Opinión personal sobre la renuncia de Benedicto XVI
Han pasado tres días desde el histórico 11 de febrero, cuando la suave voz de Benedicto XVI, anunciaba, urbi et orbe, su retirada del ministerio petrino al faltarle las fuerzas y tras haberlo pensado ante su conciencia y el mismo Dios.
Las reacciones de los medios de comunicación han acogido firmas de articulistas y ensayistas clasificables. Una mayoría absoluta ha entendido e interpretado la renuncia papal como un servicio más de los tantos que Benedicto XVI ha dado a la Iglesia Católica, y por lo tanto, han comentado que el agradecimiento es la mejor despedida que puede recibir un Papa que renuncia al cargo, algo tan legal como seguir ejerciendo el Pontificado hasta dar su vida como han hecho los antecesores.
Una minoría, de las firmas publicadas, se ha permitido sugerir que debería haber aguantado, a pesar de los achaques de salud, hasta el último suspiro dentro del apartamento papal ubicado en el interior del Vaticano.
Intento aportar una tercera vía al debate de estos días en los medios de difusión mundial. Es el siguiente.
Miremos cómo la historia nos presenta a los Papas y los modos pastorales de vivir el ministerio según cómo y cuando.
1.- Durante el antiguo régimen, cuando los Papas eran jefes de los Estados Pontificios, nos encontramos con sucesores del apóstol Pedro que llevaban armadura, celebraban misa con espada, montaban a caballo, arengaban a sus súbditos y ejércitos, conveniaban santas alianzas contra los enemigos de la fe, o los países hostiles y deseosos de domeñar la libertad de la Santa Iglesia Romana.
Todos los Papas morían con las botas puestas, o en la cama de su habitación vaticana.
Las consecuencias de aquellas maneras pastorales las recogen los libros de historia con todo lujo de detalles. Tengo ahora mismo en mis manos Diccionario de los Papas, escrito por Juan Dacio, con prefacio de Vintila Horia, publicado en Ediciones Destino, de Barcelona, en el año 1963.
Reconozco que modernamente se han publicado mejores monografías sobre los Papas, pero no deseo agotar el tema aportando más bibliografía.
2.- En los convulsos años del siglo XIX, durante el pontificado de Pío IX, se produjeron los acontecimientos de la búsqueda de la unidad de la península italiana hasta nacer el Estado italiano.
Caído el poder temporal de los Papas, éstos se consideraron a sí mismos, como los Prisioneros del Vaticano, Pío IX, León XIII, Pío X, Benedicto XV, a penas salían de los muros de los palacios apostólicos. La reclusión voluntaria debía romperse.
Pío XI con la firma de los Pactos de Letrán en 1929, daba a la historia el nacimiento del Estado del Vaticano, tal como lo conocemos a fecha de hoy. Se entraba en otra etapa de gobierno pastoral más abierto a la ciudad de Roma y al resto del mundo.
3.- El Concilio Vaticano II, cuyo cincuenta aniversario celebramos, abrió la Iglesia Católica al dialogo con el mundo moderno. En este aspecto la figura del Papa se convierte en peregrino por el mundo, el primero en hacerlo es Pablo VI con su conocido viaje a la asamblea de las Naciones Unidas en Nueva York, donde tuvo un memorable discurso a todos los representantes del mundo.
El Espíritu Santo trajo una sonrisa rápida en Juan Pablo I que duró treinta y tres días en el solio de San Pedro.
Tras aquella fugacidad apareció el ciclón llamado Juan Pablo II, quien durante más de veinticinco años, recorrió el mundo entero, juntaba las multitudes en los estadios, arrastraba a los jóvenes en las Jornadas Mundiales de la Juventud, y puso un estilo nuevo de ejercer el ministerio petrino solamente apto para personas de su fuerza y dinamismo.
4.- Benedicto XVI es elegido en el año 2005. Desde antes su salud era quebradiza. Había sufrido episodios cardiovasculares. Durante los ocho años se ha esforzado al máximo para cumplir con su misión de Siervo de los Siervos de Dios lo mejor posible dentro de sus achaques de salud.
Conocedor de su inmensa función pastoral, ha hecho uso de los cánones del Código de Derecho Canónico, ante la evidencia de falta de fuerzas físicas para seguir pastoreando la Iglesia universal.
Conclusión
Con esta decisión se entra en una nueva etapa histórica de la Iglesia, que es solamente conocida en los libros de historia cuando ocurrió hace varios siglos.
