La alegría de la fe
Hay mucho bueno en una Jornada Mundial de la Juventud, y poder estar en primera línea para cubrirla no es lo más grande de ellas. Eso, a pesar de haber visto al Papa a escasos 10 metros, mientras llegaba ayer a la Puerta de Alcalá. Pero no, quizás lo más grande sea poder darse cuenta de que la felicidad que ayer reinaba en Cibeles, Gran Vía, Recoletos, Serrano y Puerta de Alcalá no era mera exaltación, sino una verdadera alegría por vivir la fe.
Sé que muchas veces no se entiende desde la distancia cuando te cuentan algo muy emotivo. Es lo que me está pasando a mi. Nunca me vi capaz de transmitir con una cercanía, con un fervor tan grandes lo que estaba pasando a mi alrededor. El periodista es, por “deformación profesional” un testigo silente, un témpano de hielo distante de lo que narra. Pero esa frialdad y distancia desaparecen cuando un millón y medio de personas piensa en positivo, y se reúne no para protestar (algo que aquí llevamos haciendo casi 8 años), sino para dar la bienvenida a una persona a la que queremos desde el fondo del corazón.
Son pequeños detalles lo que engrandecen el espíritu en estas ocasiones. Ver sacerdotes vestidos de negro -no pocos de sotana- con un calor acuciante; un chaval arrodillándose para confesarse (y un franciscano de la renovación, con sus hermoso hábito color ceniza absolviéndole), grupos de religiosas americanas impecablemente vestidas para recibir al santo padre…
Desde luego no hemos siquiera llegado al ecuador de esta JMJ, que terminará con una gran Misa el domingo en Cuatro Vientos, pero ya con el Papa en Madrid, la cosa se ve de otro modo. Hoy no me queda más remedio que seguir la visita a El Escorial por la tele, y esta tarde volveremos a Cibeles para un Vía Crucis que promete muchísimo y en el que las tallas históricas van a robarle algo de protagonismo al Santo Padre.
Sed, por cierto, pacientes con los comentarios, porque voy a poder mirarlos poco estos días.
¡Buena Jornada a todos y rezad por nosotros!
+Pax et Bonum+
4 comentarios
así ¡¡¡Qué alegría¡¡¡
-La otra, la alegría pública y multicolor de la fe, sea ésta fe de cristiano nuevo o de romano antiguo; La que como momentánea expresión del ánimo siendo bulliciosa es tolerable sólo en la chiquillería; En el adulto cuando no denuncia el peligroso efecto de la histeria colectiva; es ridíclula.
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