El turismo religioso

La importancia del turismo y de sus consecuencias es hoy innegable. El turismo, como cualquier otra realidad humana, existe y se define por la experiencia en sí pero sobre todo por aquellos que la llevan a cabo, es decir, los hombres y mujeres que viajan, los turistas. El turismo ha ido tomando diversos rostros o formas que han dejado de ser un calificativo del concepto genérico para convertirse en una entidad propia.

Entre esas aparece el llamado turismo religioso, que limita con otras experiencias similares como son la peregrinación o el turismo cultural. Todos los agentes implicados en este ámbito del turismo, se manera especial la Iglesia, pero no exclusivamente, somos conscientes de que al definirlo es en ocasiones un concepto equívoco e incluso vacío del contenido que le es propio.

Ante esta realidad y con el fin de dar una respuesta acorde con lo que sustancialmente corresponde a la Iglesia en este ámbito del mundo del turismo, el departamento de turismo de la Conferencia Episcopal Española ofrece, desde el 11 al 13 noviembre, en la ciudad de Ávila, unas Jornadas Nacionales de Pastoral del Turismo, que pretenden ser un espacio de reflexión y de diálogo dedicados a los agentes de pastoral del turismo, a las escuelas universitarias de turismo, a los organismos de la administración, para tratar de definir lo que se entiende comúnmente como turismo religioso.

Durante estos dias habrá conferencias, mesas redondas, y presentación de comunicaciones. Son muchos los aspectos en torno al turismo religioso. Uno vemos que falta: el servicio religioso en el turismo religioso. Es decir, los que van en circuito bajo el concepto de turismo religioso, ¿deben llevar un sacerdote como ministro de la Iglesia para servir a los viajeros?, ¿cuales deben ser las funciones de ese sacerdote?, ¿los componentes del viaje deben participar en la misa diaria durante el periplo organizado?, ¿debe existir un motivo esencialmente religioso para organizar una ruta por equis lugares que posean el sello religioso?.

Esperamos que los asistentes a la reunión de Ávila saquen conclusiones practicas que lleguen al gran público, para que cuando se contrate un paquete turístico religioso se conozcan cuales son los deberes y los derechos de los que aportan su dinero y desean realizar un viaje eminentemente religioso, y no meramente de cultura religiosa, que es lo que hasta ahora se está ofreciendo en agencias de viajes y otros agentes de la pastoral del turismo, del ocio y del tiempo libre. Disponer de ideas claras y ofrecerlas a los turistas siempre será más honrado que llevarlos con los ojos tapados.

Tomás de la Torre Lendínez