A partir de ahora, Benedicto XVI ha puesto en circulación un nuevo concepto del Papado: la jubilación es algo muy natural en la vida actual. Los obispos y los curas se jubilan a los 75 años.
¿Por qué no puede un Papa dejar su ministerio y retirarse a vivir entre la oración y el estudio hasta que el Señor lo llame a la Casa del Padre?
Los sucesores de Benedicto XVI tienen la opción, llegado el momento, de imitar a los antecesores y morir con las botas puestas. O seguir el ejemplo de la renuncia. Tan dignas son ambas formas de llegar al final del servicio a la Iglesia Católica.
Por lo tanto, Benedicto XVI no ha traicionado ni la Tradición, ni nada esencial dentro de la Iglesia. Ha modernizado el Papado al nivel de cualquier ciudadano, quien, llegada la edad por enfermedad y falta de fuerzas puede jubilarse con todos los honores.
¿Por qué el Papa no puede hacer lo que disfrutan todos los seres humanos: jubilarse y dejar paso a otro más joven que tome las riendas pastorales de la Iglesia?.
Tomás de la Torre Lendínez
22 comentarios
Un abrazo.
BXVI es muy capaz de dar un paso atrás y no influir en su sucesor. Pero eso es algo que él es capaz por su carácter bueno y sensato. No se si JPII hubiera sido capaz. Y de los que vengan...
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Lea el articulo de Yago de la Cierva en El Mundo del martes pasado, titulado Traicion a la Tradicion.
Bloguer
Estas reacciones son comprensibles. Yo mismo reconozco que no me gustó esta "deserción". Tuve que hacer un esfuerzo no pequeño para entender su postura y asumirla. Por supuesto, ahora surgen como las setas los oportunistas de toda laya, los pescadores de miserias varias para vender sus libros de nula calidad.
Estando de acuerdo con usted, D. Tomás, y siendo verdad que Benedicto sienta un precedente para la admisión con más naturalidad de la "jubilación" de los Papas, lo cierto es que no es una decisión equiparable a la clásica e inmensamente mayoritaria de permanecer hasta el final natural de la vida en el cargo. Aunque la existencia de la Iglesia está por encima de la de los Papas, no es menos cierto que asumir ser el vicario de Cristo en la Tierra no es una suerte de cargo del que cabe retirarse más que por razones absolutamente excepcionales, como así demuestra la propia historia de la Iglesia. No sé cómo se puede ser un jubilado de vicario de Cristo. Supongo, como al parecer así va a ser, que solo enclaustrado y viviendo una vida entregada por completo a la oración. Después de ser Papa ya no se puede ser otra cosa aquí en la tierra.
Afortundamente, y al menos hasta ahora, esto no sucede así. En la renuncia del Papa, lo primero de todo es ver que Benedicto XVI es un hombre de Dios, y partiendo de ahí ha tomado una decisión que nos es muy difícil a nosotros de calibrar, pero si hay algo que es seguro es que no se sujeta a criterios mundanos, incluidos los de una mera jubilación, en el modo convencional en que ésta se entiende. Al menos así lo veo yo, y en la línea de lo expresado por rojobilbao y Samuel Maudo, espero seguir asombrándome y aprendiendo de Benedicto XVI cuando de nuevo sólo lleve por nombre el de Joseph Aloisius Ratzinger.
Esos Papas sabían luchar por Dios y por la Santa Iglesia, si tenían que ponerse la armadura y luchar contra los enemigos de la fe lo hacían con todo el valor y la alegría del mundo. Los Papas actuales luchan de otra manera por la Iglesia, puesto que el mundo cambió desde la infame Revolución Francesa hasta convertirse en una cloaca de inmoralidad, ateísmo, librepensamiento y falta de Dios.
Oremos porque el nuevo Papa sepa imprimir a la Iglesia los valores de antaño y luche contra los numerosos e implacables enemigos de la fe, los cuales están al acecho como hediondas fieras esperando saltar sobre la Inmortal y Santa Iglesia Católica Apostólica Romana.
Surgen muchas especulaciones por la renuncia del Papa. Cualquier tipo de fantasía que se les ocurra. Les cuesta creer que un hombre próximo a cumplir 86 años, con presumibles desgastes físicos y mentales, en una muestra de honestidad que es admirable, pueda renunciar al papado.
Entonces ¿para que carrizo existe la figura de la renuncia en el derecho canónico, si el Papa no puede renunciar?. El asunto ciertamente genera, a mi modo de ver (en mi ignorancia) un problema teológico (resuelto en parte por la permisividad del código) pero no es eso lo que plantean.
