Max Macram, un obispo de Sudán
Hace ahora catorce años, en las fechas anteriores a la Epifanía del Señor, tuve la oportunidad de conocer a un obispo negro valiente cien por cien. Se llama monseñor Max Macram Gassis.
Monseñor Macram Gassis es una figura casi legendaria en Sudán desde la primera vez que habló en contra de los abusos a los derechos humanos en su país ante un comité del Congreso de los Estados Unidos en 1988.
Nacido en 1938 en Sudán, llevó a cabo sus estudios en seminarios de Italia e Inglaterra, regresando a Sudán para trabajar en una parroquia en 1964. En 1968, fue canciller de la archidiócesis de Khartoum, y cinco años después comenzó un largo período como secretario general de la Conferencia Episcopal Sudanesa.
En 1979, recibió un título en derecho canónico y de administración de la Universidad Católica. Se encargó de Caritas-Sudán durante los primeros años de la década de los ochenta y después de cinco años como administrador apostólico de la diócesis de El Obeid en Sudán central , que es tan grande como Italia, fue consagrado como obispo en 1988.
El nuevo obispo actuó como enlace entre los obispos católicos y el gobierno hasta que fue sometido a un proceso judicial por las autoridades por criticar en el extranjero los abusos a los derechos humanos cometidos en Sudán.
En 1990, a Monseñor Macram Cassis le diagnosticaron un cáncer y viajó a los Estados Unidos para ser tratado. Allí se enteró que el gobierno sudanés había prohibido su retorno. Esto se convirtió en un punto crucial en la vida del obispo. Dándose cuenta que se encontraba en una posición estratégica para denunciar ante el mundo los sufrimientos de los cristianos en su derruido país, Monseñor Macram puso al tanto a distintas Conferencias Episcopales y a representantes de gobiernos.
En estos momentos llegó a Andalucía para ordenar de sacerdote comboniano a un joven llamado, Alberto J. Eisman Torres, ceremonia que tuvo como centro el altar mayor de la Catedral de Jaén el 6 de enero. Este misionero está actualmente en Nairobi y a medias con otro compañero lleva un magnifico blog en: http://blogs.periodistadigital.com/enclavedeafrica.php
En aquellos dias de la mitad de los noventa, preparé una rueda de prensa para que monseñor Macram diera a conocer toda la situación en Sudán. Expuso las malisimas relaciones entre el gobierno islámico y la Iglesia, e invitó a que se publicara las aberraciones que el fanatismo musulmán estaba haciendo en su propia diócesis, a la que las autoridades no le dejaban volver.
Días pasados, el amigo Alberto, ante mi pregunta por donde andaba Monseñor Macram, me envió un correo electrónico donde me decía: “El obispo Max Macram sigue por el Sudán; ahora sí que puede entrar oficialmente e incluso en el primer encuentro que la Conferencia Episcopal Sudanesa tuvo con el Presidente Bashir, hubo ahí un abrazo al parecer bastante esperado y sentido después de años de condenaciones y amenazas.”
La libertad de expresión de Monseñor Macram me dejó una gran huella. Hoy deseo dejar constancia de mi agradecimiento a esta figura de la Iglesia sudanesa, tan perseguida como desconocida y pido al Señor le siga ayudando en su misión apostólica.
Tomás de la Torre Lendínez
4 comentarios
Me pregunto dónde está toda esa canalla de titiriteros marxistas que se echan a la calle para defender a grupos asesinos y terroristas como Hamás y callan groseramente ante genocidios como el de Sudán.
¿Podría usted darme razón de ello?
Un saludo
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