Humor en el Concilio, nunca el Concilio del humor

Empezamos un mes esencial para la Iglesia Católica. Los grandes acontecimientos que se avecinan ocuparán grandes titulares en las portadas de los diarios, de los noticiarios de radio y televisión, y en las redes sociales novedoso campo de encuentro rápido de la noticia y de la opinión en el campo digital.

El cincuentenario de la apertura conciliar por el Papa Juan XXIII, el Sínodo de los Obispos sobre la Nueva Evangelización, la apertura del Año de la Fe, el doctorado eclesial de San Juan de Ávila.

Vuelvo la vista atrás, recuerdo cómo se vivió la preparación del Concilio Vaticano II, con una prensa escrita donde brillaban los corresponsales enviados a Roma: José Luis Martín Descalzo, Antonio Montero Moreno, José María Javierre…….y otros que tomaron caminos estrafalarios.

La radio era el medio más cercano y familiar. La más volcada fue Radio Nacional de España, que transmitió en directo la ceremonia de apertura del Concilio.

La televisión era un aparato prohibido en la generalidad de las familias que aún no habían llegado a entrar en el concepto de la clásica clase media. Los ricos sí la tenían.

Durante aquellos años el humor tuvo sitio en la Iglesia Católica que abría un Concilio después de casi un siglo de haber cerrado de prisa y corriendo el anterior.

Acaba de editarse un libro titulado Las burbujas del Concilio, que estará en las librerías pasado mañana, tiene 128 páginas y vale 12 euros. Es la reedición del original publicado en el año 1966, editado en francés, traducido a diversos idiomas.

El contenido es una serie de anécdotas escritas con la ironía francesa, algunas fueron reales y otras inventadas, ocurridas durante los tres años de duración del Concilio Vaticano II.

En el portal de Vatican Insider han colgado algunas de ellas. Colocaré solamente una:

Toilette
“Los baños del Concilio tenían dos indicaciones en italiano: «libre» y «ocupado». Un obispo propuso que se tradujeran al latín, con estos términos: «sede vacante» y «feliciter regnante»”.

Espero que el humor no falte durante este octubre, tan importante para la Iglesia de nuestros días.

Ese humor que hace cincuenta años llenó el tiempo de los padres conciliares y que ahora miro como las viejas fotografías en color sepia que había en la casa de mis abuelos cuando me dejaban husmear por los cajones de la cómoda y del aparador.

Para saber más hagan clic aquí.

Tomás de la Torre Lendínez

3 comentarios

  
Caminant
Debe ser un libro muy agradable de leer.Tengo algunos amigos que ejercieron de traductores(eran jóvenes religiosos que sabían idiomas)y contaban que las pasaban canutas especialmente traduciendo el latín casi tudesco de los sinodales alemanes.¡Estos alemanes ni hablando latín puede enterarse uno de qué hablan!.
Tengo especial devoción por S.Felipe Neri que debió ser un santo alegre y sencillo.
Buen lunes,don Tomás.
01/10/12 8:08 AM
  
Ferdustre
Con alegría y buen humor se hacen siempre mejor las cosas. Y renace mejor la fe y la esperanza. Les deseamos a los Padres Sinodales todo tipo de ventura, buen hunor y felicidad en sus esforzados trabajos.
Y les acompararemos con nuestras oraciones.
Saludos.
01/10/12 10:36 AM
  
Roca
Recuerdo una de las anécdotas (al parecer, real) de la época: sabido es que algunos Padres, de diversas partes del mundo, usaban el Latín para comunicarse entre ellos... En cierta ocasión uno fijó una cita con otro, y para concretar la hora le dijo: Potest venire quinque horas? (¿Puedes venir a las cinco?). Al interpelado, por lo visto, le era imposible esa hora, pero en vez de responderle "Non possum" (No puedo), debió olvidar la irregularidad de dicho verbo y, al "potest venire?" del compañero respondió. "Non poto" (No bebo...!!)
01/10/12 8:38 PM

Los comentarios están cerrados para esta publicación.