En sus erróneas interpretación de Dios y la libertad del hombre, no se les ocurre pensar que, aun en el caso del Papa, Dios sigue respetando la libertad humana, sino fuera así, entonces el cargo del Papa fuera una imposición absoluta que coarta esa libertad (aclaro para cierta gente: no confundir libertad con libertinaje)
Con el Papa Juan Pablo II, se alarmaban porque no renunciaba, y lo catalogaban de terco. Con éste que lo hace, inventan cualquier tipo de historias que supuestamente lo justifica (desde masonería, los jesuitas, los pederastas, etc)
Ya verán después del 28 de febrero a estos pitonisos, ateos, agnósticos, sectas y afines, enfilar las baterías contra el nuevo Papa, y de Joseph Ratzinger, pues "ni me acuerdo"
¿Es que el Espíritu Santo no va a estar hasta el final de los tiempos, según nos quedó dicho por el Señor? Entonces, ¿por qué hay miedo, temor, falta de esperanza, desconfianza... y no se qué cosas más?
¿A qué viene tanto juicio de si ha hecho bien o no Benedicto XVI, si para eso también habrá un Juicio Final, como todos sabemos que lo tendremos? ¿O no?
¡Cuánta oración hace falta! Y cuánto poner en práctica, de verdad, nuestra verdadera fe.
Me preocupan las palabras del Papa: Reconoce que es algo negativo.
O sea que según Vd. Rvdo.Padre, a partir de ahora cualquier Papa puede renunciar según su criterio. Pues mal vamos.
"¿Por qué el Papa no puede hacer lo que disfrutan todos los seres humanos: jubilarse y dejar paso a otro más joven que tome las riendas pastorales de la Iglesia?".
A una pregunta fácil, le correponde una respuesta sencilla.
Porque el Santo Padre no es un representante de una multinacional, es el Representante de Dios Nuestro Señor en la tierra y debe dar ejemplo hasta el final.
Por lo tanto, yo soy de esas minorias católicas de las que Vd.habla. Este tipo de sorpresas que conducen al desencanto, al disgusto y por tanto a una profunda tristeza por lo incomprensible que resulta, y queriendo en el fondo y en la forma entender lo que ha llevado a Benedicto XVI a esa renuncia o claudicación, sólo la podemos asumir, que no entender, desde una fe sin fisuras y con unos principios inamovibles.
A todos aquellos que dudan y conspiran: Sus ataques contra el Orden y la Santa Madre Iglesia Católica, Apostólica y Romana son de todo punto intolerable, y les puedo asegurar que les granjearán palco de honor en la más sulfurosa y abrasadora sima del Averno por toda la Eternidad..
Arrepiéntense, confiesen sus pecados y confíen en la infinita Misericordia del Altísimo.. Aún no es tarde, pero les advierto a aquellos que dudan de las palabras del Vicario de Cristo, que andan Vds. jugando peligrosamente con fuego, azufre, herejías y pecados mortales.. Es el cóctel preferido de ese devorador de almas pecaminosas sumamente "gourmand" que es el Angel Caído.
Advertidos quedan, solemnemente y con la extraordinaria gravedad que la ocasión merece. Oren férvidamente y es posible que sus ánimas alcancen el Divino Perdón cuando les toque rendir cuentas a San Pedro.
Si ha discernido su retiro, igual que el Espíritu entonces (hoy estoy seguro) acertó, confío en que ahora también lo hace. Es un misterio, es fe, es el misterio de la fe. A veces me cuesta creer. Hoy creo sin dudas en la verdad de lo que el Santo Padre manifiesta, en su libertad para renunciar, en que reconoce la necesidad de plenitud de facultades para servir a la Iglesia como es necesario en este momento.
Oremos todos en unidad para que el siguiente sucesor de Pedro sea fiel al Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo que nos da la Vida.
Paz y bien.
La del Papa fue una decisión o una inspiración?
Cómo conciliar la cruz de Cristo con debilidad física o espiritual?
En qué situación quedan las renuncias debidas a Cristo en: el celibato; la castidad en la homosexualidad; el respeto a la vida desde la concepción a la muerte natural;el no rotundo a la eutanasia; el no al divorcio...mas fortalecidas o mas debilitadas?
Cómo queda el Amor, la Fe y la esperanza?
Me hago eco también de las palabras de la liturgia: "Cuya fe sólo tu conoces"
Confío en que la oración dará la luz que necesitamos.
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