Cuba, Iglesia y summorum nosequé...
Vivir en Cuba, no le descubro nada a nadie, es dar un salto a lo peor del siglo pasado. Es vivir con el temor de que te saquen a las 4 de la mañana de tu casa porque a un endiosado “líder de opinión” de la disidencia en Miami se le ha ocurrido publicar el nombre de un primo tuyo al que el régimen tiene por “gusano", entre otros apodos cariñosos. En Cuba el ojo vigila y no sabes si tu propia madre podría mandarte a la cárcel porque es parte de la red que el propio régimen ha tejido para vigilar su “paraíso".
Ser Iglesia en un entorno totalitario es, por cierto, endiabladamente complicado. Ser sacerdote, celebrar Misa o impartir los sacramentos; gobernar una diócesis con el gerifalte local vigilándote de cerca o ser el Nuncio y tener que tratar las altas esferas.
Algo positivo, hasta cierto punto, es que se haya podido negociar un exilio honroso a varios disidentes que estaban encarcelados en la isla, en condiciones infrahumanas, pero en general, el exilio cubano mira con recelo a sus prelados, encabezados por el Cardenal Ortega, Arzobispo de La Habana.
Que a la Iglesia la vean “mal” desde un sector que está fuera del país ya es bastante malo. Sobre todo porque no soy profeta cuando digo que están destinados a volver al país y cerrar una herida abierta desde la Revolución. No, ya es malo que los propios obispos, como es el caso de Mons. Manuel Hilario de Céspedes, titular de Matanzas, que tiene un grupo de fieles que han rescatado del olvido a la forma extraordinaria. Pues bien, el señor obispo dice ahora que no se celebre, que eso crea “discordia, división y terminaría por turbar la unidad y la paz en el interior de la Iglesia local".
El señor obispo puede gestionar su diócesis como mejor le parezca. Así hicieron los obispos japoneses con el Camino Neocatecumenal, y al final se entendieron. Aquí no cabe lo mismo. Sobre todo cuando se va de frente contra el Papa.
Una Voce Cuba se ha reunido con su obispo, pero la cosa no progresa. Y es que, tras un Motu Proprio claro, y tras una instrucción por parte de Ecclesia Dei al respecto, actitudes como las de Don Manuel Hilario no se entienden. Es más, temo injerencias externas (una idea nada descabellada, por lo expuesto anteriormente), que hayan forzado la mano del obispo, que se habría tenido que encargar de encontrar un “argumento eclesial".
Ninguna de las dos situaciones es como para alegrarse, desde luego, pero si la forma extraordinaria ya es rechazada en países sin regímenes totalitarios, no me resulta inverosímil que se quiera que “los católicos, todos igual". Sobre todo porque ya lo estamos viendo en China, que es quién financia los delirios cubanos. Han tejido una Iglesia paralela, al margen de Roma y se permiten nombrar a sus propio obispos, como si de anglicanos se tratase.
En Cuba basta enseñar la porra. Como tenga que venir el “palestino", ya es demasiado tarde. Que se lo digan a Guillermo Fariñas…
+Pax et Bonum+
12 comentarios
¿Qué autoridad puede tener un obispo que desobedece al Papa?
¿En base a qué argumento puede exigir a sus sacerdotes y fieles que le obedezcan si él no hace lo mismo con su superior eclesial?
Y respondo:
Ninguna y ninguno.
Luis Fernando: Lo de la pistola en la sien podría ser una explicación, pero ya ves que más de un obispo no la ha necesitado.
Nota del B. No saquemos las antorchas todavía...
Nota del B. Es lo que ocurre 3 de cada 4 veces en un país (énfasis en las comillas) "normal", D. Gabriel. Lo otro no deja de ser una hipótesis mía, porque he tenido la suerte de hablar con algunos exiliados.
Nota del B. Problemas con el servidor, por lo que contaron en su día.
Y las noticias que llegan de Matanzas son muy confusas. No se puede poner el carro antes que los bueyes; quizás -solo quizás- haya más temas mezclados.
Siguiendo la posibilidad moral, es casi seguro de que sea como el presidente de una voce-cuba lo relata; pero ya digo, no hay que poner el carro delante de los bueyes.
Nota del B. Si es que se propiciaron reformas no un nuevo misal... Pero bueno, pues es lo que hay, y hay que ceñirse a la letra sel Motu Proprio Summorum Pontificum: la liturgia tiene dos formas. Eso no es opinable, es el Papa el que lo dictamina así.
Nota del B. Por mi parte disculpe que se me haya quedado en la cola de moderación su penúltimo aporte.
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