La crisis de los ochenta

Los domingos, por la tarde, tengo por costumbre familiar visitar enfermos amigos y conocidos. Ayer estuve en la sección de traumatología de la ciudad donde resido.

Un amigo de 78 años había tenido un pequeño accidente casero, fruto del cual ha tenido que ser intervenido del tobillo. Durante nuestra larga conversación me habló de la crisis de los ochenta. Sinceramente desconocía cómo es esa etapa de la vida. Mi amigo ha hablado con todo lujo de detalles.

Según él la crisis de los ochenta se prepara unos tres años antes y tiene las siguientes manifestaciones:

1.- La persona se vuelve huraña, desconfiada, celosa y ataca a todo lo que se mueva a su alrededor: esposa, hijos, nietos, vecinos…

2.- Desborda una mala intención contra los demás, que no repara en usar todos los medios más sutiles para hacer daño a quien ni siquiera conoce.

3.- Según este enfermo recién operado, la crisis de los ochenta se lleva por delante todas las convicciones con las que la persona ha luchado durante la vida. Pero no se desea reconocer.

4.- El grado de hipocresía y doblez llega a extremos enfermizos en todos los que bordean los ochenta, pues no aceptan perder sus capacidades de movilidad física y de gimnasia mental, para lo cual cualquier mentira es su mejor escudo ante la familia o quien sea.

5.- El egoísmo sube de grados, la manipulación de las personas y asuntos es muy grande, y los resultados son nulos para el que está al borde las ocho decenas.

6.- Este enfermo apunta que la soledad es una losa de granito para quien se acerca al número ocho en tacos de almanaque. El miedo a la soledad le lleva a “gobernar” en la familia, por ejemplo, cuando ya no tiene facultades para ello. Le molesta mucho que se hable tras sus espaldas en voz baja, o se le diga en la cara que ya no tiene las cualidades que le han adornado en su vida.

7.- Tal ambiente le lleva al rencor y la venganza, urdiendo chismes y cuentos, contra sus propios familiares, o amigos. Utiliza a tontos útiles para que le hagan el trabajo sucio y él mientras desea pasar inadvertido.

8.- Cuando se notan sus tamareos y tejemanejes, él nunca ha sido, ni ha roto un plato. Desea que su aparente buena imagen pública siga siendo alabada por los incautos que le hacen de palmeros corales.

9.- Tienen mucho temor a seguir cumpliendo años, cayendo en el infantilismo de pedir a la esposa e hijos que nunca le pregunten cuantos años tiene, ni que le festejen la fecha natalicia.

10.- A la hora de dar palmadas en los hombros de alguien son los primeros hipócritas en hacerlo. Eso sí con palabras más falsas que un euro de madera.

El enfermo hospitalario me enseñó una lección sobre una parte de la vida que desconocía por completo. Le agradecí sus opiniones.

Conclusión

Más tarde, en la reflexión personal, rezando el oficio de Completas, rogué al Señor saber prepararme a las diversas circunstancias que la vida futura me presente.

El anciano Simeón en el templo de Jerusalén es el mejor modelo a imitar.

Después, escribí este post para avisar a los amigos lectores sobre la lección de asumir que cada día damos un paso al frente hasta llegar a la crisis de los ochenta, si es la voluntad de Dios.

Tomás de la Torre Lendínez

6 comentarios

  
Caminant
Es el relato de muchos miedos,don Tomás. El miedo a la enfermedad,a la debilidad,a depender de los demás. Es real,pero al mismo tiempo no dice toda la verdad.La fe ayuda mucho a asumir esos momentos de tantas dudas.Lo sabemos los enfermos crónicos que,sin tener esos 80 años nuestras condiciones de vida dicen que los tienes.
Hay que forjarse una fuerza en el Señor,es nuestra cruz pero se debe llevar lo mejor posible.
Un abrazo.
19/08/13 8:25 AM
  
