La Iglesia en el mundo de los ciegos
Un amigo me ha mandado un folleto de propaganda sobre CECO, que es una asociación pastoral al servicio de ciegos o videntes. El logotipo de CECO representa a un grupo de personas que se dan la mano, alternando un ciego y un vidente.
Los ciegos se entienden muy bien entre ellos, comparten una forma de vivir muy similar. Pero es obvio que están limitados en algunos movimientos. De ahí que sea preciosa la colaboración de los videntes.
CECO es una asociación confesional, católica, y sus miembros sé reúnen para orar juntos y para formarse.
1º en la propia religión.
2º En cuestiones relacionadas con el trato de personas con problemas. Si desean ser efectivos en el trato, con frecuencia, no es suficiente la buena voluntad. Un objetivo esencial es la inserción de sus miembros en sus correspondientes comunidades de fe. Se desea dar testimonio de la existencia de Dios desde experiencias de dolor. Si alguien no es cristiano siempre es bien venido.
CECO no es otra ONCE. Esta magnífica organización a la que pertenecen los miembros de CECO tiene cometidos que todos conocen y CECO no interfiere ni crea dobles ofertas. Atiende aquello que no es propio de la ONCE y trabaja con conocimiento de la misma.
CECO se creó en Zaragoza hace ya bastantes años. Fue reconocida por la Iglesia Católica el 23 de mayo de 2000 y fue inscrita en el Registro de Asociaciones Religiosas del Ministerio de Justicia en diciembre del mismo año.
Se han adherido a la misma grupos de Barcelona, Bilbao y Valladolid y hay contactos en la mayor parte de las provincias de España.
Además estan en contacto con FIDACA, Federación Internacional de Asociaciones Católicas de Ciegos, con sede en Suiza y dependiendo de la Santa Sede.
El amigo que me ha enviado esta información acaba de perder la vista de un ojo. Se ha adherido a CECO en la ciudad donde vive. Siempre asiste a todo acompañado de su esposa, a la que ahora la llama mi “lazarilla". No para de dar gracias a Dios por conocer a las personas que están en el grupo, pues le ayudan, sobre todo, espiritualmente a no rendirse, ni perder la fe, ni la ilusión, cuando con cincuenta años se ha encontrado con la pérdida de un ojo, victima de un accidente de tráfico.
Nosotros, hoy, damos a conocer este servicio pastoral, que cuenta también con la presencia de sacerdotes invidentes, que ejercen como capellanes, o ministros de los que no pueden ver con los dos ojos. Esta acción pastoral es muy interesante, apunta mi amigo, al que yo animo desde aquí a ser cristiano en su nueva situación, como antes lo era en su comunidad parroquial de San Ramón.
Tomás de la Torre Lendínez
1 comentario
Los comentarios están cerrados para esta publicación.