Los colores en la Iglesia
Me llega un correo electrónico para preguntarme qué significado tienen los colores que utlizamos en la liturgia. El Papa Inocencia III (1198-1216) fue el que esbozó el uso de los colores liturgicos que utilizamos actualmente en las celebraciones de la Iglesia. El Papa basó su simbolismo sobre las interpretaciones alegóricas de los colores y las flores mencionados en la Sagrada Escritura, especialmente en el libro del Cantar de los Cantares, donde los colores juegan un importante papel en toda la narración.
Las recomendaciones de Inocencio se hicieron oficiales en el año 1570, durante el pontificado del Pio V. ¿Que simbolizan los colores que utilizamos en la liturgia?.
1.- El verde simboliza la esperanza. Para los pueblos antiguos, el verde era la primavera, la vegetación, el renacimiento, la esperanza de una cosecha abundante. Este color se utiliza en la liturgia durante el Tiempo Ordinario.
2.- El blanco simboliza la pureza y la alegría. El blanco se utiliza en el tiempo de Navidad y Pascua y para las fiestas de la Ascensión de Jesús al cielo y la Epifanía, en definitiva, los acontecimientos que no conmemoran la pasión y muerte de Cristo. Tambien se utiliza en las festividades de la Virgen María, de los ángeles y de los santos que no fueron martirizados.
3.- El violeta o morado simboliza la penitencia y el duelo. Se lleva durante la Semana Santa, los domingos de Cuaresma y en los cuatro domingos de Adviento. El violeta era el color preferido para las túnicas de los antiguos reyes.
4.- El rojo simboliza el fuego, la sangre y la realeza. Este color se puede ver durante las celebraciones de la Pasión, incluido el Viernes Santo, y en los días en que se conmemoran las muertes de los mártires, los apóstoles y los evangelistas. Siendo el color del fuego, es la elección natural para Pentecostés, al simbolizar el descenso del Espíritu Santo en forma de lenguas de fuego.
La persona que me envía el correo electrónico me señala cómo vive en una población andaluza donde el calor atosiga desde abril a noviembre, lo que motiva al cura de la parroquia a quitarse la casulla y mantener un alba y una estola, que raramente sigue el color litúrgico del día, con lo cual ni en catequesis parroquial, ni en la propia casa puede encontrar que sus hijos reciban la explicación del simbolismo del color de la ropa de la celebración eucarística.
Pienso que ningún motivo debe justificar el abandono del color de la liturgia del día. De lo contrario, estamos dando cada vez menos importancia al sacramento de la Eucaristía. Y no nos debe extrañar que la gente acuda cada día menos a Misa. Tienen motivos.
Tomás de la Torre Lendínez
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