que yo- no deja de ser un asunto ajeno, Felipe, y muy íntimo.
Las relaciones de gente que dice ser creyente no son un asunto ajeno, más quisiera...pero hay una cosa que es la comunión de los santos, y el daño que uno hace repercute en el resto de la Iglesia, y el bien repercute en beneficio de todos.
Efectivamente hay que actuar con delicadeza, y si no te comentan nada al respecto, no tienes que decir nada ni presuponer. Pero tampoco hay que dejar de comentar según que temas cuando toca, aún a riesgo de que alguien se sienta "ofendido".
La relación entre creyentes y no creyentes, salvo contadísimas excepciones es un error garrafal. El matrimonio es una vocación de santidad, y ya me dirás que buen comienzo puede ser ese si te unes a una persona que pone serios obstáculos en lo más básico de la vida cristiana. Es más, por muy bonito y viable que muchos lo quieran pintar, un matrimonio así solo tiene tres caminos, o él se adapta a ella, o ella se adapta a él, o se rompe.
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