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18.01.09

La risa de Gala y la mía

A vueltas con los fantasmas de Antonio Gala, que vive preso de sus propias existencias en la nada más vacua que se pueda pensar. En el diario El Mundo de hoy, 18 de enero, vuelve, por enésima vez….a tirar `piedras´contra la Iglesia Católica.

Con el nuevo diseño del diario ha perdido la página impar, ha pasado a una par, exactamente hoy en la 19, está situado el recuadro de este señor, que sabe literatura pero ignora la teología, y que solamente leerán sus íntimos.

Sobre todo cuando habla de la instrucción sobre bioética Dignitas personae, que se nota que no la ha leido entera y se ha atenido a un resumen mal hecho por la rapidez periodistica.

La risa me sube hasta al vecino de arriba cuando exalta a un “grupo de teólogos españoles….:la asociación Juan XXIII", a quienes pone como el Magisterio de la Iglesia que peregrina en España, pues estos señores tienen sus ideas muy claras en asuntos como el aborto, la homofobia, la eutanasia…..

Lo que se calla el señor Gala es que el grupo citado está formado por gente que el más joven pasa de los setenta años largos, igual que el autor del artículo; que además, algunos, están sancionados por el verdadero Magisterio de la Iglesia sobre algunas de las opiniones vertidas en sus pocas obras; que a otros se les quitó la venia docendi en centros eclesiales por sus manifestaciones realmente alejadas del sentido común de la fe cristiana, enseñada por el Señor Jesús.

Señor, Gala, si a usted le da risa ver un vehículo donde se diga que Dios sí existe. A un servidor le da lástima que usted, a su edad, tengan obsesiones fantasmales sobre las que escribe creyendo que así las podrá quitar de su vida.

Le aconsejo: vea un canal de televisión donde un clón suyo le hace unas imitaciones poéticas, que son para partirse de risa. Eso sí es de risa.

Y deje la teología a los teólogos de la Iglesia Católica, por favor.

Tomás de la Torre Lendínez

La música convirtió a un catedrático

A Noby, a Maria Lourdes, y a todos los lectores de este blog.

Don Manuel García Morente nació en Arjonilla, provincia de Jaén, el 22 de abril de 1886 y murió en Madrid el 7 de diciembre de 1942. Estudió en Francia, completó en la Institución Libre de Enseñanza en Madrid, y fue enviado a Alemania por la Junta de Ampliación de Estudios. En 1912 consiguió la cátedra de Etica en la Universidad de Madrid. Amigo de Ortega y Gasset. Se casó, tuvo hijos, enviudó en 1923. Fue profesor en la Universidad de Tucumán. Al estallar la Guerra Civil, un yerno suyo fue fusilado por ser miembro de Adoración Nocturna. Hizo gestiones para que su familia saliera de España, consiguió llevarla a Barcelona. El señor Garcia Morente se marchó a Paris, donde pasó un tiempo trágico. Buscaba y no encontraba. Deseaba un cambio pero no sabía la manera. En la noche del 29 al 30 de abril de 1937, despues de sopesar el suicidio, él mismo no lo cuenta en su obra El hecho extraordinario:

“Estaba en un callejón sin salida. Puso la radio. Música. Primero, César Frank; después, Ravel. Siguió L’enfance de Jésus de Berlioz, bien cantada por un magnífico tenor:

Algo exquisito, suavísimo, de una delicadeza y ternura tales que nadie puede escucharlo con los ojos secos. (…) Cuando terminó, cerré la radio para no perturbar el estado de deliciosa paz en que esa música me había sumergido. Y por mi mente empezaron a desfilar -sin que yo pudiera ofrecerles resistencia- imágenes de la niñez de Nuestro Señor Jesucristo. Le vi, en la imaginación, caminando de la mano de la Santísima Virgen, o sentado en un banquillo y mirando con grandes ojos atónitos a San José y a María. Seguí representándome otros episodios de la vida del Señor: el perdón que concede a la mujer adúltera, la Magdalena lavando y secando los pies del Salvador, Jesús atado a la columna, el Cirineo ayudando al Señor a llevar la Cruz, las santas mujeres al pie de la Cruz. (…) Y los brazos de Cristo crecían, crecían, y parecían abrazar a toda aquella humanidad doliente y cubrirla con la inmensidad de su amor, y la Cruz subía, subía hasta el cielo y llenaba el ámbito de todo y tras de ella subían muchos, muchos hombres y mujeres y niños; subían todos, ninguno se quedaba atrás; sólo yo, clavado en el suelo, veía desaparecer en lo alto a Cristo, rodeado por el enjambre inacabable de los que subían con Él; sólo yo me veía a mí mismo, en aquel paisaje ya desierto, arrodillado y con los ojos puestos en lo alto y viendo desvanecerse los últimos resplandores de aquella gloria infinita, que se alejaba de mí". Aquello “tuvo un efecto fulminante en mi alma.
don Manuel García Morente

