Nueva evangelización: Hoy Manresa, mañana… Dios dirá

Recibo con muchísima ilusión las noticias que Germinans Germinabit e Infocatólica nos hacen llegar del congreso de Nueva Evangelización celebrado en Manresa. Mientras la prensa “católica” heterodoxa anda a otras cosas (que si los obispos franceses andan tramando algo contra lo “psico-espiritual”, o una reunión de progresaurios en el ateneo de Madrid), no hace falta ser un premio Pulitzer para saber que la noticia del fin de semana estaba en la localidad catalana, a la que parece que se ha acudido desde toda España.

Y por la calidad de los anfitriones y del principal orador, no me cabe duda que hay motivos para ilusionarse: los obispos Casanova (Vic) y Novell (Solsona) trajeron a un verdadero “peso pesado” de la nueva evangelización, Monseñor Dominique Rey (de Toulon-Fréjus), cuyo broche de oro ha sido, entre otras muchas cosas, disponer de un seminario diocesano en el que se enseñan ambas formas del rito romano. Eso, para empezar. Luego tiene una diócesis a la que ha llamado a multitud de movimientos de la Iglesia, no solo por “diversidad”, sino por darle vida, actividad, y eso se ha traducido en una vida diocesana rica, pujante, claro ejemplo a seguir de la nueva evangelización.

No es extraño por tanto que a esta cita hayan acudido no sólo obispos jóvenes, sino también sacerdotes de “nueva hornada”, y además de toda España. Sin duda, un bonito contraste con la “foto” habitual de media docena de curas de paisano. Aquí muchos, y todos de curas. Imagen de coherencia.

Y tampoco es extraño que a la cita acudan jóvenes con sus signos “identitarios”, como una camiseta con colores llamativos, o la de la última JMJ. ¿No se ponen acaso la camiseta de su equipo los domingos, o la de su selección en los mundiales? A los jóvenes les atrae sentirse parte de algo más grande. Imagínese cuando encima forman parte de una experiencia que engrandece el alma, como puede ser el vivir la fe. Si se ama lo que se conoce, hay que partir de un conocimiento de Dios para transmitirlo luego a los demás.

¿Por dónde empezamos?
Pero también hay que tener los pies en la tierra: No sólo vivimos laicizados, sino que a veces nos encontramos ambientes francamente hostiles, que solo perciben a la Iglesia como “algo que estoy pagando con mis impuestos y que no hace nada por mi”, o argumentos similares. Llegar a esas almas es realmente difícil porque ya no se trata de superar una apatía o un desconocimiento de Dios, sino una franca antipatía, cuando no es odio irracional. Ahí reconozco que no sé ni por donde empezar, porque el prejuicio es la muerte de la razón.

Pero sí podemos llegar a todos esos que, jóvenes o no tan jóvenes, tienen sed de Dios, se sienten mal en sus vidas porque les falta algo y no saben qué es, y no entienden de curas, alzacuellos, misas o prejuicios: quieren encontrar algo que llene sus vidas. Y por nuestra omisión terminan en el alcohol, la fiesta, las drogas o en cualquier tontería.

Por eso esa evangelización, que solo emana de la adoración, de la devoción, es tan importante. Este fin de semana ha sido Manresa. Mañana, Dios dirá.

Pax et Bonum+