Los secretos dentro de la Iglesia
El secreto dentro de la Iglesia está delimitado dentro del segundo mandamiento de la Ley de Dios. Los diversos tipos de secreto pueden ser los siguientes:
-El secreto sacramental, que nace del sigilo que el sacerdote debe guardar al confesar al penitente arrepentido.
-El secreto de oficio: dentro de la estructura de la propia Iglesia, según el cargo que se tenga, la persona está obligada a mantener el secreto del oficio que en ese momento ejerce.
-El secreto corporativo: surge de la obligación de guardar secreto de las deliberaciones, por ejemplo, de los consejos episcopales que preside el obispo diocesano.
-El secreto canónico: es el que está inserto en las operaciones que un Tribunal Eclesiástico pueda realizar para sustanciar las causas que sean de su competencia.
-El secreto de ser secretario: está en la propia raíz del oficio de guardar secretos.
-El secreto de confianza: es la entrega de algún secreto apoyándose en la confianza entre equis personas.
-El secreto económico: responde a los cargos de índole económica eclesiástica que debe guardarse como miembro de algún consejo de economía.
-El secreto del trabajador: está referido al secreto que toda persona contratada laboralmente debe guardar, por ejemplo, el empleado de un banco o similar.
-El secreto entre el matrimonio: el marido y la mujer tienen unos secretos conyugales que están reconocidos por el mismo contrato matrimonial.
-El secreto entre amigos: suele existir amigos que guardan secretos mutuos por equis motivos, que deben ser respetados siempre por las dos partes.
-El secreto a un tiempo: es cuando alguien es portador de un secreto para un tiempo determinado, hasta que se haga pública la situación insertada en el mensaje.
-El secreto profesional: es el de los médicos, abogados, procuradores, jueces….
-El secreto industrial: es el concerniente a todos los planes de investigación o de situación económica en la empresa.
Existen muchos más secretos, que los dejamos para que sean los propios lectores y visitantes los que los comenten como deseen.
Y existe un secreto: el de los periodistas o similares, que no podemos revelar las fuentes de nuestras informaciones, por ningún motivo.
En la sociedad actual, a mucha gente le cuesta guardar un secreto. Existen muchas razones. Una de ellas está en la mala imitación que se hace de los falsos ídolos que propone la televisión basura.
Jesús de Nazaret es la figura más clara de lo que es revelar, poco a poco, su mensaje de salvación. Vino con un gran secreto y nos lo enseñó todo, conforme iba cumpliendo la voluntad del Padre, asistido con la presencia del Espiritu Santo. La escena de la Transfiguración en el monte Tabor es la mejor prueba de esta realidad.
Tomás de la Torre Lendínez
5 comentarios
2) Secretos de las familias, que las personas que no son miembros de la familia no tienen tampoco el privilegio de saber. Supongo que también se podría aplicar a "familias" de órdenes religiosas.
3) Secretos sobre uno mismo y cosas que queremos decir al Señor sin siquiera saber cómo expresarlas que sólo el Señor lee y comprende en nuestros corazones.
Por ejemplo, toda aquella información que nos llega, contrastada o no. y que puede dañar a cualquier persona, deberia ser considerada como secreto. Incluso en el caso del conocimiento de un delito, en cuyo caso el hecho debería ser denunciado ante quien corresponda, pero no en la tertulia del café.
Podriamos seguir poniendo ejemplos, pero la idea sigue siendo que deberiamos ejercitar con más frecuencia y fe, todos, la virtud de la discreción, incluso cuando nos cuentan algo que ya sabemos, a pesar de poder parecer que no nos enteramos, que no estamos "al loro", que no somos especialmente espabilados.
¡Cuantos disgustos ahorrariamos a otras personas simplemente siendo un poco discretos!, que no de deja de ser una forma de ejercitar el amor a nuestro prójimo.
Su institución está manchada por el "secretismo". Ejemplos: la pedofilia y su encubrimiento por el "secreto"; la no publicación de las sentencias canónicas, violando el principio de publicidad de actos de gobierno.
Se condunde prudencia, discresión con cobardía y "secreto".
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