En realidad, supuso su conversión. “¿Y qué me había sucedido? Pues que la distancia entre mi pobre humanidad y ese Dios teórico de la filosofía me había resultado infranqueable. Demasiado lejos, demasiado ajeno, demasiado abstracto, demasiado geométrico e inhumano. Pero Cristo, pero Dios hecho hombre, Cristo sufriendo como yo, más que yo, muchísimo más que yo, a ése si que le entiendo y ése sí que me entiende, a ése sí que puedo entregarle fielmente mi voluntad entera, tras de la vida. A ése sí que puedo pedirle, porque sé de cierto que sabe lo que es pedir y sé de cierto que da y dará siempre, puesto que se ha dado entero a nosotros los hombres. ¡A rezar, a rezar! Y puesto de rodillas empecé a balbucir el Padrenuestro. Y ¡horror!, ¡se me había olvidado!.

Siguió de rodillas, rezando como podía. Recordó cómo su madre le había enseñado a rezar, reconstruyó el Padrenuestro, y el Avemaría… y de ahí no pudo pasar. “No importaba demasiado; lo cierto era que una inmensa paz se había adueñado de mi alma". Se sentía otro hombre, el “hombre nuevo” del que hablaba San Pablo. Miró por la ventana: vio lo de siempre, Montmartre. Pero los ojos eran nuevos, y vio un significado que no había aparecido antes: ¡Mons Martyrum!, el Monte de los Mártires. Vio los mártires, que aceptaban libremente el supremo sacrificio. “¡Querer libremente lo que Dios quiera! He aquí el ápice supremo de la condición humana. «Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo».

Las primeras conclusiones, los primeros propósitos, del cristiano Manuel García Morente empezaron a trazarse. “Lo primero que haré mañana será comprarme un libro devoto y algún buen manual de doctrina cristiana. Aprenderé las oraciones; me instruiré lo mejor que pueda en las verdades dogmáticas, procurando recibirlas con la inocencia del niño, es decir, sin discutirlas ni sopesarlas por ahora. Ya tendré tiempo de sobra, cuando mi fe sea sólida y robusta y esté por encima de toda vacilación, para reedificar mi castillo filosófico sobre nuevas bases. Compraré también los Santos Evangelios y una vida de Jesús. ¡Jesús, Jesús! ¡Misericordia! Una figura blanca, una sonrisa, un ademán de amor, de perdón, de universal ternura. ¡Jesús!.

Siguió algo extraordinario. Para reforzar la fe recién renacida, Jesucristo quiso tener en él un detalle extraordinario: hacerse presente de un modo misterioso, pero real; de un modo que no se podía percibir por los sentidos, pero se percibía. “Allí estaba él. Yo no lo veía, yo no lo oía, yo no lo tocaba. Pero Él estaba allí. (…) Y no podía caberme la menor duda de que era Él, puesto que le percibía, aunque sin sensaciones. ¿Cómo es esto posible? Yo no lo sé.
Duró un rato que no se podía medir, y terminó, para no volverse a repetir. Lo necesario, y nada más. Años después, encontró algo parecido en la Vida de Santa Teresa.

Al cabo de unos días, cayó el Gobierno en España y, poco tiempo después, pudo reunirse con su familia, en París, y darles la buena noticia de su conversión: ¡gran alegría para una familia en la que él era el único que había carecido de fe! “

En mayo de 1938 volvió a España, con la intención de realizar los estudios preliminares al sacerdocio. Fue ordenado sacerdote en 1940. Murió en Madrid el 7 de diciembre de 1942.

La música La Infancia de Jesús, de Berlioz, convirtió a este catedrático de Etica.

Tomás de la Torre Lendínez

17.01.09

Los conciertos en los templos

Los templos han tenido siempre un sentido de respeto, silencio y veneración, que con la llegada del postconcilio se perpetraron unos abusos que ahora se trata de eliminar.

