El santo del día
Es un hombre de su tiempo. Estudia las lenguas dominantes de entonces. Busca la verdad por tierra, mar y aire. No tiene miedo a equivocarse. Llama a todas las puertas. Reflexiona, y milita en las ideologias de la época. Se deja llevar por las flaquezas de los sentidos. Tiene una madre que reza mucho por él.
Posee muchos amigos. A uno de ellos le hace caso. Se retira en una casa de campo a buscar la verdad, que será el motivo vital de su existencia. Allí entre la reflexión, el diálogo, la lectura y la contemplación, encuentra la respuesta: “Toma y lee".
Se prepara con paciencia a recibir el bautismo. Lo hace en la noche de Pascua de Resurrección. A poco será ordenado sacerdote y despues será obispo de una ciudad del norte de Africa. Allí permanecerá hasta su muerte cuando las tropas de los bárbaros tenian cercada a la ciudad.
Durante su vida nos escribe su vida en Las Confesiones. Se introduce hondamente en los misterios de nuestra fe, de modo singular en la Santisima Trinidad. Mantiene una fluida correspondencia epistolar con pastores eclesiales y amigos, entre ellos con uno que estaba traduciendo la Biblia a la lengua latina.
Con los extraviados de la ortodoxia es claro y contundente. El tema de la gracia santificante lo estaban destozando los pelagianos. Él no permite juegos y mentiras. Siempre mira a Roma, sede de Pedro, Vicario de Cristo, a quien obedece con humildad.
Se preocupa de la vida de la ciudad de Dios y de la ciudad de los hombres. Por esto escribirá una magnifica obra, que nadie ha superado todavia. Es un inmensa carta a la humanidad de todos los tiempos.
Es un gran filósofo, base para ser un gran teólogo. Su teología la hace de rodillas orando intensamente ante el Señor. La escribe sentado dictando a los copistas. Y la vive en la practica pastoral como obispo de Hipona. Sus sermones son insuperables. Están llenos de una profunda doctrina, pero a la vez de un hondo conocimiento del ser humano y de la sociedad de la época cambiante que le tocó vivir.
Este hombre se llama Agustín. Es un gran padre de la Iglesia primitiva. Es uno de los cuatro doctores de occidente. Es el protector de muchos religiosos y religiosas que viven su carisma apostólico y contemplativo. Todo está sucediendo entre el 354 y el 430 despues de Cristo.
Cuando alguien dice que es teologo, le observo si tiene alguna sombra de virtud agustiniana. En caso afirmativo le leo y escucho. En caso negativo le invito a conocer e imitar a los maestros teologos que en la Iglesia han sido.
Tomás de la Torre Lendínez