Andalucía, agria y dulce

Por las tierras andaluzas tenemos casi un millón de parados. Pero no pasa nada. La gente “confía” que los padres del régimen saquen todo bien “como siempre", para quedarnos donde siempre en la cola de Europa. Estos días ha comenzado la recogida de la aceituna. Han llegado millares de personas. Duermen en los albergues, que están llenos. Cáritas grita para que abran los polideportivos, pero la mayoría de los municipios se lo piensan, ya que pueden ensuciar sus excelentes instalaciones. Estas son las situaciones agrias de Andalucía ahora.

Sin embargo, para el puente festivo inmediato se anuncia la anual muestra de dulces navideños hechos por manos monjiles, que “endulzarán” las Navidades de todos los que puedan acercarse a adquirirlos. Con la venta de estos dulces se aliviarán un poco las estrechas y pobres economías de los conventos de clausura de esta Andalucía de ahora.

La artesanía conventual de confección de dulces se ha mecanizado en cuanto a contenidos y presentación. Producen lindezas exquisitas sin azúcar para que los diabéticos puedan comer estas glorias salidas de los hornos conventuales. La limpieza e higiene es total. La información de los ingredientes de los dulces aparecen reseñada, así como su fecha de caducidad.

Estas próximas Navidades serán las únicas que no podrán contar los comensales con un excelente postre, realizado durante cinco siglos en el monasterio, cuyo patio conventual acompaña como ilustración este artículo. Son las Yemas de Santa Úrsula, cuya fabricación tuvo su origen en dos religiosas procedentes de Cuzco, en Perú, que las llevaron al monasterio donde profesaron allá por la segunda mitad del siglo XVI. Desde entonces se han vendido en Santa Úrsula y se han realizado en este convento. El secreto de la fórmula de la confección se lo pasaban las monjas de generación en generación.

Ahora, desde mayo pasado, el monasterio permanece cerrado a cal y canto. El número de religiosas disminuyó por la muerte de varias en pocos meses. Y los superiores agustinos decidieron que se sumaran a la casa existente en Villafranca del Bierzo, donde allí están. ¿Harán allí, en pleno camino de Santiago, las Yemas de Santa Úrsula?. Lo desconocemos.

Pero por Andalucía se echará de menos en las mesas navideñas este postre dulce hecho con el esmero de tantas manos de religiosas consagradas al Señor en pobreza, castidad y obediencia. Fruto de este voto salieron de estas tierras, ¿para volver algún día de nuevo?. Lo desconocemos.

Mientras, esta es Andalucía: agria con parados y pobres a porrillo, y dulce con las glorias dulces hechas en el silencio de los claustros andaluces de ahora.

Tomás de la Torre Lendínez

3 comentarios

  
californiano
Los dulces de las monjas de Sevilla son estupendos. Hemos llegado hasta el 25 aniversario de este mercadillo de dulces navideños. Es una forma de ayudar a que no pasen necesidades en los conventos.
03/12/08 10:03 AM
  
gallego
En Villafranca del Bierzo desearia saber en que convento se hacen esos dulces de los que usted habla en su comentario.
03/12/08 11:24 AM
  
alegria
Siempre compro dulces navideños para la casa en los conventos de mi ciudad. Nos gusta a todos en la familia. Alguna gente opina que no debe comprarse. Yo opino lo contrario.
03/12/08 12:04 PM

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