Sor María descansa en paz y Bastante fabula otra vez
He esperado dejando pasar unas horas. Ha muerto Sor María Gómez Valbuena, la monja presuntamente acusada de la desaparición de niños recién nacidos en la maternidad de una clínica madrileña.
Esta monja, si algo hizo, nunca ha estado sola en una operación de este contenido. Siempre, en casos similares, es una cadena de personas las que están al tanto de cómo un recién nacido se entrega a otros que no son los padres legítimos.
El pasado 13 de abril escribí un post, en este Blog El Olivo, titulado:
Monjas en los tribunales: Sor María y las de Iesu Conmmunio
Para leerlo hagan clic aquí.
La justicia humana y los medios de comunicación social se han quedado sin hueso que roer y sin imágenes que pasar en los telediarios de las cadenas televisivas.
¿No sabemos que Dios escribe derecho con renglones torcidos?
La respuesta a la pregunta anterior viene a la actualidad de quienes creían, desde sus medios de comunicación, que iban a disponer de Sor María, una mujer de cerca de noventa años sufriendo con problemas coronarios, una larga vía dolorosa para ella. Su final estaba anunciado por los partes médicos que el abogado presentó la semana pasada ante el juzgado que entendía esta causa.
Ahora si existen otros eslabones de la cadena de pérdida de niños en los primeros años ochenta, en plena democracia, serán los que tengan que declarar y apechar con las responsabilidades penales caso que las hubiera.
Sin embargo, el incansable señor Bastante se ha permitido escribir un artículo titulado: Sor María y el silencio en la Iglesia.
Con lo amigo de fabular que es Bastante afirma esta frase:
“Una vez más, y esta vez de forma trágica (tanto por la muerte de la religiosa como por la insufrible situación de miles de familias, de miles de hombres y mujeres que vieron cómo se les arrebataban su sueños, sus vidas, sus familias), el silencio se impone. Y con él, la indignidad.”
¿Dónde están los miles de hombres y mujeres?.
Según los datos suministrados por el juzgado son cuatro casos. Dos de ellos se ha llevado Sor María todos los secretos a la tumba. Los otros dos pueden seguir adelante pues existen otros imputados presuntos.
Así que ruego a Bastante que no invente y deje de meter a la Iglesia completa en un asunto donde no tiene nada que ver, ni por acción ni por omisión.
Sor María ya está ante el Juez de vivos y muertos, el Señor. La justicia humana debe buscar pruebas por otra parte y los medios de comunicación deben buscarse otros chivos expiatorios para sacarlos en la portada de los informativos y noticiarios televisivos.
Y Bastante debe fabular con otros asuntos. El caso lo ha cerrado el mismo Dios.
Para saber más hagan clic aquí.
Tomás de la Torre Lendínez
17 comentarios
Es una de las grandezas de nuestra fe. Sabemos que la justicia humana es lenta, equívoca, temporal, parcial, susceptible de error y que nunca termina verdaderamente de hacer eso precisamente, justicia (el caso de Sor María es un ejemplo). Y además, con buenos abogados -que son muy caros además-, los verdugos pueden salir impunes.
Pero la justicia que nos impartirá el Señor será inmediata, verdadera, para siempre, definitiva y sobre todo hará justicia plena y absoluta a todos: a víctimas y a verdugos. Y no hay en la tierra mejores abogados -y gratis- que los que tendremos en ese Tribunal del Cielo: la intercesión de los Santos y sobre todo de la Santísima Virgen, las oraciones y los sacramentos, y las buenas obras hechas en la vida.
Porque el Señor lo prometió y lo cumplirá: "Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia porque ellos quedarán saciados"
No es,
"presuntamente acusada de la desaparición de niños",
puesto que la acusación es real, siendo de su implicación en el asunto respecto de lo cual se aduce la presunción hasta el momento presente.
Tampoco es presunta la desparición de los niños, puesto que ésta fue real.
Más bien considero que sería, por lo tanto:
"acusada de presunta responsabilidad en la desaparición de niños".
Afectuosamente.
Es más que evidente que no puede cargarse solo en la espalda de una persona, lo que solo se ha podido realizar con una cadena de personas. Por otra parte, el haber cargado las culpas en solo una persona, para aprovechar su pertenencia a un instituto religioso, y de paso arrearle a la Iglesia Católica, ha tenido como consecuencia que nada se pueda investigar ya estos hechos.
Los hechos denunciados son gravísimos, pues de ser verdad, no solo implicarían graves delitos, sino también pecados mortales en todos los que los cometieron. Dios puede perdonar los pecados de aquellos que se arrepientan, y solo él, y el confesor si le son confesados, pueden saber lo que albergaba el corazón de una persona. Pero de ser verdad lo que se narra, se generó uno de los dolores más grandes que puede tener un ser humano, el perder a su hijo recién nacido; se dijeron graves mentiras; y se produjo una espantosa lista de pecados que creo innecesario seguir enumerando.
Pero hay que insistir en que una sola persona no habría podido haber hecho todas estas cosas sin ningún respaldo. Por otra parte creo que sería bueno reflexionar, cómo las investigaciones han tardado tanto en realizarse, llegando a un punto en el que era más fácil que no hubiera forma de llegar a la verdad, simplemente porque las "leyes biológicas" hubieran ejecutado su sentencia.
Los comentarios están cerrados para esta publicación.