Dos noticias que me hacen pensar en la muerte
Dos noticias, dos muertes, me dejan hoy perplejo por lo inesperado de ambas, y por las no pocas razones en un caso, controversias que ambos personajes levantaron en su día para darse a conocer. Y los dos son italianos. Lucio Dalla, lo saben más los mayores que yo, es un cantante que marcó época en el Italia. Un cantante con una gran carrera a sus espaldas, y que será especialmente recordado en estos días que el mundialmente famoso festival de Sanremo baja el telón. El otro, fue un personaje menos global, Germano Mosconi, un periodista con una carrera consolidada, pero que, dicen las malas lenguas, se dedicaba a la blasfemia constante –algo, por desgracia, común en una localidad del norte de Italia como es Verona-. Más personal, porque pude intercambiar una serie de emails en el que me aconsejaba sobre el periodismo.
Y es que ante la muerte el ser humano se hace preguntas. Y las mías van en el sentido de cómo se puede malgastar una vida.
Creo que no fue el caso de Dalla, que el Corriere sitúa cercano al Opus Dei, y que abrazando la fe se “vacunó", pero el éxito es siempre mal consejero para los artistas. Sin ir más lejos, ya el maldito grupo de los “27” cuenta con muchos artistas que murieron a esa edad. Jimmy Hendrix, Kurt Cobain o, más recientemente, Amy Winehouse, fueron víctimas literales de su propio éxito, con el que intentaron lidiar sumergiéndose en el abismo de los narcóticos, y viviendo a la postre un auténtico “infierno en vida”.
Cuantas veces, sin llegar a la muerte, otros artistas que habrían destacado por su increíble talento, terminan echando a perder sus vidas seducidos por las sirenas del marketing, convertidos en auténticos adefesios solo por levantar polémica –que a menudo paga la Iglesia-, o se dedican a cantar canciones que ellos nunca escribirían, bajo la promesa de productores sin escrúpulos que les prometen, con ello, el éxito. ¿Quien sería, por ejemplo, Lady Gaga sin tanta parafernalia? Sencillamente una gran voz, pero nada más.
Hay excepciones, gracias a Dios, como cuando Nena Daconte ha sido presa de los aborteros, solo porque va a cantar en un evento pro-vida. En lo personal, sus canciones no me dicen nada, y hasta hay alguna letra que no es que sea precisamente modelo a imitar, pero al final, es alguien a quien defender precisamente por la tirria que le ha cogido lo peor de nuestra sociedad. No será la mejor, pero está con nosotros, al menos en un concierto.
Lo que me suscita Mosconi es, sin embargo, más doloroso, porque involucra la salvación de un alma. Uno puede no haber sido más que un modelo de periodista deportivo en Italia, o presentador televisivo, y dejémosle ahí, pero el recurrir con tanta facilidad a la blasfemia como expresión de frustración es algo que hemos dejado crecer y que solo se puede curar con buena educación, pues es algo que se “mama” desde la cuna, como quien dice.
¿Qué joven hoy no suelta un “hos…” cada dos frases? No por un particular deseo de maldad, no por una falta de respeto particular –aunque tampoco se pueda decir que sea un gesto cariñoso a la Sagrada Forma- sino porque es lo que ha oído toda su vida y nadie le ha dicho que no lo diga, o soltado un guantazo a tiempo. Incluso gente católica que se forma, que cree, pero… que tiene eso “de serie”, digamos.
Y claro. Podremos matizar la culpa tanto como queramos, que no deja de ser un acto de desafecto a Dios. No querría encontrarme en el juicio divino con esa falta en mi haber.
Al final de cuentas, nuestro libre albedrío tiene la última palabra y hay quien, viendo su condición se convierte y quiere cambiar, pero nunca podemos dejar para que el que está en tinieblas vea en algún momento la luz de Dios.
Pax et Bonum.
6 comentarios
parece casi un contraSentido saludarte de esta manera tan alegre para comentar cosas de la muerte no?? y con el miedo que me da a mi ... pero es que hace un poco que no sabia de ti, y quieria decirte que volvere a escribirte porque tengo esa cuenta de gmail bloqueada, no se exactamente porque, cosas de seguridad o no se que.
A los 15 años era fan, terriblemente fan de Kurt Kobain, cuando nos enteramos que murio ... fue como una tragedia cosmica para los amiguetes del grupo del colegio que teniamos, y que como no! versioneabamos -horriblemente xd- las canciones del grupo de Seattle.
Como siempre ando falta de tiempo, condenado tiempo, tengo otro frente abierto en el blog de Milenko, pero veras, busca la carta que escribio Kurt, si puedes en version original, es de una desolacion terrible, pero en el fondo tan y tan intensamente humana ...
Un beso muy grande, Miguel, hasta la noche a ver si tengo un ratito mas!
Me daba vergüenza decirles nada (¡parece algo ya tan normal!), pero en las dos ocasiones ha valido la pena ponerme un poco colorado y pedirles que no dijeran blasfemias delante mía: me respondieron con amabilidad reconociendo su falta, y aunque no son creyentes, dejaron de hacerlo en adelante.
¡Una gran ganancia a cambio del pequeño esfuerzo de pedirles que dejen de blasfemar! Para ellos, menos pecados que llevan encima para el Día que les toque. Para mí, unas condiciones ambientales mucho mejores :-)
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