El diálogo y el cardenal Bertone

Hablar es, un poco, desnudarnos ante los demás, abrirles nuestro interior para que descubran lo que pensamos, lo que sentimos, lo que vivimos, lo que aborrecemos y lo que amamos. Esto nos lleva a conocernos más y mejor, a sentirnos mutuamente comprometidos. Una persona que no habla o habla muy poco, en cierto modo intimida a quienes viven con ella o junto a ella.

El diálogo crea amistad, la amistad engendra el diálogo. Uno y otro se exigen mutuamente. George Eliot escribió estas sentidas palabras: “Qué indecible consuelo es sentirse uno seguro con otra persona. No tener que pensar las ideas, ni medir las palabras, sino derramarlas todas, tales como surgen, la paja junto con el grano sabiendo que una mano fiel las tomará y separará, conservando lo que vale la pena y luego, con un soplo de benevolencia esparcirá el resto al viento.”

Por lo tanto, hablar es expresarnos a nosotros mismos. El hablar es propio del hombre, por eso es esencial en nuestra vida. A veces nuestra conversación con los demás se asemeja a un diálogo entre sordos. La palabra es un don precioso y a la vez poderoso. El apóstol Santiago refiriéndose a la lengua nos dice: “La lengua es un miembro pequeño y, sin embargo, capaz de grandes cosas. Una pequeña llama basta para incendiar un gran bosque. Con la lengua podemos bendecir al Señor, nuestro Padre y podemos maldecir a los hombres hechos a imagen de Dios”. (Sant 3,2-9).

Con la llegada del cardenal Bertone a España se han dicho tantas sandeces, que más vale no tener en cuenta a las lenguas ociosas y las manos inútiles sobre los teclados de los ordenadores. El diálogo en la Iglesia es lo expresado más arriba. No entenderlo al modo del apóstol Santiago es, como dice el texto, incendiar un gran bosque.

Cuando un cardenal tiene que ser corregido por algo, siempre se hace en la intimidad. Si una Conferencia Episcopal tiene que ser llamada al orden, eso se hace en la intimidad de la comunión episcopal. Si un obispo saca los pies de la unidad se dialoga con él para que enmiende su conducta. Lo mismo que un sacerdote. Lo mismo debiera ser dentro de una familia entre sí.

Ahora bien, el diálogo que la Iglesia plantea con las autoridades de cualquier país siempre es el mismo: al modo evangélico. Pero si la autoridad de ese pueblo estalla contra los derechos de la Iglesia, entonces ésta utiliza la corrección fraterna más fuerte, es decir, ruega lo mismo pero con más insistencia y perseverancia. Si esa autoridad se empecina en sus desafueros contra la Iglesia, es cuando ésta sale a la opinión pública y emite un comunicado o mantiene una rueda de prensa con los medios de comunicación. Pero hasta llegar aquí existe un largo camino de diálogo evangélico y fraterno.

Por esto, las lecturas publicadas sobre el cardenal Bertone en España son siempre interesadas de parte, de la misma parte, que desea dividir a la Conferencia Episcopal, que está legislando contra la vida con el aborto y la eutanasia, imponiendo la Educación para la ciudadanía, conociendo previamente el resultado de la sentencia, y procurando sembrar un laicismo agobiante y anulador de la libertad de los hijos de Dios.

Cuando el cardenal Bertone se haya ido de España, volverán a inventar otro cuento para seguir dando más martillazos al mismo clavo buscando que el cristianismo desaparezca de la sociedad española y en su lugar se imponga la religión laicista que tanto gusta a los actuales regidores de la sociedad actual.

Tomás de la Torre Lendínez

2 comentarios

  
dario y salomé
Me ha gustado lo que usted ha escrito en este articulo. Es la prueba de la forma de actuar y dilogar de la Iglesia, tan alejada de los usos y costumbres de la prensa que desea que la Iglesia desaparezca del paisaje y del tejido social de España.
04/02/09 10:30 AM
  
javier
Interesante análisis de lo que es el diálogo dentro de la Iglesia. La cita del apostol Santiago es oportuna. Ojalá la visita del cardenal Bertone traiga paz a la Iglesia en España.
04/02/09 12:27 PM

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