Confesión de una monja abortista y feminista
De vez en cuando la fuente inagotable de la Red trae a la orilla de la playa digital unos peces dignos de ser conocidos por los demás, máxime si la vida y obra de de estas personas están en el Brasil que se prepara a la JMJ del año próximo.
Hoy traigo la confesión de una monja que se expresa muy bien, pero que confunde obediencia con apariencia delante de sus superiores, que lanza dardos como cerbatanas con veneno, que está tan lejos del Magisterio de la Iglesia, que es mejor rezar por su conversión al Señor.
La ficha de su biografía es ésta:
Ivone Gebara
São Paulo, 1944. Doctora en filosofía con una tesis sobre Paul Ricouer. De la Congregación de las Hermanas de Nuestra Señora en 1967. Estudió teología. En 1973 se traslada a Recife. Durante 17 años profesora de teología y filosofía en el Instituto de Teología de Recife, cerrado en 1989 por el Vaticano. Asesora de grupos populares especialmente de mujeres. Profesora visitante en diferentes universidades y centros de estudio en Brasil y en el exterior. Escritora de libros y artículos de filosofía y teología en la perspectiva feminista de la liberación. En 1998 defiende una tesis doctoral en Ciencias Religiosas en Lovaina sobre el problema del mal femenino, traducida a diferentes lenguas. Hace más de 15 años vive en un barrio popular de Camaraqgibe, a 25 km de Recife. Atiende a solicitudes de grupos de su barrio de manera puntual. Miembro de la Asociación de Teólogos y Teólogas del Tercer Mundo, ASETT.
¿Cuáles son sus ideas esenciales?
Aquí tienen algunas perlas entresacadas.
¿Cuál es su congregación?
“Su congregación son las Hermanas de Nuestro Señor, una congregación de origen francés, sólo de mujeres. Estamos en muchos países, Francia, Bélgica, Holanda, Inglaterra, Vietnam, Hong Kong, y en Latinoamérica, en Brasil y México.”
¿Qué vínculo tienen con el Vaticano?
“Oficialmente hay un vínculo de dependencia en el sentido de que la organización de las congregaciones es aprobada por el Vaticano. Algunas mujeres se han sometido, pero nosotras hemos querido hacer lo que creíamos, que era nuestra interpretación del Evangelio. Siempre hemos peleado incluso con el Vaticano, discutiendo nuestros textos.”
¿Cómo llegó al feminismo?
“La clave fue que un día me encontré con dos feministas en San Pablo, una de ellas me dijo: “Ustedes trabajan teología, ¿pero cuáles son los contenidos?”. Sobre Jesucristo y otras cosas, le dije. Y me preguntó qué cambio tenía eso en la vida de las mujeres, si yo trabajaba la cuestión de la sexualidad, si había enfrentado el tema del aborto. No, le dije. Y me di cuenta de que no conocía nada de las mujeres. Ese fue el comienzo. Me acerqué a grupos feministas de Recife como SOS cuerpo, democracia y ciudadanía. Decidimos programar tres encuentros entre feministas liberales y teólogas en Recife, San Pablo y Río. Desde ese momento, hice mi opción por el feminismo, alrededor de 1992.”
¿Qué razones usa para justificar el aborto?
“Digo cosas muy sencillas: el óvulo es una posibilidad de ser un ser humano, pero para poder ser un ser humano necesitas de sociabilidad, de vida. La Iglesia valora mucho más la vida del feto que la de las mujeres, y entonces mi pregunta es por qué la vida de las mujeres tiene menos valor. Hablan de la inocencia. Y yo digo: ¿Qué es la inocencia? ¿Por qué se habla de la inocencia del feto y no de la inocencia de la mujer que fue violada?
No son argumentos que convencen a todas las mujeres católicas, pero si puedo hacer un proceso de formación hay luces que se encienden. A veces me dicen: “El de arriba quiere esto”. Y yo le digo. “El de aquí, tú, tienes que decidir”. Lo que hago es siempre volver la responsabilidad no para el sacerdote, el obispo, a Dios, a la Virgen. El que decides, digo, eres tú. También hago la reconstrucción de algunas cosas del cristianismo. El cristianismo habla de la reencarnación.”
Con estas ideas erradas, con una síntesis de religión a la carta, con un panteísmo sincretista, con un pasar por encima del Magisterio de la Iglesia, está monja se confiesa en una entrevista, que los lectores amigos pueden encontrar en el siguiente enlace:
Nunca le daremos las gracias suficientes a Dios que el Beato Juan Pablo II y su presidente de la Congregación de la Doctrina de la Fe, el cardenal Ratzinger cerrara el centro de estudios teológicos de Recife y tantos otros nidos de herejías que había por diversos lugares.
La ley de la vida acabará definitivamente con personas como ésta monja.
Tomás de la Torre Lendínez
16 comentarios
Buscan tanto el feminismo que pierden el sentido humano.Un hombre es tal desde el momento de la concepción,porque desmontando la teoría de esta misma persona,si un mendigo de Zaragoza no alcanza esa sociabilidad de la cual habla,jamás será persona o dejará de serlo según le vaya. Creo que lleva un buen lío en sus ideas y en su corazón.
Un saludo,don Tomás.
PD:Tenía compañeros jesuitas,allá por los años 70,que recogían con un todo terreno los fetos vivos tirados a la basura de los hospitales,saliendo por piernas cuando los perseguían en la ciudad de Fortaleza(Brasil). Eran un hermano polaco y un sacerdote español. Ambos expresaban la alegría que sentían al recoger vivo a esos niños que habían sido eliminados...
¿No se ha, o la han, securalizado?
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A fecha de hoy no.
Tomás
Qué mala es la curiosidad algunas veces...
San Pablo echaba buenas broncas a los que enseñaban y creían lo que les daba la gana y no el Evangelio tal como los Apóstoles lo habían transmitido. Seguro que él no tendría tanta tolerancia ante gente que hace tanto daño a la Fe de la Iglesia. ¿Cuándo se van a empezar a tomar medidas para extirpar este cáncer?
Y si no se limpia la cabeza (¡qué raciocinios, madre mía! Y es filósofa...), pues que se limpie el corazón, sea más coherente y sincera, y deje la vida religiosa para coordinar a las "free-choice".
O se convierta a Cristo, realmente. Pero no parece.
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