Nicola Bux tiene razón
En el último post de La Buhardilla de Jerónimo se recoge una entrevista al P. Nicola Bux, sacerdote sobradamente conocido en el ‘mundillo’ tradicional, ya que desde la propia Curia ha apostado en varias ocasiones por un retorno a la tradición. Una entrevista, desde luego, interesante, porque pone sobre la mesa unos argumentos de peso para la defensa de la forma extraordinaria frente a aquellos que la menosprecian o la consideran una pastoral inapropiada. El enlace original (en italiano) de Zenit es este.
Especialmente reseñable en la traducción es este pasaje:
Se debe volver a la Misa en latín: al menos, una dominical en las catedrales y en las parroquias. Esto ayudará, en la aclamada sociedad multicultural actual, a recuperar la participación católica, tanto en el sentirse Iglesia universal como en el reunirse junto a otros pueblos y naciones que componen la única Iglesia.
Una de las cosas más curiosas de la Misa Tradicional es que siempre hay algún extranjero de paso. Ayer mismo me encontré con una amiga alemana a la que no me esperaba, y de vez en cuando veo caras nuevas, y al quedarme a charlar con ellos veo que no son españoles, pero que querían pasarse por aquí. No digo que haya que acabar con las misas para los inmigrantes -el otro día me contaron de una en chino, nada menos-, pero sí fomentar una integración de los mismos a través de la lengua universal de la Iglesia. No me parece descabellado, existiendo hoy en día misalitos bilingües (Diálogo libros acaba de editar sendos volúmenes, para seguir ambas formas del rito, y lo vende por menos de dos euros).
Origen de verdadero ecumenismo
Si de algo se puede decir que la Santa Misa en su forma extraordinaria es símbolo, es precisamente de la unidad de los cristianos. Bux es un experto en liturgias orientales, por lo que habla con gran conocimiento de causa cuando propone:
la orientación ad Deum, ad Orientem, es la propia del culto del hombre a Dios. Piénsese en el judaísmo. Todavía hoy todas las liturgias orientales la conservan. ¿Cómo es que los innovadores, amantes de la restauración de los elementos antiguos en la liturgia postconciliar, no la han conservado?
Pregunta retórica, por supuesto, pero que solo encuentra respuesta en el concepto de “hermenéutica rupturista” contra la que Papa Ratzinger lleva luchando tiempo, desde antes de ser elegido como Sucesor de Pedro. Los mismos que se llenan de boca con el “ecumenismo", no consideraron en ningún momento que a través de la Liturgia podemos alcanzar bastantes más logros que a través de las chorradas que se les fueron ocurriendo con el paso de los años y que ha quedado absolutamente en nada. No es exagerado decir que en los pocos años de pontificado de Benedicto XVI el acercamiento con las iglesias orientales es más que palpable, especialmente con su más emblemático patriarcado, el de Moscú. Hoy no saco a colación la estrechez de miras de los de “ecumenismo no, judas".
Por tanto, coincido plenamente con lo expuesto por D. Nicola Bux: “Volvamos a la tradición: será un progreso". Tiene razón, y no hace falta poner patas arriba a la Iglesia. Basta con seguir un orden sin sobresaltos, y dejarse empapar por esa gran apuesta de nuestro Papa. Que Dios le conceda la firmeza para sobreponerse a cualquier obstáculo.
Foto: Altar de St. Mary en Salem, Dakota del Sur, EEUU.
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