Ridículo inglés de prohibir la Religión en los juegos olímpicos
Los juegos olímpicos de Londres han bajado el telón. Ayer tarde, con la final de baloncesto entre España y Estados Unidos, cayó la última medalla en el talego español, fue una plata que sabía a oro.
Tuve puesta la primera cadena de la televisión española para la imagen, pero mantuve una emisora de radio para el audio. Durante la transmisión del partido estuvieron diciendo que esos jugadores son millonarios de tomo y lomo, pues tienen sus contratos de oro con equipos yanquis en la liga de baloncesto de aquel país.
A nadie se le ocurrió hacer un signo religioso en todo el partido. Eran obedientes chicos de la organización olímpica londinense que ha prohibido la entrada de la Biblia u otros signos religiosos. Esta decisión ha sido tan pagana, tan absurda, que ha resultado como querer colocar puertas al campo.
La fe ha entrado con los atletas, con las personas en sus corazones y en sus maletas. Veamos tres ejemplos paradigmáticos.
Primero, fue el jamaicano, Usain Bolt hijo del viento y de los mejores corredores de la historia deportiva mundial al llevar colgada en su hercúleo cuello, una cadena de oro con una medalla, y cuando se preparaba para la salida, se hizo la señal de la Cruz mirando y rezando hacia el Cielo.
Segundo, fue la atleta etíope Meseret Defar quien protagonizó uno de los momentos más emotivos de las Olimpiadas de Londres 2012 cuando al cruzar la meta en la final femenina de los 5000 metros lisos y hacerse de la medalla de oro, sacó de su pecho una imagen de la Virgen María, la mostró a las cámaras y se la puso en el rostro en un momento de intensa oración.
Tercero, Leonel “Leo” Manzano ganó después de 44 años una medalla olímpica para Estados Unidos en la prueba de 1500 metros lisos y los más felices con su hazaña son los miembros de la parroquia San Ignacio Mártir en Austin, Texas.
A esta parroquia acude a participar en la Eucaristía cada vez que está allí. Incluso en el mes de abril impartió una charla a los niños de la escuela católica local.
Es un atleta de baja estatura, mide 1,65 metros, nacido en Méjico y criado en Estados Unidos. En la parroquia lo están esperando con todo el interés posible, ya que es muy apreciado en toda la comunidad y desean celebrar su éxito.
El paganismo decretado por los organizadores olímpicos británicos se ha quedado más en el mal recuerdo de estos juegos que en la realidad.
Los atletas cristianos han recordado que las palabras de Pablo en la segunda Carta a Timoteo son verídicas ya que el atleta nunca es coronado si no lucha y se esfuerza legítimamente.
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Tomás de la Torre Lendínez
8 comentarios
Estos atletas que la han manifestado merecen todo el respeto.
Los organizadores dan coces contra el aguijón...
Buen lunes,don Tomás.
Es como querer quitar el oxigeno del aire o del agua.
Una actitud infame, ingenua, ridícula y paleta de los organizadores.
...bien que les dieron anoche para el pelo en la 'solemne ceremonia de clausura'. Fue, por lo visto, el único desahogo 'religioso' permitido y alentado por el COI (cuál, si no, que no sea el consabido "Dale al católico"). Y bien que lo aprovecharon: sobre un fondo musical que proclamaba "La vida es una mierda, una farsa sin sentido en la que la muerte tiene la última palabra... Si vienes de la nada y vas a la nada, ¿qué pierdes? Nada", aparecieron estrambóticas monjas patinando y levantándose el hábito para mostrar su 'regazo' pintado con la Union Jack...
Todo penoso. Mi marido es británico y apagó la t.v. , pura vergüenza. Lo peor, no se lee ni oye crítica alguna, ¿nos hemos vuelto idiotas?
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