Fórum Alsina desea una iglesia democrática plena
Por estas tierras del sur de España, decimos que existen algunos que les gusta “salirse por los cerros de Úbeda”. Cuando se conoce esta ciudad patrimonio de la Humanidad, se ve que no existen tales “cerros”, sino unas lomas suaves que bordean el amplio cauce del río Guadalquivir por cuyo término municipal ubetense discurren sus aguas.
Otros que se salen por los cerros de Úbeda he encontrado. Tienen por nombre el Fórum Alsina, y residen por tierras de la provincia de Gerona, en Cataluña, región de España.
¿Por dónde se salen por los cerros de Úbeda?.
Han escrito un mensaje a la opinión pública con motivo del cincuentenario del Concilio Vaticano II. Lo han fechado en la Pascua de Pentecostés.
Veamos unos párrafos literales del papel:
“Todo el Pueblo de Dios tiene capacidad, derecho y deber de discernir e interpretar los lenguajes que deben facilitar la acogida de la verdad revelada. Todo el pueblo puede y debe hacerlo; nadie puede ser excluido, aunque las intensidades y las perspectivas sean diversas. En este tiempo en que prevalece la cacería de brujas y las condenas intransigentes, conviene subrayar la labor de los teólogos, preeminente y equiparada a la de los pastores".
Y sigue: “La pretensión de usurpar este derecho y este deber por parte de una élite encumbrada y el intento de proclamarse poseedores indiscutibles de la verdad, sustituyendo la palabra de Dios susurrada en el corazón de todos los creyentes por la suya y la obediencia pasiva a esta pretensión son totalmente incompatibles con el Evangelio".
El Fòrum Alsina reclama “la calificación de la cultura democrática como excelente signo del tiempo, que ha de dar forma a la Evangelización, en el anuncio de la Buena Nueva que requieren estos tiempos". “Se hace inaplazable un cambio decidido y sincero en una doble dirección: un reconocimiento explícito y fiel que la verdad, tanto teológica como moral, la buscamos, la encontramos y la edificamos entre todos, hombres y mujeres, y la puesta en marcha de una gestión transparente y solidaria de la estructura representativa; que no haya nombramientos impuestos desde arriba, sino elegidos y que los cargos y las prebendas estén realmente al servicio de la comunidad.”
“Son dos retos magníficos que tiene en sus manos el obispo de Roma, Francisco, para afrontar los cambios que tanto convienen a la Iglesia. Cuanto más democrática sea la iglesia, más Iglesia de Jesús será y más sacramento (signo y presencia) de un Dios que no presume de poder ni ejerce la dominación, sino que es y genera todo respeto a la diferencia, relación cordial, diálogo atento, confianza infinita y amor sin barreras ni intereses espurios, ternura exquisita hacia los débiles y descarriados, aquellos que viven y se mueven en las periferias a las que se refería el Papa Francisco en una de las sesiones preparatorias del cónclave", concluye la nota.
Otro sudoku para el Papa Francisco, quien se nota tiene unas espaldas grandes para recibir escritos de este calibre y archivarlos donde lo haga.
Mientras, las señales que el Papa emite con sus homilías parece que no afectan a los firmantes de estos papeles que se salen por los cerros de Úbeda con todas las letras.
Para saber más hagan clic aquí.
Tomás de la Torre Lendínez
19 comentarios
No nos engañemos. Estas movidas no son mas que caballos de Troya para destruir la Iglesia.
Y claro,le marcan al Papa lo que ha de ser la Iglesia.
Prefiero una Iglesia que se de a una Iglesia que reclame.
Será porque me voy haciendo mayor y no tengo ganas de determinados cambios a estas alturas de mi vida,don Tomás. Un abrazo.
Es una frase con mucho contenido político "residen por tierras de la provincia de Gerona, en Cataluña, región de España"; pero constitucional y legalmente, guste o no a unos y a otros, Cataluña es una Comunidad Autónoma de las 17 que conforman el Reino de España.
Mucho me temo que todo el Pueblo de Dios no tiene “capacidad” de discernir, es más: los apóstoles no se enteraban de nada y eso que Jesús se pasaba horas explicándoselo. Me gusta eso de “subrayar la labor de los teólogos equiparada a la de los pastores” (es decir: todo el mundo, todo el Pueblo de Dios es ese grupo de teólogos) en este tiempo de caza de brujas… ¡toma castaña! Y yo con estos pelos sin enterarme de la fiesta con lo que molan… (las brujas, claro)
Lo de calificar a la “cultura” con un adjetivo es una tentación que está siempre ahí, pero si decimos la palabra mágica “democrática” entonces… entramos directamente en éxtasis y en fase alfa y ya sobra lo demás: ni verdad teológica, ni moral, ni hombre ni mujer, ni transparente ni solidaria, ni desde arriba ni desde abajo… es que “democrática” lo incluye todo y es el primer mandamiento: creerás ciegamente en lo democrático como bien supremo.
El Papa Francisco, que viene de otro continente y otro ámbito más catetillo, necesita que le digamos, desde Cataluña, España (aggghhh que no es Spain), lo que tiene que hacer para hacernos felices; tiene que hacer lo que a nosotros nos gusta: poner globos en San Pedro, repartir chuches y rosquillas el día del santo patrón, regalarnos una bici en Navidad, vender el mogollón de joyas y cuadros que ni caben en los museos y dar el dinero a los pobres, repartir credenciales de “cultura democrática” según vayamos presentando iniciativas: ¿Cuánto de democrático es jugar con el "yo-yo" en Misa? ¿Vale una sardana bien sentida en vez de la penitencia?
¡Que la jerarquía nos ayude a discernir!
«Si uno quiere ser el primero, sea el último de todos y el servidor de todos.» En la Iglesia católica prima el servicio.
Lo malo de esto, es que el servicio, solo 'se supone' al diácono, presbítero y obispo; ocurriendo, en la 'vida real', que no están verdadera y realmente, al servicio de los demás.
De ellos, nos dice el apóstol de los gentiles: "se adelantan a tomar el pan y se apacientan a sí mismos".
Madre Teresa de Calcuta -y todos los santos- es grande en la iglesia, pues grande fue su espíritu de trabajo, sacrificio y entrega. Y esos son hoy -y siempre- los grandes de la iglesia; los que mucho sirven porque mucho aman, los que recibirán -ya recibieron-, de Dios mismo, su recompensa, más no por sus obras de amor, sino por haber sido, en todo, "obedientes a la voluntad de Dios".
La Iglesia terrena, ¿quién la podrá gobernar que, previamente, a sí mismo, no se sepa a negar?
Quiera el Señor, guardarnos 'a todos' en la negación de nosotros mismos para así, continuar en Su labor; quiera el Señor.
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