Dos situaciones prenavideñas
Bajo el amplio paraguas de la palabra Navidad estos días se están desarrollando un buen número de actividades. Unas en un sentido y otras en otro.
Primer ejemplo: un instituto de enseñanza secundaria obligatoria y una parte de los profesores organiza, según el programa de mano entregado, una “Navidad Disney 2008”. En el acto están los padres de los alumnos. Se cantan canciones de Toy Story, 101 Dálmatas, El rey león, La bella y la bestia, La sirenita, Aladino, Pocahontas, Mary Poppin, Hércules, Peter Pan y el Libro de la selva. Todo estuvo muy bien. Se hizo fuera del horario escolar.
Segundo ejemplo: La Sociedad Económica de Amigos del País organiza una conferencia a cargo del Padre Angel García Rodríguez, fundador de Mensajeros de la paz, sobre “Un mundo mejor es posible”. Al acabar, el grupo polifónico de la Real Sociedad canta villancicos de Haendel, tradicional inglesa, Gruber, Valero, Baez, Chica, Ramirez, Pierpont, y Berlin.
Se podría poner una infinidad de ejemplos similares. Entretanto el Papa conocedor de esta situación dice tajante estas palabras: “Desgraciadamente, bajo el empuje de un consumismo hedonista, la Navidad corre el peligro de perder su significado espiritual para convertirse en una mera ocasión comercial de compras e intercambio de regalos. En verdad, sin embargo, las dificultades, la incertidumbre y la crisis económica que en estos meses viven tantas familias y que toca a la entera humanidad, pueden servir de estímulo para redescubrir el calor de la sencillez, de la amistad y de la solidaridad, valores típicos de la Navidad. Despojada de la costra materialista y consumista, la Navidad puede convertirse en una ocasión para acoger, como regalo personal, el mensaje de esperanza que emana del misterio del nacimiento de Cristo".
Y el obispo de Córdoba, y arzobispo coadjutor electo de Sevilla, nos recuerda lo siguiente: ” El despojamiento del sentido religioso de la Navidad se manifiesta también en el lenguaje. La palabra Navidad, que significa natividad o nacimiento del Señor, es sustituida por la palabra “fiesta”, más inocua y menos comprometedora. Como he escrito alguna vez, la tradicional expresión “felices pascuas”, de tanta riqueza espiritual, porque con ella aludimos al meollo de la Navidad, el paso del Señor junto a nosotros, junto a nuestras vidas, para renovarlas y hacerlas mejores, se ha sustituido por la expresión “felices fiestas”, circunloquio que busca en definitiva evitar reconocer que el corazón de la Navidad es nuestro encuentro con el Señor que nace para nuestra salvación.”
La conclusión es clara: bajo el paraguas de la Navidad el laicismo imperante mete todo lo que desea, para que los ignorantes se traguen lo que sea, da igual que sea un mosquito o un elefante.
Tomás de la Torre Lendínez