Ni Jesús, ni Irene, ni Pablo rectificarán, o me equivoco
Cuando alguien mete veneno en el depósito del agua del pueblo para vengarse de ser el tonto de la localidad, y, encima, lo reconoce paladinamente debe ser desnudado ante la opinión pública y publicada.
Esto ha ocurrido con el manido, manipulado, encerrado, desconocido y secreto informe entregado al Papa Benedicto XVI y firmado por la comisión de los tres cardenales que el propio Santo Padre les encargó hacer tras los lamentables robos de documentos de parte de un exmayordomo, que ya fueron juzgados y sentenciados conforme a la justicia vaticana.
Como el tonto del pueblo nunca descansa y desea vengarse de ser tenido como tal, se inventa un “contenido” de ese informe cardenalicio, lo publica en una revista de corte basuriento en manos del imperio berlusconiano, que mañana se presenta a la elecciones generales italianas.
A esa revista acude una periodista comunista italiana y lo publica en su diario, el agua estaba ya oliendo a basura putrefacta. Aquí acuden y beben nada menos que la corresponsal del diario El Mundo, El País y un fabulador de oficio llamado Jesús Bastante.