El "nuevo periodismo ciudadano" y la Información Religiosa: Tal para cual

Me encanta cuando los profesores de Periodismo se lanzan a la aventura del análisis teórico de la blogosfera. Lo que algunos autores han intentado llamar “periodismo ciudadano", esto es, el mundo de los blogs no ha acabado (y creo que no tiene visos de hacerlo) con el periodismo tradicional. Evidentemente, los medios han cambiado: Antonio Herrero fue un antes y un después en la radio. La prensa ha tenido que empezar a regalar cosas (y el índice de lectura en España no deja de bajar preocupantemente) y la tele renuncia cada vez más a la información, por el “infotainment” de nuevo cuño, mezcla de noticia y entretenimiento.

En la Información Religiosa, que tiene un público fiel, pero quizás no masivo, se ha tirado por lo “barato” en España, pero ha resultado crear una corriente de opinión tan fuerte, que ni los mismos obispos permanecen indiferentes a ella. Y me ha resultado especialmente gracioso el que hayan saltado todas las alarmas por el supuesto fichaje para director de la sección de religión de un “impuro", de un ajeno a la profesión: Francisco José Fernández de la Cigoña. Todo ello esgrimiendo la palabra fetiche de los plumillas “Intrusismo! intrusismo!”

Hay que ser realistas: en este gremio se nos ha metido hasta Terelu Campos, lo cual es un dudoso honor, pero no por muchos títulos y másteres se es mejor periodista. La prueba de ello es que el mentado blogger posee fuentes que ya las quisiéramos los demás. De él se puede quizás no compartir su estilo directo o el que a veces filtre un nombramiento episcopal, pero otras veces su “Cardenal Ottaviani” le ha pedido que no lo publicara antes del día, y ha mantenido su palabra. Así que ética profesional, tiene. Una personal, quizás, pero soy de los que cree que nunca dejó de ser honesto.

Pero, en fin, me explayo sobre lo concreto y no hablo de lo que quiero. Y es que el periodismo de información religiosa, salvo en noticias “de agencia” como Aciprensa, o la lefebvrista DICI, tiene su núcleo duro en los blogs. Es un periodismo al alcance de todos, porque todo el que pueda escribir un párrafo, puede hacerse un blog. Y a veces ni eso. Con un Twitter basta.

Todos solemos comentar “esta misa me ha gustado” o “este cura confiesa muy bien", o sea que todos conocemos una parcela de vida de Iglesia, con la que podemos enriquecer a otros. Y lo bueno de esto es que no hay un estilo, un género que encorsete. Uno escribirá sobre doctrina, otro de liturgia, y los que pueden hasta pueden hacer pastoral, por su experiencia, como el blog de Monseñor Sebastián que aquí alojamos.

De lo que tenemos que cuidarnos es de producir blogs “de exclusivas", en los que A filtra un dato a B, que lo difunde en su blog. Saltándose a la torera cualquier tipo de exigencia que mande la norma, o sus superiores (caso Masiá). Eso, más que un blog, termina siendo un pasquín que unos utilizan para sus propios intereses, y en el que el blogger termina siendo el gran perjudicado, porque es simplemente una correa de transmisión, un títere de otros

El blog, por antonomasia, es el vuelco de una opinión personal. Con más o menos formas, ya que cada uno escribe como y de lo que le da la gana, pero en el que se forma una opinión. A veces de barra de bar, y a veces más documentada, pero siempre personal.

Con esto, no quiero menospreciar a los cada vez más profesionales que se dedican a esto de manera remunerada (por cierto, Luis Fernando, aprovecho para pedirte un aumento, jejeje), ya que es su pan de cada día. Son, sencillamente, derroteros distintos: Al periodista lo ata un poco la actualidad, y yo mismo me siento llevado a ella, pero en un blog uno puede permitirse estas licencias. Incluso en la opinión ya es infrecuente que un autor no vaya a lo concreto, a la “rabiosa actualidad” (¿La hay tranquila, acaso?), dejando a veces de lado la reflexión, que siempre es buena, aunque no lleguemos a nada concreto, para saber al menos qué camino vamos recorriendo.