INDIANA
Esto le está pasando a mi padre.
Cada día me repito a mí mismo: "Hijo mío, sé constante en honrar a tu padre, no lo abandones mientras vivas; aunque flaquee su mente, ten indulgencia, no lo abochornes mientras vivas. La limosna del padre no
se olvidará, será tenida en cuenta para pagar tus pecados" (Ecclo 3,14). Es la mejor medicina: Soportar con paciencia desde la Caridad al hombre que te engendró, cuidó de ti, ahuyentó los miedos de tu infancia, te sostuvo en tus flaquezas de adolescencia, te acompañó -siempre en silencio- en los momentos decisivos de tu juventud, y se sintió orgulloso -sin que se notara- al verte madurar.
Con sus dones y carencias, con sus virtudes y defectos, con su respuesta a la Gracia y con sus pecados: nada ni nadie puede sustituir a un padre, a TU padre. Se le podrá ningunear, despreciar, matar, expulsar de la vida del hijo... nunca sustituir. Jamás. Ellos son la imagen de Dios Padre Creador-Providente-Legislador-Piadoso-Amigo-Señor-Cabeza-Fuerte-Misericordioso-Constante...
¡Viva el padre que me engendró! ¡Viva a todos los padres!
19/08/13 12:56 PM
  
Charo
Don Tomás, yo tengo un padre de 93 años, y debo decirle que nunca se ha portado de la manera que su amigo le contó. Está orgulloso de su edad, quiere mucho a su familia y jamás nos haría daño a ninguno. Alguna vez sí está triste, porque siempre le ha gustado mucho vivir y vé que se le acaba... pero es un buen católico y se consuela pensado que vá a encontarse con Dios y con todos los seres queridos que se le han ido, que son muchísimos, claro. No sé si ésto dependerá de que vive en su casa de siempre, con una hija que se desvive por atenderle y supongo que no sentirá tanto la soledad como si estuviera tan abandonado como están otros. Que esa es la madre del cordero, lo mal que tratan algunos a sus mayores echándoles a residencias para que no molesten.
19/08/13 1:01 PM
  
Alf_3
Mi padre no tuvo ese comportamiento, aunque sí se volvió exigente. Quiso viudo ya, vivir solo y demandaba mucha atención nuestra, cosa no fácil para mis hermanos y yo, pues teníamos hijos pequeños o jóvenes, a quien dedicar los pocos momentos que deja la vida moderna. Estuvimos con él, tanto, como pudimos. Por mi parte, en esas épocas, tuve las mejores charlas de mi vida, con él.
Ahora tengo que prepararme para mi turno, pues ya tengo 68 y no deseo volverme negativo.
Oremos los unos por los otros.
Gracias Don Tomás por alertarme.
19/08/13 11:01 PM
  
Antonio Sanchez Nieta
La edad de los 80, no es siempre tan negativa, es tiempo de ofrecer tantas limitaciones como expiación de los propios pecados y los del mundo entero, tiempo de rezar más, tiempo si todavía tiene vista de leer, lo que antes no pudo, la vejez es la edad para luchar en tener buen humor, crear paz y sosiego alrededor, ver si son felices los que conviven contigo, por las limitaciones dejarse ayudar y expresar el agradecimiento, es la ultima etapa de la vida, y decirle a la Virgen que como Madre se quede con nosotros porque esta anocheciendo, Ella nos consolará. Saludos Antonio
20/08/13 12:53 PM
  
Ernesto Bañuelos C.
Don Tomás: Voy a cumplir 81 años y veo que ninguno de los diez ítems se adecua a mi vida ni a los muchos ochentones que conozco. Que, como usted dice, hay que pedirle al Señor que nos ayude a prepararnos es muy cierto. Personalmente sugeriría que la preparación empezara por estar constantemente ocupado, evitar el ocio excesivo, caminar por las mañanas, hacerle caso al médico en nuestras dietas, leer, conversar con los amigos. Si fuera posible, enseñar a otros lo que ya se sabe. Hace nueve meses, ya cumplidos mis 80 volví a inscribirme en la universidad para una licenciatura en psicología por internet, semanalmente imparto dos clases de biblia y escribo para dos revistas católicas. Créame que no me siento anormal; un párroco de quien me considero amigo tiene 84 años y sigue trabajando con mucha lucidez y entrega. Esto es conmovedor y ejemplar.
21/08/13 1:47 AM

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