La cardenala
En una visita pastoral, un anciano obispo llegó a un pequeño pueblo. Tras los saludos de rigor al párroco y al coadjutor, fueron hasta el edificio de la alcaldía a rendir pleitesía a la autoridad local, quien al frente de la corporación los recibió con toda clase de atenciones.
En el salón de plenos se ofreció una copa de vino español. Todos estaban compartiendo aquel acto de convivencia civilizada. No faltaron los miembros de la Guardia Civil y los cuatro guardias municipales que la localidad disponía.
De pronto, se abrió la puerta y una voz femenina gritó muy fuerte:
-¡Perdonen, ustedes la intromisión tan imprevista, pero es que soy la cardenala¡
Era cierto, así motejaban a aquella extraña mujer y a toda la familia desde hacía varios siglos en aquel perdido pueblo de esa diócesis española.
El obispo alterado ante aquella irrupción, contempló cómo los números de la Guardia Civil y los policías locales, fueron hasta la señora y la redujeron y la callaron.
El mismo prelado preguntó sorprendido:
-Hermana, ¿cómo es que le llaman la cardenala?
La pobre mujer levantó los ojos del suelo y contestó con educación:
-Mire, señor obispo, entre mis antepasados se encuentran personas que alcanzaron ser canónigos, obispos y cardenales. Hasta que la hermana de uno de ellos, perdió la razón poniéndose las ropas que sus hermanos tenían en el armario para ejercer sus ministerios en la Iglesia Católica. Andaba de noche vestida con esos capisayos dando escándalos callejeros, fruto de sus andanzas conoció los calabozos y se le fue la cabeza tanto que fue ingresada en un manicomio, donde acabó sus días. Desde entonces todos los descendientes somos conocidos como los cardenales y las mujeres las cardenalas.
El obispo, hombre prudente, y lleno de celo pastoral afirmó:
-¿Qué deseas que haga por ti, hermana?
La cardenala respondió:
-Deseo que, tanto el alcalde como usted, emitan un documento donde prohíban que se nos llame de esta forma. No deseamos afear a tales ministros de la Iglesia Católica.
Ahora, es el alcalde quien interviene:
-Eso está hecho. Aquí esta toda la corporación municipal y el señor obispo. Ahora mismo pregunto a todos: ¿Concedemos lo que nos pide Amparo García Martínez vecina de esta localidad?.
El sí coral fue completo. El secretario municipal levantó acta rápida de aquella decisión. Desde entonces aquel mote fue borrado de la convivencia vecinal del pueblo.
Moraleja
La sabiduría del pueblo es respetuosa a los cargos dentro de la Iglesia Católica, en cuyo interior se alimenta alguna vez lo contrario. De pena.
Recomendación
Tras el arreglo que ha operado mi compañero de instituto en el tema de presentación informática, en la página de mis publicaciones digitales, invito a leer una novela y un ensayo.
La novela se titula:
Cuerpos y almas.
El ensayo se titula:
Ensayo sobre el agradecimiento
Pueden pinchar aquí mismo.
Tomás de la Torre Lendínez
4 comentarios
Un abrazo.
Yo me pregunto:.. Si Jesús no pronunció palabra para explicar algo acerca de su peculiar elección de 12 apóstoles solo varones, entonces respecto a la norma por la cual se ordenan unicamente sacerdotes varones, que razón a motivado a la iglesia para declararla eterna o perenne??? . En que se sustenta para declararla imperecedera??.
Acepto y estoy de acuerdo que en un principio la iglesia haya decidido tomar por norma ordenar solo varones, porque al imitar la peculiar elección masculina hecha por Jesús, se evita caer en el error. Pero teniendo en cuenta la reserva y discresión que El guardó en este su acto, donde no explicó la categorización de cosa alguna, entonces en concordancia a ello la iglesia ha debido guardarse de categórizar como eterna o perenne la norma de la cual hablamos. En este sentido le ha faltado a la iglesia guardar mas fidelidad y concordancia con el modo en como Jesús eligió sus 12 apóstoles.
En cuanto a su vigencia, la norma ha debido dejarse un poco mas abierta y declararla duradera en el tiempo hasta que la voluntad de Dios indique o no otro camino mas sensato.
Creo que si Jesús hubiera querido que esta norma fuera perenne, entonces tan importante dogma creo que lo habríamos sabido por su boca , por boca de Dios, o de los 12 apóstoles.
Soy católico, pero considero que en nuestra iglesia no todo es perfección. La iglesia tiene accionar y pensamiento humanos.
La sabiduría del pueblo es respetuosa a los cargos dentro de la Iglesia Católica, pero actualmente también respeta la equidad y la igualdad que no viola ningun mandato hablado por boca de Dios. En el interior de la iglesia se alimenta alguna vez lo contrario a lo ya establecido, y varias veces ha debido hacer cambios, como cuando le toco anular la norma que establecía cárcel para los que imprimían la biblia en lenguas populares, o como cuando tuvo que desistir de condenar a los científicos que empezaban a afirmar que la tierra giraba alrededor del sol.
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