Hobbitorum Coetibus
Hoy os quiero contar la historia de un pueblo, el de los Hobbits, que antaño eran buenos siervos de su rey. Hace algunos siglos, sin embargo, el reino estaba agitado, y aunque algunos siervos fueron prontamente a servir a su rey, buena parte de los Hobbits decidieron que en casa se estaba mucho mejor, “a su bola", como se dice habitualmente. El príncipe de los hobbits se dedicó a hacer lo que le diera la gana, como hizo el resto de su descendencia, dando un pésimo ejemplo para su pueblo. En la historia el goteo de Hobbits que fue al reencuentro con su rey fue numéricamente pequeño, y en algunos casos, dieron muy buen testimonio de fidelidad a su soberano. Pero, aún no habiendo ido a socorrer a su señor, una parte de esos Hobbits permaneció fiel, al menos en las formas, al auténtico líder, y viendo como se las gastaban sus príncipes y vecinos, decidieron un buen día que era tiempo de volver a someterse a la voluntad que regía auténticamente sobre ellos, abandonando pues a unos príncipes caducos e inmorales, cuya regencia no había traído más que la discordia y la división a los medianos.
Cuando al autor británico JRR Tolkien le preguntaban sobre sus más curiosos personajes literarios, le gustaba repetir que los hobbits eran lo más parecido a los ingleses que había concebido. Un pueblo acomodado, aunque trabajador; aldeano aunque de buen corazón; poco docto aunque sencillo… En ese contexto, el Señor de los Anillos tiene mil interpretaciones, prácticamente todas cercanas a una cierta idea católica del cristianismo. Me ha venido bien a la memoria esa comparación Hobbit-inglés al pensar en Frodo y en Tolkien o Chesterton, esos “hobbits católicos” tan fieles a su verdadero Rey, como el más leal de los súbditos.
Evidentemente, en mis primeras líneas exagero: Tolkien nunca pintó a los hobbits como un pueblo decadente, pero sí indolente en sus propias fronteras. Nunca quisieron ser plenamente católicos, es decir, universales, sino que se encerraron en sus propias fronteras sin querer saber mucho de qué iban esos jaleos entre “Roma y los protestantes". Todo por la voluntad de un gobernante que le dio la espalda al mundo con tal de hacer lo que le viniera en gana.
Y en eso aparecen los tradicionalistas anglicanos (la TAC). A pesar del Cardenal Kasper, han encontrado las puertas más que abiertas para un pronto retorno a casa, y curiosamente el retorno va a comenzar por la lejana Australia, según parece. Lo malo ha sido la reacción de los anglicanos “mayoritarios", que si al Papa le dijeron “no pasa nada", se han dedicado a intentar hacerles la puñeta por detrás a la TAC todo lo que han podido, y lo que van a conseguir, creo yo, es que se les sumen en número más y más gente.
Los hobbits están en crisis de identidad, y el paso que la TAC ha decidido emprender no es poca cosa, y marca una línea hasta hace poco impensable para lo que ha sido una iglesia cismática durante quinientos años (que se dice pronto). No puedo imaginar un ecumenismo similar entre cualquier denominación protestante. Tanto hablar durante décadas con ellos solo produjo lo de Taizé (algo de lo que no oigo hablar desde hace tiempo, por cierto), y la supuesta conversión del Hermano Roger. Con Benedicto XVI las relaciones con los Orientales ha empezado una nueva singladura, y los visos de unidad, dentro de la prudencia que mandan estos asuntos, son muy halagüeños. Eso por no mencionar que el affaire Lefebvre ha quedado superado en el plano disciplinar y litúrgico (faltando solo el doctrinal).
Hobbitorum Coetibus, o mejor, Anglicanorum Coetibus es pues un documento importante, porque es un mensaje claro del Papa: el abrazo de acogida no tiene por qué encorsetar a nadie en una forma canónica en la que no se sienta cómodo. Llevamos aplicándonos cuarenta años el cuento de que “en la iglesia caben todos los carismas". Bien, pues es momento de creerlo y de aplicarlo a aquellos que no cogen una guitarra para alabar a Dios, sino que recogen las tradiciones de sus padres y las revigorizan con un testimonio sincero.