Los conciertos de música sagrada y religiosa en los templos está legislada en la mayoría de los Obispados. Normalmente se realizará en horarios que no interfieran las actividades ordinarias propias de la Iglesia de que se trate.

Además, la solicitud se presentará, necesariamente, dos meses antes de la celebración prevista, ante el párroco, indicándose fecha posible del concierto, horario y programa completo de las obras musicales, sus autores, coros e intérpretes. El rector del templo enviará al Obispo diocesano la solicitud completa, junto con su parecer en cuanto a fechas y sobre la conveniencia de índole pastoral o no de su celebración, y deberá esperar la oportuna respuesta de autorización.

La solicitud estará firmada por los responsables del acto, el párroco y el promotor del concierto y si es posible por el director del mismo. Se acompañará la programación detallada de las obras musicales a interpretar y de sus respectivos autores, como asímismo tener disponibles las partituras de las mismas para el caso en que éstas sean requeridas. Se debe manifestar la aceptación de la normativa sobre celebraciones de conciertos en templos abierto al culto, suscribiendo cada uno de los compromisos inherentes a los apartados contenidos en ella. Se debe asegurar por escrito la responsabilidad civil por cuanto se refiere a los daños que puedan producirse con ocasión del concierto.

El Santísimo sacramento será trasladado a una capilla adyacente o a otro lugar sagrado y decoroso; los intérpretes y los asistentes respetarán el carácter sagrado de la Iglesia tanto en el modo de vestir como en su digno comportamiento; la entrada en la iglesia deberá ser libre y gratuita y el concierto será presentado y acompañado por comentarios que no sean exclusivamente de caráter artístico o histórico, sino que favorezcan también una mejor comprensión y participación interior por parte de los asistentes.

Se podrá, además, solicitar, según los casos, una adecuada aportación económica en concepto de gastos materiales como limpieza, electricidad, personal….Los conciertos de órgano, dentro de los templos, deben atenerse a las mismas normas.

Tras estas normas, nosotros decimos: ¿Realmente se cumplen?, ¿están conectadas con la realidad humana y cultural de la sociedad plural actual?, y ¿vale la pena atar al detalle un asunto que puede producirse de tarde en tarde?.

La verdad es que las normas están para ser cumplidas. Así se evitará que se produzcan las anomalías que se dieron en los años posteriores al Concilio Vaticano II, en que las iglesias sirvieron lo mismo para un pregón que un mítin sindical o político.

Tomás de la Torre Lendínez

16.01.09

El Islám y el Cristianismo

El Islám en la España actual, es un nuevo libro del profesor de la Facultad de Teología de Cartuja, en Granada, don José Luis Sánchez Nogales, publicado por la BAC y presentado en la tarde del pasado jueves. El autor ha puesto un titulo a su obra que llama poderosamente la atención en los tiempos que corren, ya que el número de musulmanes en España aumenta y la actualidad del mundo árabe no cesa en las primeras noticias de los informativos, por ejemplo en el actual conflicto entre israelitas y guerrilleros palestinos de Hamas en la franja de Gaza.

Además, en nuestra sociedad, cada vez más, hay personas que afirman que ser cristiano o musulmán da igual, ya que ambos creen en Dios. Y no da igual, porque el Dios Padre que crea al mundo y al hombre, y establece con él una alianza, tras el pecado de origen, de ser siempre su Dios, único Dios, encuentra que el pueblo elegido para esa alianza es infiel al pacto sellado, y decide enviar profetas para anunciar el nacimiento de Jesús, el Hijo de Dios, encarnado en las entrañas purisimas de la Virgen María por obra del Espiritu Santo. Este Jesús de Nazaret predica la salvación a toda persona de buena voluntad. Los herederos de la alianza antigua, lo toman como un impostor, como un blasfemo. Jesús va a sellar la Nueva Alianza con su sangre en la cruz y con su resurección de entre los muertos, para salvar a todos los que deseen entrar en la Iglesia fundada por Él y seguirle hasta el último confín de la tierra.

Aunque los musulmanes dictaminan que el cristianismo se recoge en el Corán, no es así, porque el escándalo de la cruz, en el lenguaje paulino, es decir, que el Hijo de Dios, sea
igual en todo a nosotras, menos en el pecado, y por amor a todos eche nuestras culpas sobre sí mismo y nos redima con su muerte y su resurreción, es la gran diferencia entre islamismo y cristianismo.

