“El Olivo” cumple cinco años

Supongo que cumplir cinco años en el ciberespacio es un reto harto difícil. Con la Gracia de Dios todo se alcanza, pues solamente Dios basta, según el pensamiento teresiano.

Son muchos días e incontables post colgados en el Blog El Olivo. El archivo de estos cinco años alberga mucha materia para ver la evolución que ha tenido la línea argumental del mismo en este tiempo.

Según me cuenta un lector, estudiante de informática, desea hacer su tesina de graduación sobre todo el archivo de este Blog. Cuando llegue el momento ya hablaremos.

Mientras, en estos cinco años estoy agradecido a esos dos millones de lectores que se han sumado a la pantalla cada día, a los cuales les dediqué un post el mes pasado.

Ahora paso a proclamar lo siguiente:

En cinco años nunca he dejado, diariamente, de escribir en El Olivo, a partir de ahora, gracias a la participación, que haré dentro de unos días, en un mes de Ejercicios Espirituales, Dios mediante, estaré treinta días enteros con el ordenador cerrado a todos los efectos.

Los días de retiro espiritual ignaciano son antes que la comunicación con los lectores y amigos, a quienes ruego recen por mí para que aproveche espiritualmente este sagrado tiempo de silencio, oración y contemplación del Señor.

El aniversario de los cuarenta años de ordenación sacerdotal, creo que es una ocasión única para cortar con todos los hilos pastorales y compromisos personales, y dedicar un mes entero a examinar mi vida sacerdotal a la luz de Cristo, del Magisterio de su Santa Iglesia Católica y de la más genuina espiritualidad presbiteral.

Pasado el tiempo de los Ejercicios Espirituales, volveré, Dios mediante, a tomar las riendas de la misión pastoral tanto en la parroquia, como ante los lectores y amigos de este Blog El Olivo, como el de La Semilla.

En esos futuros días, por octubre, podré colgar en la página de mis publicaciones digitales alguna obrilla más nacida durante el cálido verano que atravesamos.

Termino, como hace el Papa Francisco, rogando a todos los amigos que recen por mí, a fin de que pueda aprovechar esos días de retiro espiritual para bien de mi alma y de la misión pastoral que la Iglesia Católica desee encomendarme.

Siempre unidos en la Señor, a quien ruego nos bendiga a todos.

Tomás de la Torre Lendínez