Dichosos pues los Hobbits, que han abierto el camino.
8 comentarios
Vease:http://www.theanglocatholic.com/2010/03/aca-house-of-bishops-meeting-begins-today/
Y piden oraciones por ellos.No los defraudemos.
En cuanto a Taizé yo creo que también dará sus frutos, pero aún falta mucho. Parece claro que el Hno Roger no se hizo católico,al menos en el sentido formal del término, pero estaba en comunión con Roma. Es un tema curioso e interesante.
¿Y los judíos? ¿También habrá-en el futuro- una "Iudareorum Coetibus"?
BIENAVENTURADOS LOS QUE TRABAJAN POR LA PAZ PORQUE SERAN LLAMADOS HIJOS DE DIOS...
LAUS DEO
Jose Angel Antonio: Taizé en el Pontificado de Juan Pablo II era, no omnipresente, pero desde luego se hacía ver más que ahora (coincido). Ahora su labor parece más silente, pero sí tiene razón en que, al menos dentro de los esquema de la Church of England, la TAC atraerá mucho.
Perenolasc: Fueron los anglicanos los que se aproximaron a la Santa Sede. Los judíos que abrazaron la fe católica, especialmente en los últimos tiempos, fueron bastante repudiados por sus comunidades de origen -Cardenal Lustiger, por ejemplo-. El caso es que si en el Anglicanismo la Iglesia se desmorona, los judíos llevan 2.000 años sin un centro teologal, por lo que hay unas cuantas corrientes, más o menos liberales, más o menos proisraelí, pero "mesiánicos" hay muy pocos. Es complicado.
Juan Stuse: Gracias, pero diga ¿Qué es mejorable o discutible? No se corte.
DJ: Gracias. La próxima vez no lo ponga en mayúsculas, por favor, que es un equivalente de gritar.
No me preguntaba cuando el Papa escribiría una constitución apostólica similar a la de los anglicanos para los judíos, sino cuando el número de judíos que se acercaran a la fe cristiana fuera tal que justificara una constitución apostólica u otro tipo de organización para aquellos, que como Vd. muy bien dice "no cogen una guitarra para alabar a Dios, sino que recogen las tradiciones de sus padres y las revigorizan con un testimonio sincero".
De todas las maneras no me importa que otros tomen una guitarra o dos si es para alabar a Dios.
Es una alegría comprobar, y sacar a la luz todavía más, la capacidad del hobbit trasladada al mundo actual. Y que Tolkien salga de nuevo a la palestra puesto que ha sido de los pocos que ha hecho cine cristiano-católico con su Trilogía sobre el Señor de los Anillos, comercial, sí, genial, para acercar al gran público tal pedagogía. De igual manera cerca de este autor se encuentra CS. Lewis, que fue capaz de crear otro mundo fantástico, con la familia como único referente.
Si ambos, Tolkien y Lewis levantaran la cabeza, seguro que aprovecharían el mundo actual para dar una vuelta de tuerca con historias de verdad, esas que pasan a la historia por su profundidad e inteligencia.
Sin ellos, y con el intento de ser optimista, la crisis de valores es una crisis de identidad, aderezada por una simplista ideología de género que cercena las opciones de recordar que la familia y la unidad cristiana son indisolubles.
Estamos a la espera de que se rebelen directores de cine como Rafael Gordon que, al margen del cine comercial, exhibe sin tapujos lo que le viene en gana, porque su cine es más evangelizador que otra cosa. ¿Dónde están los que no son Rafael Gordon? Nos quean los que no son creyentes pero hacen cine cristiano-católico: Benito Zambrano, Ricardo Franco (RIP), Miguel Hermoso, etc.).
Esperemos que su Santidad continué acogiendo a los artistas y promoviendo el cine que evangeliza. Cada vez se necesita más en esta sociedad contaminada por el imperante relativismo reinante y groseramente ideologizada.
¡Un cordial saludo!
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