Por otra parte, el cristianismo ha servido para el florecimiento de numerosos derechos de igualdad y justicia para todos los seres humanos, sin embargo, el islám está anclado en el siglo X, despues de Cristo. En los paises árabes la declaración de los derechos humanos de la ONU, que ha cumplido sesenta años, es papel mojado, tanto para mujeres, niños….

Aunque, en los últimos años ha crecido el número de musulmanes en España, son más los inmigrantes que han llegado que los propiamente llamados españoles convertidos a la religión creada por Mahoma, algo que es normal en un país con libertades democráticas. No es igual el caso de españoles residentes en países árabes.

Tras el 11 de septiembre parece que la lucha armada contra el cristianismo es percibida más cerca por los ciudadanos. Sin embargo, se ha comenzado un proceso de diálogo entre católicos y musulmanes, promovido por la Iglesia y el Islám que está acercando posiciones, que es necesario mirarlo con esperanza.

Un sector interesante de conocer son los casos de jóvenes universitarios católicos, que se han convertido al Islám, argumentando que es ahora cuando están en la verdad. Este asunto es complejo, aunque existe un denominador común: en todos ellos está latente el desencanto de una politica raquítica de izquierdas y una quemazón de algunos sectores de la Iglesia Católica.

El libro del profesor Sánchez Nogales es muy interesante. Leerlo con calma y paz es un bien para la mente, para el corazón y para seguir amando la libertad que nos trajo Jesús de Nazaret con su Misterio Pascual.

Tomás de la Torre Lendínez

15.01.09

La Iglesia en el mundo de los ciegos

Un amigo me ha mandado un folleto de propaganda sobre CECO, que es una asociación pastoral al servicio de ciegos o videntes. El logotipo de CECO representa a un grupo de personas que se dan la mano, alternando un ciego y un vidente.

Los ciegos se entienden muy bien entre ellos, comparten una forma de vivir muy similar. Pero es obvio que están limitados en algunos movimientos. De ahí que sea preciosa la colaboración de los videntes.

CECO es una asociación confesional, católica, y sus miembros sé reúnen para orar juntos y para formarse.

1º en la propia religión.
2º En cuestiones relacionadas con el trato de personas con problemas. Si desean ser efectivos en el trato, con frecuencia, no es suficiente la buena voluntad. Un objetivo esencial es la inserción de sus miembros en sus correspondientes comunidades de fe. Se desea dar testimonio de la existencia de Dios desde experiencias de dolor. Si alguien no es cristiano siempre es bien venido.


CECO no es otra ONCE. Esta magnífica organización a la que pertenecen los miembros de CECO tiene cometidos que todos conocen y CECO no interfiere ni crea dobles ofertas. Atiende aquello que no es propio de la ONCE y trabaja con conocimiento de la misma.

CECO se creó en Zaragoza hace ya bastantes años. Fue reconocida por la Iglesia Católica el 23 de mayo de 2000 y fue inscrita en el Registro de Asociaciones Religiosas del Ministerio de Justicia en diciembre del mismo año.

Se han adherido a la misma grupos de Barcelona, Bilbao y Valladolid y hay contactos en la mayor parte de las provincias de España.
Además estan en contacto con FIDACA, Federación Internacional de Asociaciones Católicas de Ciegos, con sede en Suiza y dependiendo de la Santa Sede.

El amigo que me ha enviado esta información acaba de perder la vista de un ojo. Se ha adherido a CECO en la ciudad donde vive. Siempre asiste a todo acompañado de su esposa, a la que ahora la llama mi “lazarilla". No para de dar gracias a Dios por conocer a las personas que están en el grupo, pues le ayudan, sobre todo, espiritualmente a no rendirse, ni perder la fe, ni la ilusión, cuando con cincuenta años se ha encontrado con la pérdida de un ojo, victima de un accidente de tráfico.

Nosotros, hoy, damos a conocer este servicio pastoral, que cuenta también con la presencia de sacerdotes invidentes, que ejercen como capellanes, o ministros de los que no pueden ver con los dos ojos. Esta acción pastoral es muy interesante, apunta mi amigo, al que yo animo desde aquí a ser cristiano en su nueva situación, como antes lo era en su comunidad parroquial de San Ramón.

Tomás de la Torre Lendínez